Reflexiones en torno a la inteligencia emocional
en el ámbito educativo (pp 233-253)

Emma Margarita Porto Hoyos


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Reflexiones en torno a la inteligencia emocional

en el ámbito educativo

Reflections on emotional intelligence in the educational field

Reflexões sobre inteligência emocional no campo educacional

Réflexions sur l'intelligence émotionnelle dans le domaine de l'éducation




Emma Margarita Porto Hoyos
portoemma8@gmail.com


Institución Educativa Nuestra Señora de la Candelaria.
Planeta Rica. Colombia





Recibido: 17 de mayo 2023 / Aprobado: 14 de septiembre 2023 / Publicado: 23 de noviembre 2023


RESUMEN


La inteligencia emocional es la capacidad que posee la persona para controlar sus
sentimientos y emociones. El objetivo de este artículo fue analizar diversas experiencias
educativas relacionadas con la inteligencia emocional. Se utilizó un diseño de
investigación documental y se analizaron veinte artículos científicos obtenidos de
diversas bases de datos tales como Google Académico, Academia.edu, Redalcyd,
Dialnet, Scielo y RefSeek. El análisis se centró en tres criterios: la importancia actual de
la inteligencia emocional, la relación entre la inteligencia emocional y los actores
educativos, y el papel de la inteligencia emocional en situaciones de emergencia como
la pandemia de COVID-19. Los resultados mostraron la necesidad de educar desde una
perspectiva emocional complementaria al aprendizaje cognitivo, lo que permite a los
estudiantes enfrentar diversas situaciones, contribuir a su bienestar y desarrollo
integral. Las conclusiones destacan la importancia de gestionar adecuadamente las
emociones para abordar problemas sociales de manera efectiva.

Palabras claves: Inteligencia Emocional; Educación; Procesos Educativos


ABSTRACT

Emotional intelligence is the ability of a person to control their feelings and emotions.

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The objective of this article was to analyze various educational experiences related to
emotional intelligence. A documentary research design was used and twenty scientific
articles obtained from various databases such as Google Scholar, Academia.edu,
Redalcyd, Dialnet, Scielo and RefSeek were analyzed. The analysis focused on three
criteria: the current importance of emotional intelligence, the relationship between
emotional intelligence and educational actors, and the role of emotional intelligence in
emergency situations such as the COVID-19 pandemic. The results showed the need to
educate from an emotional perspective complementary to cognitive learning, which
allows students to face various situations, contributing to their well-being and
comprehensive development. The conclusions highlight the importance of properly
managing emotions to address social problems effectively.

Key words: Emotional Intelligence; Education; Educational Processes


RESUMO

Inteligência emocional é a capacidade de uma pessoa controlar seus sentimentos e
emoções. O objetivo deste artigo foi analisar diversas experiências educacionais
relacionadas à inteligência emocional. Utilizou-se um desenho de pesquisa documental
e foram analisados vinte artigos científicos obtidos em diversas bases de dados como
Google Scholar, Academia.edu, Redalcyd, Dialnet, Scielo e RefSeek. A análise centrou-
se em três critérios: a importância atual da inteligência emocional, a relação entre a
inteligência emocional e os intervenientes educativos e o papel da inteligência
emocional em situações de emergência como a pandemia da COVID-19. Os resultados
mostraram a necessidade de educar numa perspectiva emocional complementar à
aprendizagem cognitiva, que permita aos alunos enfrentar diversas situações,
contribuindo para o seu bem-estar e desenvolvimento integral. As conclusões destacam
a importância de gerir adequadamente as emoções para resolver eficazmente os
problemas sociais.

Palavras-chave: Inteligência Emocional; Educação; Processos Educacionais


RESUMÉ

L'intelligence émotionnelle est la capacité d'une personne à contrôler ses sentiments et
ses émotions. L’objectif de cet article était d’analyser diverses expériences éducatives
liées à l’intelligence émotionnelle. Un modèle de recherche documentaire a été utilisé et
vingt articles scientifiques obtenus à partir de diverses bases de données telles que
Google Scholar, Academia.edu, Redalcyd, Dialnet, Scielo et RefSeek ont été analysés.
L’analyse s’est concentrée sur trois critères : l’importance actuelle de l’intelligence
émotionnelle, la relation entre l’intelligence émotionnelle et les acteurs éducatifs, et le
rôle de l’intelligence émotionnelle dans les situations d’urgence telles que la pandémie
de COVID-19. Les résultats ont montré la nécessité d'éduquer dans une perspective
émotionnelle complémentaire à l'apprentissage cognitif, qui permet aux élèves de faire

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face à diverses situations, contribuant à leur bien-être et à leur développement intégral.
Les conclusions soulignent l’importance d’une bonne gestion des émotions pour aborder
efficacement les problèmes sociaux.

