Competencias emocionales que contribuyen con la práctica educativa
como herramienta pedagógica digital (p.p 151-162)
Leylimar Tovar
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Competencias emocionales que contribuyen con la práctica educativa
como herramienta pedagógica digital
Contributing emotional competencies with educational practice
as a digital pedagogical tool
Apporter des compétences émotionnelles avec la pratique éducative
comme outil pédagogique numérique
Leylimar Tovar
leylimar.t@gmail.com
U.E.P. Eugenia Ravasco. Caracas, Venezuela
Recibido: 10 de mayo 2022 / Aprobado: 11 de octubre 2022 / Publicado: 30 de noviembre 2022
RESUMEN
El presente artículo tuvo como finalidad estudiar las competencias emocionales que
contribuyen con la práctica educativa como herramienta pedagógica digital para el
docente en la situación actual de pandemia COVID-19, teniendo en cuenta que una
competencia es la facultad para conectar correctamente un conjunto de conocimientos,
capacidades, habilidades y actitudes necesarias para realizar diferentes actividades con
un cierto nivel de calidad y eficacia. Se tomó como referencia la clasificación de las
competencias emocionales de Bisquerra en donde se puede apreciar la conciencia
emocional, la regulación emocional, la autonomía emocional, la competencia social, y las
competencias para la vida y el bienestar, las cuales permiten ampliar el estudio. La
metodología empleada fue de tipo documental, utilizando el análisis de contenido de
nueve (9) documentos, que sirvieron para interpretar y ampliar el conocimiento sobre
estas competencias y como el docente puede aplicarlas en el ámbito educativo como
herramienta pedagógica desde una visión personal. En conclusión, los docentes en su
práctica deben desarrollar capacidades, habilidades, aptitudes, actitudes para impartir
sus clases, donde sus emociones sean transmitidas a sus estudiantes facilitando la
enseñanza en el aula de clases.
Palabras clave: competencias emocionales, herramientas digitales, práctica
pedagógica.
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ABSTRACT
The purpose of this article was to study the emotional competences that contribute to
educational practice as a digital pedagogical tool for teachers in the current situation of
the COVID-19 pandemic, bearing in mind that a competence is the ability to correctly
connect a set of knowledge, skills, abilities and attitudes necessary to carry out different
activities with a certain level of quality and effectiveness. Bisquerra's classification of
emotional competences was taken as a reference, where emotional awareness,
emotional regulation, emotional autonomy, social competence, and competences for life
and well-being can be appreciated, which allow the study to be extended. The
methodology employed was of the documentary type, using content analysis of nine (9)
documents, which served to interpret and expand knowledge about these competences
and how teachers can apply them in the educational sphere as a pedagogical tool from a
personal viewpoint. In conclusion, teachers in their practice must develop skills, abilities,
aptitudes and attitudes to teach their classes, where their emotions are transmitted to their
students, facilitating teaching in the classroom.
Key words: emotional skills, digital tools, pedagogical practice.
RESUMÉ
L'objectif de cet article était d'étudier les compétences émotionnelles qui contribuent à la
pratique éducative en tant qu'outil pédagogique numérique pour les enseignants dans la
situation actuelle de la pandémie de COVID-19, en gardant à l'esprit qu'une compétence
est la capacité de relier correctement un ensemble de connaissances, d'aptitudes, de
capacités et d'attitudes nécessaires pour mener à bien différentes activités avec un
certain niveau de qualité et d'efficacité. La classification des compétences émotionnelles
de Bisquerra a été prise comme référence, où l'on peut apprécier la conscience
émotionnelle, la régulation émotionnelle, l'autonomie émotionnelle, la compétence sociale
et les compétences pour la vie et le bien-être, qui permettent d'étendre l'étude. La
méthodologie employée était de type documentaire, utilisant l'analyse de contenu de neuf
(9) documents, qui ont servi à interpréter et à élargir les connaissances sur ces
compétences et sur la façon dont les enseignants peuvent les appliquer dans la sphère
éducative en tant qu'outil pédagogique d'un point de vue personnel. En conclusion, les
enseignants dans leur pratique doivent développer des compétences, des capacités, des
aptitudes et des attitudes pour enseigner leurs classes, où leurs émotions sont transmises
à leurs élèves, facilitant l'enseignement dans la classe.
