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Artículo
https://doi.org/10.56219/letras.v64i105.3287
Como método de recolección y procesamiento de datos, se siguió la metalexicografía (Lara, 1997), entendida como un conjunto de técnicas y de procedimientos para la confección y análisis de diccionarios. Cuando se ubica en la crítica diccionariológica, este método comprende dos estadios fundamentales: (a) identificación de materiales; (b) criterios y etapas para el análisis de la información.
2.1. Identificación de materiales
Para la constitución del corpus, hemos escogido un texto de la década de los ochenta del siglo XX. Se trata del Diccionario enciclopédico castellano para estudiantes Maraisa (1986). Sobre dos razones reposó la selección de este repertorio lexicográfico: la primera de ellas, recogida en Pérez (2002), apunta a que esta obra constituye el primer proyecto científico de la lexicografía escolar venezolana. Su incorporación al mercado editorial supuso, muy pronto, un avance en la técnica especializada en el ámbito escolar, hasta ese momento no atendida suficientemente en el país. El segundo motivo tiene que ver con su contenido: una variedad de ítems léxicos sobre el ámbito culinario, algunos de ellos identificados como usos propios de la variedad venezolana.
Según el “Prólogo” del Maraisa (1986: VIII), Pedro Gil Rivas, su autor, confeccionó esta obra porque los estudiantes, usuarios del español de Venezuela, necesitaban un texto de consulta pensado y confeccionado en el país . Por ese motivo, además del léxico general que un escolar necesitaría en esa etapa, ha incorporado cerca de veinte mil (20.000) entradas que dan cuenta de la diversidad geolingüística (americanismos/venezolanismos) del español. A partir de esta decisión técnica, el Maraisa se convertiría en una de las primeras obras de orientación escolar en recoger este tipo de unidades léxicas, ubicándolas en la microestructura .
1
Citamos del “Prólogo”: “Precisamente, por la constante demanda que tiene esta clase de obras,
sorprende que no existiera, hasta hoy, un diccionario concebido e impreso en Venezuela, y que también remozara su terminología, expurgándola de todos aquellos vocablos a los cuales la dinámica social ha hecho perder toda su eficiencia comunicativa” (p. IX).
2
Su antecesor, Pérez Cuadrado (1984), ya había registrado voces provenientes del mundo de la
alimentación. Casi una decena de las unidades que, más adelante, describiremos y que hemos seleccionado de la macroestructura del Maraisa (abastos, ají, arepa, barbacoa, cachapa, guarapo, hallaca o hayaca, hervido, papelón ) aparece identificada como palabras utilizadas en el amplio