Mots-clés: Intelligence émotionnelle; Éducation; Processus éducatifs


INTRODUCCIÓN

La inteligencia emocional es un concepto que ha ganado reconocimiento en los

últimos años debido a su influencia en el bienestar y el éxito de las personas en

diversos aspectos de la vida. En el ámbito educativo, la inteligencia emocional

desempeña un papel fundamental en el desarrollo integral de los estudiantes, su

rendimiento académico y su capacidad para enfrentar los desafíos emocionales y

sociales. Al parecer, como evidencia de la pertinencia de aplicación de la anterior

categoría, en la actualidad, todos los avances tecnológicos que ha alcanzado la

humanidad, no la han eximido de padecer grandes problemáticas sociales como la

violencia de diferentes tipos y magnitudes, pobreza, desigualdad, discriminación,

injusticias, narcotráfico, consumo de drogas y muchas otras con repercusiones

negativas para la mayoría de la población mundial. Lo que deja en evidencia, como bien

lo afirma Bisquerra et al., (2016) que no es suficiente el manejar conocimientos o saber

hacer, es necesario saber ser, saber estar y saber convivir porque resulta insuficiente,

como se mantuvo hasta finales del siglo XX, centrar los procesos educativos en el

desarrollo cognitivo del estudiante, donde la adquisición de conocimientos prevalecía en

el currículo académico.

Surge entonces la necesidad de considerar el factor emocional como elemento

esencial para lograr la formación integral de los individuos, dado que está comprobado

que la cognición y la emoción se afectan recíprocamente, por tanto, en los procesos de

enseñanza y aprendizaje de los alumnos se deben tener en cuenta ambos aspectos; los

cognitivos y los emocionales, porque el separarlo es atentar contra la naturaleza del ser

humano dado que constituyen componentes de la personalidad (García, 2012). Lo que

condujo a que, a partir de 1990, la inteligencia emocional comenzara a ser de interés

investigativo, particularmente, luego del trabajo realizado por Peter Salovey y John

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Mayer. Alcanzando gran proyección y resonancia social en 1995 con el libro de Daniel

Goleman (Fernández y Extremera, 2004).

Desde la perspectiva de Goleman (1995) la inteligencia emocional está

relacionada con la capacidad de regular las emociones, los estados de ánimo, con la

capacidad de establecer empatía con los demás y de evitar que elementos estresantes

interfieran en la facultad racional al momento de tomar decisiones. Igualmente, sostiene

este autor que la inteligencia emocional ayuda a las personas a sentirse más

satisfechas, más eficaces y a dominar hábitos mentales que determinan la

productividad, y, por el contrario, aquellos que no la desarrollan se mantienen en

continuos debates internos que inciden de forma negativa en su capacidad de trabajo y

obstaculizan pensar con claridad. Con esta inteligencia es posible aprender a tomar

mejores decisiones emocionales mediante el control del impulso al actuar y la

identificación de diversas opciones de acción y sus consecuencias.

En este mismo orden de ideas, Fernández y Extremera (2004) y Bisquerra et al.

(2012) conciben la inteligencia emocional como una capacidad de aprender a percibir,

comprender y manejar las propias emociones y de los demás, por lo que cumplen un rol

primordial en el establecimiento, mantenimiento y calidad de relaciones interpersonales,

lo que redunda en la construcción del bienestar personal y social. Particularmente, los

efectos positivos de la Inteligencia emocional se manifiestan en disminución de

ansiedad, estrés, conflictos y otros comportamientos de riesgos, al tiempo que fomenta

la capacidad de tolerancia y la resiliencia (García et al., 2006).