Mots clés: compétences émotionnelles, outils numériques, pratique pédagogique.
INTRODUCCIÓN
La educación venezolana atraviesa una nueva etapa donde el aprendizaje a
distancia es el principal protagonista, esto gracias a la actual pandemia mundial llamada
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COVID-19, dejando a un lado el aula de clases y pasando a una educación a través de
videoconferencias, correos electrónicos, grupos de WhatsApp o grupos en Telegram,
entre otros, la cual no permite el contacto físico entre personas, llevando quizás a un
impacto psicológico en la sociedad en general, y es donde los métodos de aprendizaje
actuales han dado como resultado estrés y ansiedad emocional, tanto en estudiantes,
representantes y docentes, por ser métodos mecanizados, de estructura rígida.
Las emociones representan los modos de adaptación ante situaciones que expresa
el ser humano, Bisquerra (2016), expresa que la emoción es, “…un estado complejo del
organismo caracterizado por una excitación o perturbación que predispone a una
respuesta organizada. Las emociones se generan como respuesta a un acontecimiento
externo o interno” (p. 2). Por ello, es necesario aplicar dentro de las prácticas pedagógicas
habilidades de adaptación y resiliencia emocional, que permitan a la comunidad
educativa en general mantenerse sanos y positivos ante tal situación.
Es decir, educar sus emociones, permitirá el desarrollo de competencias para
sobrellevar los tiempos actuales. Triliva y Poulou (en Pérez-Escoda, Filella, Alegre y
Bisquerra; 2012), expresan que “algunas investigaciones han demostrado que los
maestros comprenden la necesidad de mejorar sus propias competencias sociales y
emocionales, como requisito previo a reforzar y mejorar las habilidades y competencias
de sus estudiantes (p. 27). Entonces, es necesario implementar mecanismos formativos
que desarrollen y fortalezcan la educación emocional en los profesores, la cual, viene
motivada a la poca aplicación de técnicas y estrategias educativas de integración que
maneja el docente para cubrir las necesidades educativas de cada uno de sus
estudiantes.
REFERENTES TEÓRICOS
Conceptualización de competencias emocionales
Bisquerra y Pérez (2007), conciben una competencia “como la capacidad para
movilizar adecuadamente un conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y
actitudes necesarias para realizar actividades diversas con un cierto nivel de calidad y
eficacia” (p. 63). Ciertamente, las competencias del ser humano vienen de sus
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capacidades que tiene como persona que ha venido desarrollando durante su vida, a
través de estudios, experiencias, relaciones interpersonales, entre otras virtudes que
aplica en su día a día, que desarrolla en su entorno, sea familiar, social o laboral.
Asimismo, las competencias tienen una estrecha relación con las emociones del hombre,
si el ser humano no está emocionalmente estable, su desenvolvimiento ante la sociedad
será difícil de manejar. Al respecto, Bisquerra (citado por Bosada, 2020) confirma “si no
se atiende al desarrollo emocional de forma apropiada, lo más probable es que haya un
incremento de ansiedad, estrés, depresión, consumo de sustancias, comportamiento
sexual de riesgo, impulsividad descontrolada, violencia, entre otras” (p. 5).
Bisquerra y Pérez (2007) complementan las competencias emocionales,
(habilidades ya desarrolladas por Bisquerra en 2003), y las clasifican de la siguiente
manera: primero la conciencia emocional, como la capacidad para tomar conciencia de
las propias emociones y de las emociones de los demás, incluyendo la habilidad para
captar el clima emocional de un contexto determinado. Así mismo, se encuentra en
segundo lugar la regulación emocional, la cual, se refiere a la capacidad para manejar
las emociones de manera apropiada; esta supone, tomar conciencia de la relación entre
emoción, cognición y comportamiento; tener buenas estrategias de afrontamiento;
capacidad para autogenerarse emociones positivas, entre otras.
