Vol. 64 (105), 2024, pp.139-166 -Segundo semestre / julio-diciembre

ISSN-L 0459-1283 e-ISSN - 2791-1179

Depósito legal: pp. 195202DF47

Artículo

Página

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https://doi.org/10.56219/letras.v64i105.3277

inequívoca que sea, derivará del contexto una cierta determinación que, por la naturaleza misma de las cosas, solo puede surgir en expresiones específicas.” (p. 60). Estas se encuentran presentes en la forma cómo los hablantes productores de tal jerga se comunican.

Según el Diccionario de la Real Academia Española DRAE (2014), "la jerga se define como un lenguaje especial y familiar que utilizan entre sí los individuos de ciertas profesiones y oficios". Mediante el uso específico de una jerga, es posible reivindicar la permanencia de las palabras y su transformación social. Moreno Fernández (1998) define la jerga como “un conjunto de caracteres lingüísticos específicos de un grupo de hablantes dedicado a una actividad determinada: el uso de una jerga siempre es un modo de marcar una identidad sociolingüística o la pertenencia a un grupo.” (p. 103). Conforme a ello, en el Oriente Antioqueño, las personas vinculadas con la tapetusa, en su mayoría habitantes de la ruralidad, emplean una jerga particular en este quehacer diario, lo cual refleja el conocimiento del oficio. Este uso característico de la lengua, lejos de ser marginal, desempeña un papel crucial en la transmisión de saberes y tradiciones propias de esta actividad artesanal, puesto que, a través de términos y expresiones específicas, los productores se comunican eficientemente, comparten técnicas, métodos y anécdotas que enriquecen su léxico. Esto, según Moreno Fernández (1998) son variedades sectoriales o especializadas, integradas también bajo el concepto de tecnolecto, las cuales bajo una comunicación profesional no poseen, necesariamente, una intención o carácter críptico. (p. 103). En esta misma línea, esta forma particular del habla, tiene una función integradora en el gremio, ya que fortalece los lazos entre los productores al fomentar un sentido de pertenencia en un grupo unido por su lenguaje. Por esta razón, aunque se considera que la jerga de los fabricantes de tapetusa no es críptica, se reconoce que existen algunas características que señala Moreno Fernández (1998) pertenecientes a estos recursos lingüísticos que son empleadas por ellos, puesto que “se suelen dar significados nuevos asociados a formas ya existentes, se crean metáforas y se utilizan multitud de nombres propios con referentes locales o regionales.” (p.104). Es importante señalar que la jerga no es estática, sino que evoluciona con el tiempo, ya que se adapta a nuevos contextos y necesidades de la comunidad.