El paso del tiempo como potencia “elijo vivir”, de Sol Navarro”
Revista Actividad Física y Ciencias Año 2024, vol. 16, Nº1. ISSN (digital) 2244-7318
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primer romance adolescente hasta el desarraigo de su país. Este es otro de los puntos altos
del libro: una dualidad conversacional. En su conversación con la entrevistada, la autora
logra que también conversen las ideas de amor romántico y de la inmigración, deseados en
algún punto, pero dolorosos, buscados y negados, tanto que Elisa indica: “nunca me sentí
inmigrante”. ¿Cómo debería sentirse una inmigrante? ¿Hay una única manera?
Entre esas reflexiones surgen otras, como por ejemplo una que, directamente,
podríamos englobarla dentro de una confesión: la imposibilidad de decir “te amo” o “te
necesito” que tiene la entrevistada, aunque lo sienta. Y aquí se marca un nuevo punto
fundamental del texto, la forma en que se tejieron sus vínculos entre familiares y amigos,
que con el correr de las décadas iban a conformar la red necesaria para que, además del
tiempo, la que corra fuera ella.
Influenciada por lo visto en el conflicto bélico global, ya en Argentina el deseo de la
entrevistada era ser instrumentadora quirúrgica, lo que demuestra que tuvo en cuenta el
contexto para definir su vocación. Sin embargo, abandonó la escolarización para acceder a
la educación en mecanografía. Esto, según sus propias palabras, era “lo que toda señorita
debía ser”. Luego llegó su casamiento con su novio de siempre, posteriormente los hijos y,
ahora, la oportunidad de aclarar que los hombres no se hacían cargo de los quehaceres de
cuidado a los bebés, una reflexión sentida y con profundo conocimiento de causa.
La relación con los hombres se hilvana, de alguna manera, con la relación con el
horror. Su padre luchó en la Primera Guerra Mundial, ella sobrevivió a la Segunda, y uno
de sus hijos fue convocado para pelear en la Guerra de Malvinas y, posteriormente,
sobrevivir a la condición de veterano. Se trata del relato de una hija, de una sobreviviente, y
de una madre de la(s) guerra(s).
Este contar es desgarrador, y en ese relato se denuncian las complicidades y
crímenes de lesa humanidad perpetrados por el gobierno de facto argentino, luego de dejar
en claro su postura en relación a las guerras mundiales: imposibilidad de comprender
porque, para nuestra protagonista, lo bélico excede a cualquier lógica con un mínimo índice
de humanidad en su concepción. Al leer su testimonio, concebir la idea de que alguien
pueda no estar de acuerdo con ella, resulta sencillamente inverosímil.
El vínculo con su esposo y el que éste tuvo con la dictadura cívico-militar argentina
(fue apresado sin ningún tipo de juicio previo ni respeto por sus derechos básicos), la obligó
a trabajar por fuera del ámbito doméstico (algo que realizó desde siempre y continuó
haciéndolo) para mantener al resto de su familia. Dicho episodio, asegura, le demostró la
posibilidad de romper estereotipos limitantes.
Tal es así que llegamos a lo adelantado por el título de la obra, “la nonna que
corre”, y comenzó a hacerlo a los 72 años siguiendo la recomendación de su amiga de toda
la vida y las certezas que habitan en la lógica de su familia: “la felicidad no es un milagro.