En ese mismo orden de ideas, los autores mencionan como tercera competencia la
autonomía emocional, siendo un conjunto de características y elementos relacionados
con la autogestión personal, entre ellas la autoestima, actitud positiva ante la vida,
responsabilidad, capacidad para analizar críticamente las normas sociales, la capacidad
para buscar ayuda y recursos, así como la autoeficacia emocional. Por otra parte, se
encuentra la competencia social, que es la capacidad para mantener buenas relaciones
con otras personas permitiendo dominar las habilidades sociales, capacidad para la
comunicación efectiva, respeto, actitudes prosociales, asertividad, entre otros.
Finalmente están, las competencias para la vida y el bienestar, como la capacidad
para adoptar comportamientos apropiados y responsables para afrontar
satisfactoriamente los desafíos diarios de la vida, ya sean privados, profesionales o
sociales, así como las situaciones excepcionales con las cuales la persona tropieza.
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Permite organizar la vida de forma sana y equilibrada, facilitando experiencias de
satisfacción o bienestar para el hombre. Tal como se ha visto en la clasificación, las
competencias emocionales se puntualizan, comenzando por sí mismo y estas se van
ampliando hacia los demás y al entorno o ambiente social, dando las herramientas para
ser una persona capaz de afrontar las experiencias de la vida sean sociales, familiares,
laborales estableciendo metas personales, profesionales y sociales donde se demuestra
su desarrollo personal al emplear las herramientas adquiridas a lo largo de su vida.
Herramientas Digitales
Las herramientas digitales para el desarrollo del aprendizaje se incrementaron en
Venezuela a partir de marzo del año 2021, cuando surgió la pandemia COVID-19, en ese
momento la educación paso al plano a distancia, ya que se comenzaron a dar clases a
través de diferentes herramientas digitales, como educativas o redes sociales, lo que el
docente tuviera a la mano para poder continuar con sus clases de ese año escolar, para
Carcaño (2021), estas herramientas sirven “…para el desarrollo de aprendizajes, son
programas de software que propician el aprendizaje activo y colaborativo, simplifican las
tareas de aprendizaje y junto con los repositorios constituyen un acervo que evita a los
docentes preparar material…” (p. 1), teniendo en cuenta que es una material que está en
la red y es de fácil acceso, además de ahorrarle tiempo a la hora de elaborar y planificar
las actividades.
Dadas las condiciones que anteceden, fue un choque emocional para los
estudiantes dejar de ir a clases, y limitarse a una pantalla, donde su comunicación debía
ser corta y precisa con sus profesores, y compañeros durante el horario de clases, sin
embargo, está decisión se toma gracias a los avisos, acuerdos a los que llegan las
diferentes organizaciones y entes gubernamentales, en tal sentido, la Organización de
las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, (UNESCO, 2020), insta a
los gobiernos a integrar el aprendizaje de competencias socioemocionales en toda la
educación, formal, no formal e informal, y en todos los niveles, implantándolas como una
necesidad en los objetivos fundamentales de la enseñanza-aprendizaje, y asignando
tiempo suficiente en el currículum para su desarrollo.
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Es entonces, cuando la implementación de las herramientas digitales como
estrategia hacen parte de la educación actual y empleando entornos virtuales de
enseñanza y aprendizaje, tutoriales, simuladores, repositorios, plataformas de búsqueda
y herramientas de construcción, ejemplificando cada categoría con el correspondiente
programa educativo.
