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Olga María Benítez Vergara


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Inteligencia emocional: Un desafío para la educación en el marco de
una formación integral


Emotional intelligence: A challenge for education within

the framework of an integral formation

Inteligência emocional: um desafio para a educação
no âmbito da formação integral


L'intelligence émotionnelle: Un défi pour l'éducation dans

le cadre d'une formation complète



Olga María Benítez Vergara
olgamarbenitez@hotmail.com


Institución Educativa Rafael Núñez, Sincelejo-Colombia



Recibido: 27 de octubre 2022 / Aprobado: 02 de abril 2023 /Publicado: 23 de julio 2023


RESUMEN


La teoría de la Inteligencia Emocional, refiere la importancia de las emociones para la
solución de las situaciones que impone la vida y en el ámbito educativo se deriva de la
necesidad de educar integralmente, considerando todas las dimensiones del ser. El
objetivo del artículo fue revisar el nivel de reconocimiento que tiene la inteligencia
emocional como parte integral del proceso formativo integral de los estudiantes, un
estudio de diseño documental producto de analizar 18 unidades de estudio con actores
vinculados al contexto educativo. Su análisis fue realizado de manera deductiva,
considerando los aportes de autores, la discusión y los resultados. Los hallazgos
evidenciaron que la inteligencia emocional forma parte del desarrollo cognitivo de los
estudiantes y su adecuada gestión favorece los entornos de procesos académicos.
Igualmente, esta es una herramienta indispensable en el proceso de enseñanza y
aprendizaje e importante para el desarrollo de la misma en el profesorado.

Palabras clave: Inteligencia Emocional, Inteligencia, Emociones, Educación, Formación
Integral


ABSTRACT


The theory of Emotional Intelligence refers to the importance of emotions for the solution
of situations that life imposes and in the educational field it derives from the need to

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educate comprehensively, considering all dimensions of being. The objective of the article
was to review the level of recognition that emotional intelligence has as an integral part of
the comprehensive training process of students, a documentary design study product of
analyzing 18 study units with actors linked to the educational context. Its analysis was
carried out in a deductive way, considering the contributions of the authors, the discussion
and the results. The findings showed that emotional intelligence is part of the cognitive
development of students and its proper management favors academic process
environments. Likewise, this is an indispensable tool in the teaching and learning process
and important for its development in teachers.

Key words: Emotional Intelligence, Intelligence, Emotions, Education, Comprehensive
Training

RESUMO

A teoria da Inteligência Emocional refere-se à importância das emoções para a solução
das situações que a vida impõe e no campo educacional deriva da necessidade de educar
de forma integral, considerando todas as dimensões do ser. O objetivo do artigo foi revisar
o nível de reconhecimento que a inteligência emocional tem como parte integrante do
processo de formação integral dos alunos, um estudo de design documental produto da
análise de 18 unidades de estudo com atores vinculados ao contexto educacional. Sua
análise foi realizada de forma dedutiva, considerando as contribuições dos autores, a
discussão e os resultados. Os achados mostraram que a inteligência emocional faz parte
do desenvolvimento cognitivo dos alunos e seu manejo adequado favorece ambientes de
processos acadêmicos. Da mesma forma, esta é uma ferramenta indispensável no
processo de ensino e aprendizagem e importante para o seu desenvolvimento nos
professores.

Palavras-chave: Inteligência Emocional, Inteligência, Emoções, Educação, Formação
Integral

RÉSUMÉ

La théorie de l'intelligence émotionnelle fait référence à l'importance des émotions pour
la solution des situations que la vie impose et dans le domaine éducatif, elle découle de
la nécessité d'éduquer de manière globale, en tenant compte de toutes les dimensions
de l'être. L'objectif de l'article était d'examiner le niveau de reconnaissance de
l'intelligence émotionnelle en tant que partie intégrante du processus de formation
intégrale des étudiants, une étude de conception documentaire produit de l'analyse de 18
unités d'étude avec des acteurs liés au contexte éducatif. Son analyse a été menée de
manière déductive, compte tenu des contributions des auteurs, de la discussion et des
résultats. Les résultats ont montré que l'intelligence émotionnelle fait partie du
développement cognitif des étudiants et que sa bonne gestion favorise les
environnements de processus académiques. De même, c'est un outil indispensable dans
le processus d'enseignement et d'apprentissage et important pour son développement
chez les enseignants.

