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Artículo
https://doi.org/10.56219/letras.v64i105.3276
En el ámbito léxico se identifican numerosos americanismos, es decir, vocablos y acepciones propias del español americano, algunos de ellos con un uso generalizado en diversas regiones, mientras que otros presentan un carácter más local. Entre estos americanismos podemos mencionar palabras como amarrar (atar), balacera (tiroteo), bravo (enojado), cachetes (mejillas), cuadra (manzana), egresar (graduarse), fríjol (alubia), friolento (friolero), manejar (conducir), entre muchas otras (Moreno Fernández, 2020).
Asimismo, en el acervo léxico del español colombiano se encuentran incorporados vocablos de origen africano, debido a la presencia histórica de comunidades afrodescendientes en el territorio nacional. Unidades léxicas como marimba, macondo, pachanga, mandinga, malanga, ñame, cumbamba, burundanga, cumbia, cumbiamba, bemba, guineo, entre otros, constituyen un legado lingüístico africano que se concentra, principalmente, en campos léxicos relacionados con la gastronomía, la música, la fauna y la flora. Es importante señalar que, a pesar de esta influencia, la presencia de africanismos en el español colombiano es relativamente escasa, debido, particularmente, a las condiciones históricas en las que se dio la llegada de los esclavizados africanos al territorio, y las políticas de aculturación forzada implementadas en aquel entonces.
En cuanto a los indigenismos, es decir, las voces procedentes de lenguas amerindias, el español colombiano ha incorporado numerosos vocablos provenientes de diversos troncos lingüísticos prehispánicos. Según Lancheros (2018), se pueden identificar aportes de lenguas arahuacas y caribes antillanas como ají, caimán, caníbal, canoa, guayaba, hamaca, huracán, iguana, maíz, maní, yuca, cacique, loro y piragua; del náhuatl, con palabras como aguacate, cacao, chicle, hule, tamal, tiza, tomate y zapote; del quechua, con términos como carpa, coca, cóndor, papa y champús; del muisca, con vocablos como fique, totear y totazo; y del tupí-guaraní, con incorporaciones léxicas tales como jaguar, maracuyá, piraña y tucán, entre otras.
Esta diversidad de aportes lingüísticos, sumada a los americanismos y africanismos, configura un acervo léxico único en el español colombiano, aunque también se hallan en las otras variedades del español de América, con mayor o menor intensidad, reflejando la multiplicidad de tradiciones culturales que confluyen en el territorio nacional.