Estos planteamientos son convalidados por estudios de reciente data, dentro de

los cuales se encuentra el realizado por Puertas et al. (2020) cuyos hallazgos ratificaron

relevancia de desarrollar programas de intervención de inteligencia emocional desde

edades tempranas, porque permite que los alumnos adquieran capacidad para

enfrentar conflictos de forma óptima e incide en el bienestar mental y en el rendimiento

académico de los mismos. Por otra parte, en la investigación realizada por Torres

(2021) se observa el llamado a vincular la formación universitaria con los

requerimientos de la dinámica social actual, y aprovechar las exigencias en el ámbito

tecnológico, laboral y emocional para impulsar el desarrollo socioemocional. Para ello

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es indispensable que los docentes reconozcan y sean conscientes del impacto que

tiene la inteligencia emocional en su práctica pedagógica, dado que el bienestar

emocional manifestado en el aula influye en el desarrollo emocional de los estudiantes.

Hernández y Silva (2021), realizaron un análisis de la inteligencia emocional de los

gestores educativos durante la pandemia. Los resultados apuntaron que la inclusión de

esta habilidad en la gestión escolar en momentos de crisis promueve un ambiente

escolar más armonioso, estimula la motivación individual al elevar la autoestima y

cultiva relaciones interpersonales positivas. Además, contribuye a mitigar los efectos

adversos de la pandemia, como la ira, la tristeza, la depresión y la frustración

generadas por el aislamiento social y las restricciones económicas. Estos impactos

negativos pueden repercutir de manera perjudicial en el desempeño académico de los

estudiantes.

Esto reafirma la importancia de desarrollar la inteligencia emocional en las

personas para que puedan autorregular sus emociones y responder adecuadamente

ante situaciones críticas. Estos hallazgos son relevantes desde el punto de vista

pedagógico, considerando que los gerentes escolares y los docentes son responsables

de tomar decisiones ante cualquier situación que se presente, y de estas decisiones

depende en gran medida el éxito o fracaso de los procesos de enseñanza y aprendizaje

de los estudiantes.

En el contexto colombiano, también se han identificado documentos que respaldan

la pertinencia y necesidad del desarrollo de competencias y habilidades relacionadas

con la inteligencia emocional en la educación. Un ejemplo ilustrativo es la investigación

llevada a cabo por Buitrago et al., (2019) en su estudio demuestra que un adecuado

nivel de inteligencia emocional en niños y adolescentes no solo reduce la ansiedad y la

agresividad en el entorno escolar, sino que también fomenta la adquisición de

habilidades para la empatía. Por consiguiente, promueven lo que denominan la

'alfabetización emocional' en la educación primaria y secundaria, contribuyendo a la

creación de ambientes de aprendizaje verdaderamente significativos

Ahora bien, a pesar de todos los enunciados esbozados y de los aportes evidentes

de innumerables investigaciones que han llevado a proponer y sustentar la inteligencia

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emocional como un elemento clave para la formación integral de los estudiantes,

autores como Bisquerra et al. (2012), García et al. (2006), Murillo y Hernández (2011),

consideran que la práctica educativa no ha sido impactada significativamente con esta

propuesta. Situación que requiere del interés de los educadores dado que, al actuar de

manera emocionalmente inteligente se puede adaptar al cambio, estar más preparados

para enfrentar los diversos desafíos y realidades que demanda la sociedad

contemporánea o que se pueden presentar súbitamente. Realidad de la que no escapa

el sistema educativo colombiano. Por esta razón, se origina el propósito de este artículo

enfocado a analizar diversas experiencias educativas contemporáneas relacionadas

con la inteligencia emocional para conocer las necesidades actuales de su aplicación

en los escenarios educativos.


MÉTODO

La investigación realizada tuvo un enfoque metodológico explicativo y de diseño

documental, con el tema de interés centrado en la aplicación de la inteligencia

emocional en el campo educativo. Así, según Hernández et al. (2018) la investigación

documental es una técnica que implica la búsqueda y análisis crítico de documentos

para obtener información y respuestas a preguntas de investigación. Para llevarla a

cabo, se realizó una revisión sistemática de la literatura sobre este tema en varias

bases de datos, incluyendo Google Académico, Academia.edu, Redalys, Dialnet, Scielo

y RefSeek. El proceso de indagación se realizó entre los meses de febrero y marzo de

2023 y se utilizaron palabras clave en español, restringiendo la búsqueda en las áreas

de investigación de la psicología y educación en Scielo y RefSeek. Se seleccionaron

veinte (20) investigaciones que cumplían con criterios de inclusión, como la

temporalidad y la calidad científica del artículo.