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Mots-clés: Intelligence émotionnelle, Intelligence, Émotions, Éducation, Formation
complète

INTRODUCCIÓN

El siglo XXI ha traído consigo una nueva forma de percibir el funcionamiento del ser

humano y se está tomando conciencia de la necesidad de atención de los aspectos

emocionales por parte de la familia, pero también de forma explícita por la escuela y la

sociedad. Por esta razón diferentes países impulsan reformas educativas curriculares

que pretenden impulsar el fortalecimiento de una educación acorde a las exigencias

actuales. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y

la Cultura, UNESCO (2017), la verdadera medida de progreso de una nación se mide en

la forma como se atiende a sus niños en áreas como educación, salud y protección. Así

mismo, en el modo en que se sienten seguros, protegidos, valorados e integrados a la

sociedad a la que pertenecen. De tal forma, es importante considerar que la educación

juega un rol importante al formar personas académica y emocionalmente competentes.

La consideración anteriormente expuesta por este estamento de injerencia

internacional incentivó que muchos países desde sus diferentes dependencias

redireccionarán sus prácticas educativas con el fin de innovar y mostrar resultados reales

y favorecedores a un proceso formativo integral. Así mismo, Jager (1991) agrega que los

continuos cambios que ocurren a diario en el mundo, la acrecentada producción y difusión

de información, ha hecho totalmente inoperantes los antiguos métodos de enseñanza

basados en el memorismo y la acumulación de información. Es por esto que se requiere

enseñar a pensar y con ello, proveer de los medios precisos para obtener la información

que necesitan además de brindar posibilidades a los individuos para mejorar sus

destrezas intelectuales y resolver las tareas escolares, preparándolos consecuentemente

a la hora de afrontar situaciones del acontecer diario.

Actualmente, las políticas educativas se centran cada vez más en formaciones

integrales, incluyentes y singulares, pero desafortunadamente la masificación de la

educación pública ha fomentado la estandarización de la enseñanza a través de

programas académicos y formas de evaluación dirigida a un tipo de alumno también

estándar, donde no cabe la singularidad (Perochena y Matilde, 2017). Desconociendo

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con ello los estilos de aprendizaje, capacidades diversas, elementos emocionales y hasta

el mismo proceso cultural del estudiante, provocando con ello desempeño bajo,

desmotivación y, en el peor de los casos, deserción.

Resulta oportuno mencionar que, en Colombia con la finalidad de introducir la

educación de las emociones en la escuela, se ha generado todo un movimiento

educativo, este se puede encontrar en los nuevos lineamientos del Ministerio de

Educación Nacional y en sus textos del Programa Todos a Aprender, con la denominación

“Educación Socio Emocional”, el cual surge para brindar orientaciones a los docentes

sobre una formación que permita equilibrar las cargas emocionales en los jóvenes y

niños. Este movimiento refleja la preocupación de los educadores por cambiar una

escuela que se percibe en crisis e incapaz de afrontar los múltiples desafíos de la

sociedad actual. Formar en habilidades emocionales se ha vuelto una necesidad, más

teniendo en cuenta que estas guardan estrecha relación con el desarrollo evolutivo, una

mejor adaptación de los estudiantes y su inevitable repercusión en el desempeño

académico y en el ámbito laboral (Sánchez y Humer, 2004).

Este abordaje relacionado con las emociones, ha cobrado mayor importancia a raíz

de la pandemia por Covid-19. Se han observado signos y síntomas de una sociedad

potencialmente enferma en todos los países de América Latina y del mundo, relacionados

con la problemática socioemocional (Organización Panamericana de la salud, 2020),

además de la urgencia para recuperar hábitos de estudio, motivación escolar y la

imperiosa necesidad de cerrar la brecha en el sector educativo dejada por la pandemia,

la cual, según expertos en el tema, tomará años en aminorarse.