Práctica Pedagógica
Se da desde el momento en que el docente forma parte del espacio educativo, la
cual involucra tanto al docente, al estudiante y todo el entorno y personal que converge
para que esta clase se lleve a cabo. Es decir, son “las prácticas de enseñanza en los
diferentes espacios sociales mediante elementos del saber pedagógico” (Zuluaga, citado
por Castillo y Rojas, 2016, p. 4), en opinión de la autora de este artículo la práctica se ha
mecanizado actualmente, por las medidas de prevención que se tuvieron que tomar para
evitar contagios en las aulas a través del COVID-19, lo que ha llevado al uso de
herramientas que llaman poco la atención del estudiante, por lo tanto, para Zabala (citado
por Castillo y Rojas, 2016, p. 5) las prácticas pedagógicas del docente, contribuyen al
desarrollo de las competencias cognitivas, posibilitando a los educandos, de una manera
significativa y comprensiva de los conocimientos e interacciones, con sus pares,
permitiendo el desarrollo de la autonomía, para lograr el cumplimiento de objetivos.
Es por ello que, es necesario no solo impartir clases en base a los contenidos
programados, sino también emplear estrategias a través de las herramientas
tecnológicas que permitan desarrollar la cognición del estudiante, para Freire (en García,
2016), “el personal docente debe reflexionar sobre los saberes requeridos que conlleva
la práctica educativa, que comprenda su papel en calidad de agente de cambio social”
(p. 114), teniendo presente que su labor está en encaminar a los estudiantes para que
logren alcanzar la independencia en el aprendizaje.
De acuerdo con los razonamientos que se han venido realizando y parafraseando
a Freire (ob. cit.) se establece que la labor docente requiere de al menos nueve saberes,
los cuales son, la seguridad, competencia profesional y generosidad; el compromiso; la
comprensión de la educación como forma de intervención en el mundo; la libertad y
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autoridad, la toma consciente de decisiones; el saber escuchar; reconocer la educación
como ideológica; disponibilidad para el diálogo y el querer bien al estudiantado.
Las herramientas digitales no impiden la aplicación de estos saberes, hay que
aprender a desarrollar las competencias, que como docentes han desarrollado en la
práctica educativa, para comprender y ayudar a los estudiantes en esta difícil situación,
donde no se sabe las limitaciones por las cuales estén pasando para poder estar en
clases. Hay que saber integrar las herramientas digitales, el contenido programado con
las competencias emocionales para que de esta manera el docente ayude al estudiante
a alcanzar sus competencias cognitivas en el aprendizaje impartido.
METODOLOGÍA
Para la elaboración de este artículo se empleó el diseño documental, la cual se basa
en la búsqueda, recuperación, análisis, crítica e interpretación de datos secundarios, los
mismos, se obtienen a través de fuentes impresas o digitales realizadas por otros autores
(Arias 2012, p. 27). Por lo tanto, todas las fuentes consideradas relevantes fueron
analizadas en detalle, siendo en total nueve (9) unidades de estudio, tomados de
documentos y libros digitales, revistas en línea, entre ellos: Bisquerra y Pérez (2007),
Bisquerra (2016), Triliva y Poulou (en Pérez-Escoda et. al, 2012), Bisquerra (en Bosada,
2020), Carcaño (2021), UNESCO (2020), Zabala (en Castillo y Rojas, 2016), Zuluaga (en
Castillo y Rojas, 2016), Freire (en García, 2016), quienes se fundamentan principalmente
en los postulados citados y analizados por la autora, permitiendo la obtención de
hallazgos y conclusiones del tema abordado.
Para ello, se presentarán los criterios de inclusión y exclusión de la investigación;
los siguientes razonamientos, no son más que aquellos que establecen los límites de la
revisión sistemática hecha en la investigación, ver cuadro 1.
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Cuadro 1. Establecimiento de criterios de elegibilidad para incluir estudios en la revisión
sistemática.
Criterios de inclusión
Criterios de exclusión
Estudios primarios enfocados en los hallazgos
del autor Bisquerra sobre las competencias
emocionales.
Estudios secundarios, como: revisiones de libros,
comentarios o páginas sin autor específico.
Años de publicación entre 2006 al 2021.