Además de la selección de los criterios de inclusión mencionados previamente, se

llevó a cabo un proceso exhaustivo de exclusión de aquellos artículos que no cumplían

con los estándares de calidad requeridos para la investigación en cuestión. Se

descartaron, por ejemplo, aquellos estudios que no eran empíricos, es decir, que no

incluían datos cuantitativos o cualitativos relevantes y verificables. Asimismo, se

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excluyeron aquellos trabajos que no permitían acceso completo al documento, lo que

dificultaría la revisión exhaustiva y la posterior interpretación de los resultados.

Por otra parte, se descartaron duplicados y otros tipos de publicaciones que no

eran artículos científicos. Específicamente, se eliminaron críticas de libros y

disertaciones, que, aunque podrían contener información significativa, no son

consideradas fuentes primarias de investigación empírica. Además, se excluyeron

aquellos estudios que no estaban relacionados directamente con el tema principal de la

revisión, que se centró en la inteligencia emocional aplicada al campo educativo. En

particular, se suprimieron artículos que vinculaban la inteligencia emocional con el

ámbito laboral, médico, deportivo, entre otras áreas, dado que no eran importantes para

los objetivos de la investigación.

De esta manera, la elección cuidadosa de los criterios de inclusión y exclusión

permitió identificar los mejores artículos disponibles en las bases de datos,

garantizando que los resultados obtenidos fueran de calidad científica para la

investigación realizada. En la tabla 1 se presentan los autores, tipo de estudio y país de

las investigaciones seleccionadas.


Tabla 1
Selección de autores, tipo de estudio y contexto

Tipo de Estudio Autor(es) País

Experiencias Educativas

Bisquerra, R (2016) España
Rojas, P (2017) España

Menacho I et al. (2022) Perú

García, P y Marín, P (2021) España

Romero S, et al. (2022) Colombia

Osorio F, et al. (2022) Perú

Granda, T y Granda J. (2021) Ecuador

Ordaz, G y Durán T. (2022) México

Valenzuela, A y Portillo S. (2018) México

Padilla, A y Sandoval M. (2022) México

Cornejo M et al. (2021) Chile

Investigaciones Teóricas Barrios, H (2020) Colombia

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Tipo de Estudio Autor(es) País

Investigaciones Teóricas

Buitrago, R y Molina, G (2021) Colombia

Rosero et al. (2021) Venezuela

Román P, et al., (2022) Ecuador

Valdiviezo, M y Rivera J. (2022) Perú

Barrios et al. (2019) Colombia

Gutiérrez C, y Catalán, J (2020) Chile

Huamán et al. (2021) Perú

Liccioni et al. (2020) Venezuela


RESULTADOS

Una vez recopilada la información necesaria, se procedió a realizar el análisis e

interpretación correspondiente, tomando en cuenta los hallazgos previamente

presentados por los autores mencionados. En cuanto a los criterios de análisis

establecidos, cabe destacar que éstos fueron determinados de forma sustantiva antes

de la recolección de datos, se basaron en la literatura existente. El primero de ellos se

enfoca en la trascendencia actual de la inteligencia emocional en diferentes ámbitos. El

segundo, en el papel de la inteligencia emocional en la educación, desde la perspectiva

del estudiante y del docente. Y el tercero, en la importancia de la inteligencia emocional

en situaciones de crisis, como la pandemia Covid-19, y cómo puede ayudar a las

personas a manejar situaciones de estrés y ansiedad en momentos de incertidumbre.


Tabla 2
Relevancia actual de la inteligencia emocional

Criterio de
análisis

Autor Hallazgos

Relevancia actual
de la

inteligencia emo-
cional

Gutiérrez, C y
Catalán, J (2020)

La exploración de la emocionalidad del niño y la niña de educación parvu-
laria es un mundo poco explorado y explotado por los docentes.

Bisquerra, R
(2016)

Otorga una gran relevancia a la inteligencia emocional como una habilidad
esencial para el bienestar y el éxito en la vida, así como para la mejora de
los procesos educativos y la convivencia en la sociedad.

Barrios, H et al.
(2019)

Algunos resultados investigativos, mediados por la experiencia de edu-
cadores y en escenarios de aula, evidencian la conexión entre emocio-
nes y el desarrollo personal y profesional de los actores educativos.

Barrios, H
(2020)

La formación emocional debe ampliar sus horizontes a cuidar el desarro-
llo de las experiencias emocionales de los actores educativos y sus posi-
bles expresiones o instancias positivas o negativas y centrar la atención

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Criterio de
análisis

Autor Hallazgos

en los múltiples factores que las impactan.

Padilla, A y
Sandoval M.