En aras de fortalecer un proceso educativo que pretende formar en competencias

de saber hacer y hacer en contexto, se suma el saber convivir. Este concepto implica: “el

aprendizaje de habilidades, conocimientos y valores que aumenten la capacidad de

“leernos” nosotros mismos y leer en los demás, con el fin de usar esa información para

resolver problemas con flexibilidad y creatividad” (Cohen 2003, p.13). Contribuyendo de

esta manera a una mejor resolución de conflictos, disminución de violencia física y verbal,

aumento de capacidad cooperativa y aliento a los logros académicos. La enseñanza de

estas habilidades depende de forma prioritaria de la práctica, el entrenamiento y su

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perfeccionamiento, y no tanto de la instrucción verbal. Lo esencial es ejercitar y practicar

las habilidades emocionales y convertirlas en una respuesta adaptativa más del repertorio

natural de la persona (Fernández-Berrocal y Ruiz, 2008).

La educación tiene como objetivo principal formar holísticamente a una persona,

esto abarca indudablemente el desarrollo de todo su potencial y con ello todas sus

inteligencias. Al margen de la diversidad de definiciones de inteligencia existentes, la

evolución de este concepto ha fluctuado desde la medición de la inteligencia académica

y la obtención del cociente intelectual, seguido del reconocimiento de que las habilidades

intelectuales son dinámicas y flexibles, hasta la aceptación de la existencia de distintos

tipos de inteligencias (González-Velázquez, 2021). Uno de los grandes referentes en este

tema, Goleman (2010), define la inteligencia Emocional como la capacidad para

identificar y manejar las emociones, sentir y mostrar empatía por los demás, establecer

relaciones positivas, definir y alcanzar metas, son entonces esas herramientas internas

que facilitarán los procesos que se desarrollen en el día a día, así mismo Gardner (1995),

la definió como la capacidad propia del ser humano para discernir y responder

adecuadamente a los temperamentos, las motivaciones , los estados de ánimo, los

temperamentos y los deseos de otras personas.

Bajo esta perspectiva, es importante hacer mención que para que un estudiante

desarrolle habilidades emocionales, necesita un modelo orientador para la tarea, un

ejemplo a seguir, un educador que maneje y ponga en práctica la educación emocional

o que sepa gestionar sus emociones y le brinde pautas para hacer lo propio (Flores,

2018). No obstante, se podía creer que el docente no necesitaba de estas habilidades,

sino de las propias de su competencia o área; pero en razón a que el estudiante

permanece la mayor parte del tiempo en la escuela y atienden las instrucciones de los

profesores como portadores del conocimiento, estos se convierten en modelos a seguir

lo mismo que referentes para interpretar y analizar la vida, entonces debe crearse un

ambiente de apoyo mutuo desde el aula.

Igualmente, se ha considerado que al hablar de inteligencia emocional (IE), se hace

referencia a la habilidad para usar, entender y administrar las emociones propias para

comunicarse efectivamente, reducir el estrés, superar desafíos y empatizar con otras

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personas sin propiciar conflictos; siendo así esto permite forjar relaciones sanas y

equilibradas en la familia, la escuela y el trabajo, convirtiéndose también en una

herramienta básica para la autocrítica positiva; cabe mencionar que, afortunadamente de

un tiempo para acá se ha defendido y avanzado en la importancia de desarrollar en el

alumnado las habilidades relacionadas con la inteligencia emocional (Berrocal y Pacheco,

2009). Siendo así, le corresponde como profesionales de la enseñanza, ser referentes

conscientes para que el reconocimiento y validación de las emociones puedan estar

presente en todas las actividades que se realicen dentro del aula de clases (Cabello,

2011).

De todo lo anteriormente expuesto se desprende el objetivo planteado en este

estudio el cual corresponde a revisar el nivel de reconocimiento que tiene la inteligencia

emocional como parte integral del proceso formativo integral de los estudiantes. Para

resolver este objetivo mediante una revisión bibliográfica se obtuvo información

pertinente para determinar el grado en que se ha avanzado en considerar las habilidades

de la inteligencia emocional en el desarrollo de los estudiantes, qué aspectos no se han

considerado y de qué manera se pueden vincular estos elementos en el proceso

educativo.


MÉTODO

Este artículo es la consecuencia de una revisión documental. Se efectuó a partir de

los estudios teóricos de 18 artículos y documentos originales. La revisión sistemática de

la información se realizó en bases de datos, fuentes electrónicas y repositorios tales

como: Dialnet, Google Academic, Redalyc, Iresie, Doaj, Redib y Scielo. Para la

investigación bibliográfica se utilizó como criterio de inclusión las palabras claves

"inteligencia emocional” y “calidad educativa”. De esta forma, se centró la atención en los

descubrimientos y conclusiones desarrollados en cada investigación para buscar

entender, describir y contribuir con elementos teóricos que fundamenten la importancia

de vincular la inteligencia emocional en el proceso formativo integral.