Estudios publicados antes del 2005.
Estudios relacionados con el COVID-19 y la
educación a distancia.
Estudios enfocados en la educación a distancia
no relacionados al COVID-19.
Estudios sobre la práctica pedagógica
fundamentada en el uso de las herramientas
digitales.
Estudios sobre práctica pedagógica tradicional.
Los criterios antes mencionados facilitaron la selección de la búsqueda y análisis en
la investigación y así poder descartar los trabajos menos relacionados con ella.
RESULTADO Y DISCUSIÓN
Las competencias emocionales forman parte del papel del docente en la educación,
no importa el nivel que este imparta, la idea es promover el desarrollo afectivo y
comprometido en el aprendizaje, “tener en cuenta los temas emocionales en los procesos
educativos es una tarea pendiente en todas las etapas educativas, (…) ya que una parte
del desarrollo emocional se produce en estas etapas Morris (citado por De la Cueva y
Montero, 2018, p.1). La comunicación efectiva y afectiva entre profesor y estudiante
permite alcanzar los objetivos en el aprendizaje a través de las emociones.
Tomando en consideración lo antes mencionado, se realizó una revisión teórica de
los diferentes supuestos teóricos sobre las competencias emocionales aplicado a las
prácticas pedagógicas, que brindan al docente estrategias para mejorar las clases
virtuales que se presentan durante el COVID-19 específicamente. Para ello, se realizará
un breve análisis en contraste a los aportes a la educación y a la inteligencia emocional
que han realizado los autores, según sus postulados teóricos, que aún se encuentran
vigentes en la práctica educativa, su importancia radica en reconocer las necesidades
tanto del estudiante y del docente en el entorno educativo.
Triliva y Poulou (en Pérez-Escoda et. al, 2012) comprenden está necesidad y como
deben mejorarlas a través de las necesidades emocionales, así mismo, Bisquerra las
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percibe como competencias emocionales, es decir las habilidades que se tienen para
desenvolverse ante la sociedad, Zabala, Zuluaga y Freire coinciden que las prácticas
pedagógicas se deben desenvolver en diferentes espacios sociales y no mecanizar la
enseñanza aprendizaje, es decir, siempre renovar a través de estrategias y del contacto
emocional, que se pueden aplicar por medio de las competencias y habilidades que se
tiene como persona. De tal manera, que la UNESCO y Carcaño coinciden en que la
educación, sea virtual o presencial, formal o informal debe mantener las habilidades
sociales y emocionales inmersas en un enseñanza activa y colaborativa.
A continuación, se presentan las perspectivas teóricas de diversos autores
vinculadas, con las competencias emocionales que contribuyen en las prácticas
pedagógicas:
Cuadro 2. Teóricas sobre las competencias emocionales y su relación con la práctica
pedagógica.
Autores
Postulados Teóricos
Triliva y Poulou
(en Pérez-Escoda
et. al, 2012)
Los docentes reconocen la necesidad de mejorar sus habilidades sociales y
emocionales, como un requisito previo para construir y mejorar las habilidades y
competencias en los estudiantes.
Bisquerra y Pérez
(2007)
La competencia es la capacidad de movilizar toda la gama de conocimientos,
habilidades, capacidades y actitudes necesarios para llevar a cabo diversas
actividades en un determinado nivel de calidad y eficacia.
Bisquerra (2016)
Las emociones son condiciones complejas caracterizadas por cierta excitación u
obstrucción que tienden a conducir a reacciones organizadas, las cuales pueden
ser generadas en respuesta a eventos externos internos o externos.
Freire (citado por
García, 2016)
El profesorado debe reflejar los conocimientos básicos que requiere la práctica
educativa, incluido su papel como agente de cambio social.
Zabala (citado por
Castillo y Rojas,
2016)
Las prácticas pedagógicas actualmente están automatizadas, debido a las
precauciones tomadas para evitar contagios en el salón de clases por el COVID-
19, lo que ha resultado en el uso de herramientas que no han recibido mucha
atención por parte de los estudiantes.