(2022)

La Educación Emocional en los últimos años ha sido de interés social
debido a su carácter emergente. Es necesario un cambio de perspectiva
por parte de los involucrados en el proceso educativo, así como las inter-
acciones en el aula y la formación emocional de padres y maestros para
atender con más herramientas la salud mental de los niños.

Rosero, R et al.
(2021)

La inteligencia emocional, permite estructurar diversas actividades y es-
trategias didácticas para consolidar la participación activa de los estu-
diantes en un proceso de reinserción social a la educación presencial
post pandemia,

Valdiviezo, M y
Rivera J. (2022)

Las personas que son emocionalmente sanas tienen mucha más capaci-
dad para conocerse, relacionarse con otros y otras, y dar solución a los
problemas de la vida. Sin embargo, preocupa la escasa producción cien-
tífica asociada al desarrollo de la Inteligencia Emocional en el campo
educativo.


La tabla 2 indica la necesidad de explorar y explotar la emocionalidad en la

educación parvularia para ampliar la formación emocional y cuidar las experiencias

emocionales de los actores educativos. Es esencial cambiar la perspectiva en el

proceso educativo, las interacciones en el aula y la formación emocional de maestros,

progenitores y cuidadores con el fin de optimizar la salud mental de los niños. La

instrucción emocional es un tema emergente que puede consolidar la participación de

los estudiantes en el proceso de reinserción social post pandemia utilizando la

inteligencia emocional como herramienta, a pesar de la escasa producción científica

sobre su desarrollo en la educación.


Tabla 3
Inteligencia emocional y los actores educativos

Criterio de
análisis

Autor Hallazgos

Inteligencia emo-
cional y los actores

educativos

Rojas, P (2017)

Los resultados obtenidos reflejan que las chicas tienen una inteligencia
emocional más alta que los chicos. La influencia del contexto social y cultu-
ral influye de manera significativa en los escolares al momento de gestionar
las emociones.

Cornejo, M et al.
(2021)

La educación emocional debe ser una acción creadora y transformadora de
educadores y alumnos para transformar el mundo a través del reconoci-
miento de sus afectos y relaciones en el intercambio pedagógico.

Buitrago, R y
Molina, G

(2021)

Se requiere empezar por reconocer que las emociones hacen parte de la
vida y son esenciales para las personas en su ámbito intrapersonal e inter-
personal.

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Criterio de
análisis

Autor Hallazgos

Valenzuela, A y
Portillo S.

(2018)

Se reconoce el valor que tiene la inteligencia emocional en el rendimiento
académico específicamente en el ámbito educativo, porque el adecuado
manejo de las emociones es esencial para el desarrollo por parte del alum-
nado dentro de la escuela.

García, P y
Marín, P (2021)

Existe un interés docente en formarse sobre la educación de la inteligencia
emocional y esta necesidad no está siendo cubierta con la formación per-
manente ni en la educación de futuros docentes.

Huamán et al.
(2021)

La inteligencia emocional en los docentes puede mejorar su capacidad para
dirigirse a los alumnos de manera más asertiva, creando un clima adecuado
en el aula.

Liccioni, M et al.
(2020)

La educación emocional debe contar con la participación de los padres y
docentes en el desarrollo de competencias emocionales de los niños.


La tabla 3 exhibe el alcance de la educación emocional en el proceso de

enseñanza y aprendizaje, así como la necesidad de formar a los docentes en

competencias emocionales para garantizar el éxito académico y emocional de los

estudiantes. Se destaca la gestión emocional tanto en la vida intrapersonal como

interpersonal, y se evidencia una diferencia en la inteligencia emocional entre géneros

debido a la influencia del contexto social y cultural. Por lo tanto, es esencial involucrar a

padres y docentes en el desarrollo de competencias emocionales en los niños para

lograr una educación emocional efectiva y transformadora. En este marco de ideas, es

crucial que los docentes estén capacitados en competencias emocionales para poder

brindar un apoyo adecuado en el ámbito educativo y emocional de los estudiantes. De

esta forma, se lograría una educación más efectiva y transformadora, que promueva el

bienestar emocional y el éxito académico de los estudiantes.


Tabla 4
La inteligencia emocional en escenarios de emergencia: pandemia Covid-19

Criterio de
análisis

Autor Hallazgos

La inteligencia emo-
cional en escenarios
de emergencia: pan-

demia Covid-19

Menacho, I et
al. (2022)

El clima institucional en el contexto de pandemia depende de la inteligencia
emocional y sus dimensiones.