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Como criterio importante de exclusión se tuvo en cuenta el contexto, todas las

investigaciones referenciadas fueron realizadas en ámbitos educativos. Se excluyeron de

este proceso las realizadas en organizaciones, empresas y otros lugares no académicos;

con el objetivo de realizar un análisis fundamentado en las tendencias educativas y la

valoración de la inteligencia emocional dentro de estas directrices. Los estudios

seleccionados podrían contener al menos uno de los descriptores objetos de

investigación. Se consideró un total de 56 artículos de las bases de datos consultadas,

de los cuales se seleccionaron 18 unidades de estudio. El análisis e interpretación se

realizó de forma deductiva, lo cual permitió sistematizar la información en las siguientes

categorías de análisis: emociones, concepto y función, seguido por inteligencia emocional

y educación, convivencia escolar e inteligencia emocional y retos actuales de la

educación.

De este modo, se lograron los resultados presentados en la Tabla 1.


Tabla 1

Revisión Documental

Artículos de la búsqueda 56
Excluidos por fecha de publicación 10
Excluidos por revista 3
Excluidos por país 5
Excluidos por tipo de investigación 7
Excluidos por nivel educativo 6
Excluidos falta de relevancia 7
Elegidos para el estudio Total 18


RESULTADOS

Fortalecer la inteligencia emocional se ha vuelto una necesidad en el ámbito

educativo, más aún si tenemos en cuenta que esta tiene estrecha relación con el

desarrollo evolutivo y una mejor adaptación de los estudiantes a los contextos donde se

desenvuelven. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos que hace el Estado colombiano en

tratar de implementar en sus políticas educativas proyectos transversales, que de una u

otra forma contribuyen al desarrollo de esta inteligencia, estas se han quedado cortas en

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su noble propósito. Quizá el afán de las escuelas por responder a las actuales exigencias

que son en su mayoría netamente académicas, deja de lado el desarrollo de ciertas

habilidades que, aunque no son evaluadas en este ámbito, si son imprescindibles para

un adecuado proceso de adaptación y reinvención que lleva consigo una mejor manera

de afrontar las exigencias del día a día.

Seguidamente, se anexan 18 unidades de estudio relacionadas con inteligencia

emocional en el ámbito educativo, la cual se muestra en la Tabla 2.


Tabla 2

Artículos analizados


Autores y año Resultados
Fernández y
Extremera
(2005)

Propone a través del modelo de Mayer y Salovey, una educación emocional
con un marco seguro de actuación por el rigor de sus presupuestos teóricos.
Acompañado del desarrollo de instrumentos de medida tanto de auto-informe
como de ejecución, que facilitan el desarrollo de programas de intervención
de evaluación factible.

Pedraza y
Soto (2021)

Plantea una estrategia psicoeducativa centrada en la lúdica como
fundamento para el desarrollo de habilidades socioemocionales que
contribuyan a la prevención de las conductas de riesgo en los adolescentes.

Nages Chica,
Escolano y
Martínez
(2018)

Expone a las diferentes administraciones educativas y agentes sociales que
se incluyan referentes de inteligencia emocional en la normativa educativa.
Considera imprescindible la formación en la educación de la inteligencia
emocional en los currículums de la formación inicial y permanente del
profesorado.

Marulanda
(2021)

Presenta un modelo de gestión que estrategia pedagógica que permita
favorecer de manera importante la motivación por el aprendizaje y los
procesos meta-cognitivos y de inteligencia emocional, a fin de que logren un
mejor desarrollo de su capacidad de autonomía y autorregulación frente a su
aprendizaje.

Aparicio,
Castellanos y
Mosquera
(2020)

Expresa la incorporación de una propuesta pedagógica orientada desde la
neuroeducación, que permita favorecer los procesos de inteligencia
emocional en los estudiantes

Molina (2022) Propone un modelo de gestión de convivencia escolar para la resolución de
conflictos basado en el manejo de inteligencia emocional.

Castro (2015)

Expone el desarrollo de programas de prevención, enfocados en el
fortalecimiento de la inteligencia emocional, aportando al mejoramiento de la
calidad educativa desde un carácter humanístico y solidario.