Zuloaga,
(citado por
Castillo y
Rojas,2016)
La práctica docente se debe aplicar en diferentes espacios sociales a través de
los elementos del saber educativo.
Bisquerra (citado
por Bosada,
2020)
Si el desarrollo emocional no se apoya adecuadamente, la ansiedad, el estrés,
la depresión, el uso de sustancias, el comportamiento sexual peligroso, los actos
impulsivos y la violencia pueden aumentar.
UNESCO (2020)
Se solicita a los gobiernos integrar el aprendizaje de habilidades sociales y
emocionales en todos los programas educativos, formales, no formales e
informales, y en todos los niveles, incluyéndolo en la educación.
Carcaño (2021)
Las herramientas digitales ayudan a desarrollar el aprendizaje, promueven la
enseñanza activa y colaborativa, simplificando tareas para el aprendizaje y
trabajan con repositorios para formar colecciones que evitan que los docentes
preparen materiales.
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Como puede observarse el profesor es un elemento clave en la comprensión de los
procesos emocionales en la educación, esto se debe a que la competencia emocional del
profesor es un aspecto fundamental para el aprendizaje porque ayudará al desarrollo de
estas competencias en el estudiante (Palomera, Gil y Brackett, 2008), es por ello, que el
docente al aplicar las prácticas pedagógicas a través de las herramientas digitales, debe
demostrar que está interesado no solo en los contenidos, sino también en el estudiante,
aunque no se esté en el aula, un buen docente puede darse cuenta de las actitudes de
un estudiantes, y las deficiencias que demuestra, por lo tanto debe aplicar en su quehacer
educativo estrategias pedagógica a través de las herramientas digitales.
Es por ello, que la labor del profesor es aún más compleja en estos tiempos, ya que,
aparte de relacionarse con los alumnos y gestionar sus propias emociones, se relaciona
en el entorno familiar del dicente y con otros agentes de la escuela, a través de esta
modalidad de estudio a distancia, esto no facilita el proceso para emitir sus competencias,
porque el tiempo de clases es más limitado, las fallas de internet que se pueden
presentar, tanto del estudiante como del educador puede presentar cualquier
complicación en clases, y es allí donde el docente debe de aplicar las competencias
necesarias para cumplir con los contenidos.
Los planteamientos descritos establecen un reto para el profesor, siendo el eje
central de la comunidad educativa, ahora aún más que antes y es, por tanto, coordinador
de toda la red de relaciones interpersonales del estudiante, por consiguiente debe
mantener un equilibrio entre las competencias educativas y emocionales en el aula de
clases virtual o presencial, para que sus educandos se conecten con el aprendizaje que
deben obtener de la escuela y no se descentralicen del objetivo a lograr en la educación
impartida, al hacer uso consciente de las capacidades que ya poseen.
CONCLUSIONES
A manera de conclusión es importante destacar que el presente artículo tiene la
finalidad de resaltar las competencias emocionales que el docente debe tener en aula
presencial o virtual, ya que su manejo emocional debe resaltar de manera positiva en
todo momento en las prácticas pedagógicas, motivando a los estudiantes a continuar en
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clases, estas competencias son las habilidades, destrezas, aptitudes y actitudes que el
docente demuestre ante el entorno educativo.
Las herramientas digitales que actualmente se utilizan en las clases son una
estrategia interesante y de gran ayuda para los profesores, es un recurso que queda
guardado y se puede reutilizar y modificar cuantas veces quiera el docente, este solo
debe añadir emoción a las clases, que sean interactivas, dinámicas, participativas y esto
solo se logrará cuando el docente aplique sus competencias a las prácticas pedagógicas,
escuchando a sus estudiantes, sin mecanizar la clase ni los tiempos en la clase.
CONFLICTO DE INTERESES
La autora declara que no existe conflicto de intereses para la publicación del
presente artículo científico.
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