Buitrago
(2012)

Presenta la situación actual de algunas Instituciones educativas desde la
óptica del docente y analizar el coeficiente emocional de los estudiantes con
el fin de profundizar su realidad específica, para establecer un punto de

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Autores y año Resultados
partida para futuros proyectos.
Serrano (2021) Considera que la inteligencia emocional promueve una menor percepción de

estrés, un mayor bienestar subjetivo y un mayor compromiso académico en
el adolescente. Asimismo, al amortiguar estos efectos la inteligencia
emocional también favorece de forma indirecta el rendimiento académico.

Godoy (2021) Expresa que conocer el nivel de inteligencia emocional de los estudiantes y
determinar las diferencias de género permitiría mostrar la realidad local. Y a
partir de los resultados se podrían diseñar estrategias didácticas para
potenciar dichas habilidades emocionales obteniendo beneficios en el área
social, afectiva, cognitiva y personal.

Costa, Palma
y Salgado
(2021)

Propone la importancia de la inteligencia emocional como requisito
fundamental de los docentes en su práctica pedagógica, al mismo tiempo que
se destaca la educación emocional en los estudiantes como herramienta
fundamental para la mejora de los procesos de enseñanza-aprendizaje y para
el desarrollo integral de las personas.

Ariza (2017)

Sustenta la existencia de una estrecha relación entre la inteligencia emocional
y la convivencia en la escuela. La importancia del aprendizaje de los aspectos
emocionales y sociales para facilitar la adaptación global de los ciudadanos
en un mundo cambiante, con constantes y peligrosos desafíos.

Del Rosario y
Mora (2014)

Promueve la importancia de incrementar y mejorar los niveles de adaptación
infantil a través de la planificación y desarrollo de programas curriculares
relacionados con la inteligencia emocional y manejo del estrés. Los mismos
deberían estar debidamente insertados de forma transversal en el proceso
formativo.

Puertas
Molero, Zurita-
y otros (2020)

Pone de manifiesto la importancia de desarrollar programas de intervención
de inteligencia emocional desde edades tempranas. Con ello se contribuye a
que desde jóvenes adquieran la capacidad para enfrentarse a situaciones
conflictivas de forma óptima, lo que repercute en el bienestar mental y por lo
tanto en el rendimiento académico

Salguero,
Fernández,
Palomera,
Ruiz, y Castillo
(2011)

Propone que la habilidad de reconocer las emociones en los demás es
susceptible de ser entrenada, desarrollada y mejorada. Desde esta
perspectiva, la mejora de esta competencia puede ser un aspecto importante
para aquellos programas dirigidos a fomentar las relaciones sociales positivas
y/o a prevenir la aparición de problemas psicológicos y emocionales.

Pena,
Extremera y
Ray (2011)

Expresa el papel potencial de las destrezas emocionales y sugiere la
implementación de actividades que contemplen el desarrollo de estas
habilidades emocionales como base para una mayor eficiencia de los
programas de formación de resolución de conflictos sociales en el aula.

Gómez (2009) Realiza una aproximación a conceptos relacionados con inteligencia
emocional y a su vez propone favorecer el desarrollo de esta a través de la
práctica educativa.

Vega-Leal
Toledano
2022)

Pone en evidencia que el entrenamiento en inteligencia emocional aporta
beneficios para el bienestar y por ello, la formación de docentes debería
contemplar la formación de estas competencias emocionales como parte de
su bagaje profesional.



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DISCUSIÓN

En este apartado y con base en el análisis de los resultados que se esbozan en la

Tabla 2, se realiza una discusión de los mismos a partir de los aportes que los autores

realizan a las categorías de análisis, expuestas aquí una a una, de tal manera este

desarrollo muestra el aporte real al conocimiento en el campo del saber respecto a la

inteligencia emocional como una aproximación a dar respuesta al objetivo planteado para

el desarrollo de este artículo de revisión.


Concepción de emociones y su función

Durante la revisión documental realizada fue posible constatar la existencia de

diversos enfoques dados a las emociones, pese a ello se pudo determinar un elemento

común a todas estas, y es que siempre están a la base de una acción del individuo.

Goleman (2010) se refiere a las emociones como el puente entre el pensamiento y la

acción. Estás a su vez aportan información relevante acerca de los pensamientos e

intenciones de otras personas y permite dirigir de forma afectiva los acercamientos a

otros y establecer asertivamente relaciones interpersonales Salguero y otros (2011).

Por otra parte, Salovey, citado por Fernández y Extremera (2005), en uno de sus

apartados dice que las habilidades que tienen los estudiantes para tener un

reconocimiento y control asertivo sobre sus propias emociones en los distintos espacios

y procesos que vinculan su aprendizaje, es lo que se conoce como inteligencia emocional.

Y esta es diferente a la inteligencia intelectual, ya que se ha comprobado que existen

centros cerebrales específicos que las gobiernan, y que además son dinámicas y flexibles

Goleman (2010) y González-Velázquez (2021). Este último añade, además, que las

creencias sobre las diferencias individuales en inteligencia posiblemente sean uno de los

factores que más haya impactado en las oportunidades y participación de los niños y

niñas a las oportunidades de aprendizaje.

Con relación al concepto enunciado se ha planteado la necesidad de fomentar un

aprendizaje de habilidades, conocimientos y valores que posibiliten aumentar la

capacidad de realizar una introspección individual y colectiva que permita usar esta

información para resolver problemas con flexibilidad y creatividad (Cohen 2003),

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reiterando la importancia de ejercitar y practicar las habilidades emocionales y

convertirlas en una respuesta adaptativa más del repertorio natural de la persona

(Fernández-Berrocal y Ruiz, 2008); así mismo se reconoce la importancia de los estudios

de Goleman (2010), quien definió la inteligencia Emocional como una capacidad

inherente del ser humano para identificar y manejar las emociones, sentir y mostrar

empatía por los demás, establecer relaciones positivas, definir y alcanzar metas, como

herramientas para poder generar mayores beneficios en la ardua tarea de la convivencia

humana.


Inteligencia emocional y educación

La inteligencia emocional si bien es un constructo controversial y novedoso en el

campo de la educación, cada día toma más fuerza su importancia e incidencia en la

dinámica escolar. En este sentido Fernández y Extremera (2005) y Sánchez y Humer

(2004), afirman que es preciso que la escuela dé respuesta a las necesidades reales de

los alumnos, esta debe preparar para una sociedad en continuo cambio que ni siquiera

se es capaz de prever. Proponen la implementación de programas encaminados al

desarrollo de la inteligencia emocional basado en un modelo específico, con fundamentos

teóricos sólidos y estrategias sostenibles en el tiempo. Al respecto González-Velázquez

(2021), reconoció que las habilidades intelectuales son dinámicas y flexibles, hasta la

aceptación de la existencia de distintos tipos de inteligencias, lo cual también fue

expuesto por Gardner (1995) cuando se refirió a las inteligencias múltiples.

En este mismo sentido, Aparicio, Castellanos y Mosquera (2020), Puertas Molero y

otros (2020) y Castro (2015), consideran la importancia de una propuesta pedagógica

que permita la integración de contenidos, estrategias y actividades que sirven para

estimular en los estudiantes el deseo de aprender. Favoreciendo con ello la posibilidad

de asumir un rol activo en términos de dirección, monitoreo y seguimiento de su proceso

académico. Así mismo, Marulanda (2021), sugiere incluir elementos metacognitivos que

contribuyan al potenciamiento de la conciencia sobre los procesos de aprender a

aprender, sentido del aprendizaje para sus vidas, y autocontrol frente al desarrollo de

actividades y cumplimiento de metas académicas; también en el manejo del tiempo para

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la tarea, optimización de recursos, participación activa y trabajo en equipo; por otra parte,

reiterando la importancia de la educación para los pueblos, UNESCO (2017) afirmó que

La Cultura de un país es medible a partir de la forma en que se eduquen a los niños y se

modernicen los sistemas educativos.

Igualmente estando en un mundo en continuo cambio Jager (1991) afirmó que

debido a la acrecentada producción y difusión de información, los métodos antiguos de

enseñanza basados en el memorismo y la acumulación de información son inoperantes

por lo cual se requieren nuevas estrategias de formación integral, reiterando lo anterior

Perochena y Matilde (2017) afirmaron que desafortunadamente la masificación de la

educación pública ha fomentado la estandarización de la enseñanza a través de

programas académicos y formas de evaluación dirigida a un tipo de alumno también

estándar.


Convivencia escolar e inteligencia emocional

Ante las particularidades de la sociedad actual y ante la proliferación de modelos

educativos que solo contemplan la instrucción del conocimiento, en América Latina se

observan signos y síntomas de una sociedad potencialmente enferma , donde cada vez

más se profundizan los problemas relacionados con la problemática socioemocional

(Organización Panamericana de la salud, 2020), siendo así y de acuerdo con los

razonamientos que se han venido realizando, queda en evidencia que el sistema

educativo debe ofrecer estrategias para fortalecer habilidades cognitivas y

socioemocionales, esto con el fin de prevenir conductas de riesgo. En este sentido, Pena,

Extremera y Rey (2011), sostienen que las personas emocionalmente inteligentes son

aquellas que saben atender a las emociones originadas en su entorno, las posibles

causas y consecuencias; posibilitando que desarrollen estrategias para identificar y

regular esos estados emocionales.

Por su parte, Ariza (2017) y Salguero (2011), describen la convivencia como una

relación dinámica y cambiante que se construye en la cotidianidad y que puede adquirirse

con entrenamiento, con resultados positivos que redundan en una adecuada adaptación

a la escuela. Sugieren que para dar solución a situaciones de conflictos y mejorar la

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convivencia, la comunidad educativa debe considerar los espacios de formación como

una posibilidad para que los estudiantes puedan identificar y regular sus emociones, en

el marco de esta relación es fundamental también que exista un educador capaz de

manejar y poner en práctica la educación emocional y que sepa gestionar las suyas

propias para con su ejemplo dar a sus educandos pautas para hacer lo propio (Flores,

2018)

En concordancia con lo anterior, Gómez (2009) resalta la importancia de incluir

algunos elementos como el diálogo, la comunicación asertiva, la toma de decisiones y la

empatía dentro del quehacer educativo. Para ello es necesario que el docente introduzca

cambios en la forma de enseñar, mediante una metodología variada, que facilite los

procesos de formación y un comportamiento flexible que genere confianza y favorezca

un adecuado manejo de conflictos. Argumento este afirmado por Flores (2018), quien

pone de manifiesto el papel decisivo del docente como referente y educador emocional

quien ha entendido y se ha comprometido de un tiempo a esta parte con el hecho de

desarrollar en el alumnado las habilidades relacionadas con la inteligencia emocional

(Berrocal y Pacheco, 2009). Siendo así, le corresponde como profesional de la

enseñanza, ser referentes conscientes para que el reconocimiento y validación de las

emociones puedan estar presente en todas las actividades que se realicen dentro del

aula de clases (Cabello, 2011).

En este mismo orden y dirección, Molina (2022) hace mención al hecho de que las

instituciones gubernamentales, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF),

Comisarías de familia y las destinadas para apoyar la resolución de conflictos, se quedan

cortas en la prestación de servicios por razones de índole administrativo y financiero. Es

entonces, donde toma fuerza el papel de la escuela en la implementación de un nuevo

paradigma para la resolución de conflictos basado en inteligencia emocional, que

permitan resolver de manera adecuada situaciones convivenciales. Por su parte, Pedraza

y Soto (2021) consideran que se hace necesario además de la implementación

anteriormente mencionada, la prevención de estas desde el desarrollo de programas

enfocados en una educación integral que permitan el afrontamiento de las diversas

situaciones estudiante experimenta en su vida cotidiana.

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Es evidente entonces, como lo afirman Nages, Chica, Escolano y Martínez (2018),

Castro (2015) y Buitrago (2012), que las habilidades sociales y emocionales han

demostrado tener influencia sobre mediciones de logros sociales, incluyendo una mejor

salud, un mejor bienestar subjetivo y menores posibilidades de tener problemas de

conducta. Señalan, además, que los responsables de la elaboración de políticas, los

docentes y los padres de familia, deben proporcionar los entornos de aprendizaje

adecuados para acompañar a los niños y adolescentes en un proceso de

autoconocimiento, autorregulación y validación de sus emociones.


Retos actuales de la educación

El mayor desafío que ha presentado el mundo fue la emergencia sanitaria por

COVID 19, en donde diferentes sectores como la industria, el comercio, y la educación,

entre otros, sufrieron cambios y adoptaron medidas dictadas por los gobiernos locales e

internacionales. Específicamente el ámbito educativo, se tuvo la necesidad de incluir

temas direccionados a desarrollar una educación socioemocional. Como lo afirma Godoy

(2021), se identificaron distintas necesidades en las comunidades educativas, haciendo

necesario contar con herramientas de aprendizaje socioemocional para hacer frente a la

contingencia. Tratando de enrumbarse por esta vía, las instituciones elaboran estrategias

para estimular entre estudiantes y demás miembros de la comunidad educativa,

relaciones óptimas entre pares, donde prime la convivencia y la solidaridad y en el mejor

de los casos mejor desempeño académico (Serrano y otros, 2021 y Puertas Molero y

otros, 2020).

No obstante, a pesar de los esfuerzos realizados por estamentos gubernamentales

y comunidad educativa, aún falta mucho camino por recorrer. En este sentido, Del

Rosario y Mora (2014), enfatizan en la importancia de la transversalidad de los

constructos socioemocionales desde temprana edad y así mismo, la formación del

docente en estas competencias. Coincidiendo entonces con la postura de Costa, Palma

y Salgado (2021), quienes afirman que el docente como referente de innovación y cambio

debe propender por la implementación de prácticas que favorezcan el desarrollo de

habilidades emocionales que le permitan a sus estudiantes encontrar sentido y

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motivación por lo que hacen. Por supuesto, resulta ser un reto y una alternativa para los

profesores que acuden a las habilidades emocionales para guiar con éxito, tanto

resultados académicos como convivenciales.

Por otra parte, Cohen (2003), Cabello (2011) y Vega-Leal (2022), firman que los

docentes siempre moldean el desarrollo de las capacidades emocionales y sociales de

los niños, pero esta influencia no siempre es consciente, útil consistente y amable. Por

eso se destaca la importancia del rol docente en su práctica pedagógica, ya que este

implica un alto nivel de sensibilidad a las emociones propias y de sus estudiantes. Siendo

necesario entonces, que los docentes desarrollen su inteligencia emocional para mejorar

los procesos de aprendizaje en el aula; este debe ser el primer paso para emprender un

real y afectivo cambio educativo.


CONCLUSIONES

La intención de esta revisión documental tuvo como propósito el reconocimiento de

la inteligencia emocional como parte integral del proceso formativo integral de los

estudiantes y después de realizado el análisis pertinente, se logró ratificar que un

adecuado manejo de las emociones, que para este caso son reconocimiento y validación

de las mismas, favorecen el ambiente académico, posibilitando un adecuado desarrollo

cognitivo para permitir a niños, jóvenes y adultos ser personas funcionales y sanas

emocionalmente. De allí que, educar de manera integral implica brindar herramientas que

posibiliten gestionar emociones, evitando con ello conflictos en aula a fin de favorecer un

adecuado ambiente escolar. En este sentido, muchos centros educativos incluyen dentro

de sus objetivos el desarrollo de estas competencias, o por lo menos hacen mención a

esta intención, sin embargo, el reto consiste en la puesta en práctica dentro de su

quehacer educativo; es en el aula donde se pone de manifiesto esta intención.

Igualmente, se evidenció que una cultura que promueva el sano crecimiento

emocional de los estudiantes se logra con directrices claras y sustentos teóricos que

avalen este proceso y con ello una amalgama de posibilidades que abarquen

lineamientos que permeen la transversalidad del día a día en el aula. Por su parte, el

profesorado debe comprometerse a desarrollar su propia inteligencia emocional en el

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entendido que es referente y modelo a seguir en este proceso, siendo así sobre ellos

recae una gran responsabilidad al considerar que los estudiantes no solo aprenden del

conocimiento sino de sus actitudes.

Por último, es de resaltar que los resultados obtenidos en esta revisión ofrecen

apoyo a los programas de intervención que persiguen el objetivo de mejorar el bienestar

psicosocial de los estudiantes y la convivencia en el aula, al igual que la habilidad de

reconocer las emociones en los demás es susceptible de ser desarrollada y mejorada.

Desde esta óptica, la mejora de esta competencia puede ser importante a la hora de

prevenir problemas psicológicos y emocionales y por qué no, mejoramiento del

desempeño académico.


CONFLICTO DE INTERESES.

El autor declara que no existe conflicto de intereses para la publicación del presente

artículo científico.


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