Romero et al.
(2022)

La pandemia generada por el Covid-19, causó cambios en el proceso de
enseñanza, donde el estudiante debió afilar sus estrategias cognitivas,
afectivas y motivacionales para autorregular su aprendizaje.

Granda, T y
Granda, J

(2021)

Se constató que la educación emocional va de la mano con el proceso de
aprendizaje y su ausencia origina trastornos emocionales.

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Criterio de
análisis

Autor Hallazgos

Osorio F, et al.
(2022)

Es necesario fortalecer el desarrollo de la inteligencia emocional de los
estudiantes, para mitigar las inseguridades en el desarrollo del aprendizaje
significativo.

Ordaz, G y
Durán, T (2022)

Es necesario intervenir para cubrir el bienestar social y emocional de los
profesores, factor clave para su sostenibilidad y productividad ante futuras
contingencias.

Román P, et al.,
(2022)

Es necesario desarrollar habilidades socioemocionales en los estudiantes
ante circunstancias inciertas y desconcertantes como las que actualmente
se presentaron a causa de la pandemia.


La tabla 4 evidencia que durante la pandemia el clima institucional se encuentra

estrechamente ligado a la inteligencia emocional y sus diversas dimensiones. La

educación emocional se revela como un elemento valioso en el proceso de enseñanza

y aprendizaje, cuya ausencia puede generar trastornos emocionales. Por lo tanto, es

imperativo fortalecer el desarrollo de la inteligencia emocional de los estudiantes para

lograr un aprendizaje significativo y reducir las inseguridades derivadas de tal situación.

Además, se requiere intervenir para asegurar el bienestar social y emocional de los

profesores, esto es básico para su sostenibilidad y productividad en el futuro. Por

último, el desarrollo de habilidades socioemocionales en los estudiantes resulta decisivo

ante situaciones desconcertantes como la pandemia.


DISCUSIÓN


En este apartado se presenta la discusión a partir de los resultados obtenidos de

las investigaciones que constituyen el corpus para el análisis en atención a los criterios

de estudios establecidos.


Relevancia actual de la inteligencia emocional

La inteligencia emocional ha despertado un creciente interés en el sector

educativo debido a su eficacia en el desarrollo personal y profesional de los actores

educativos y en la salud mental de los niños. Gutiérrez y Catalán (2020) destacan la

necesidad poco explorada de conocer el mundo emocional de los niños en educación

parvularia. Además, Barrios et al. (2019) identificaron una conexión entre las emociones

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y el desarrollo personal y profesional de los actores educativos, basándose en

resultados de investigación y en la experiencia de educadores en el aula. Así mismo,

Fernández y Extremera (2004) destacan la necesidad de desarrollar la inteligencia

emocional en el profesorado. Los autores sugieren que los docentes con mayor

competencia emocional son más eficaces en su trabajo, y pueden gestionar de manera

más adecuada las situaciones conflictivas y contribuir a crear un clima emocionalmente

positivo en el aula. Esto, a su vez, puede fomentar el desarrollo socioemocional de los

estudiantes y prevenir problemas de salud mental.

La preeminencia de la formación emocional en los actores educativos, como

señala García (2012), es clave para el fomento integral de los estudiantes. En este

sentido, Barrios (2020) destaca el valor de prestar atención a los factores que afectan el

desarrollo emocional de los educadores, mientras que Padilla y Sandoval (2022) hacen

hincapié en la necesidad de proporcionar herramientas para la salud mental de los

estudiantes y la importancia de un cambio de perspectiva por parte de los involucrados

en el proceso pedagógicos. Es evidente que la inteligencia y la educación emocional

son temas fundamentales en la formación de los actores educativos y en la atención a

la salud mental de los estudiantes.

La inteligencia emocional también puede ser utilizada para estructurar diversas

actividades y estrategias didácticas para consolidar la participación de los educandos

en un proceso de reintegración social a la educación presencial postpandemia como

señalan Rosero et al. (2021). Además, Valdiviezo y Rivera (2022) resaltan la

importancia de las personas que son emocionalmente saludables, estas tienen una

mayor capacidad para conocerse, relacionarse con otros y solucionar los problemas de

la vida. A pesar de la validez actual de la inteligencia emocional en el ámbito educativo,

es preocupante la escasa producción científica en este campo, lo que sugiere la

necesidad de seguir investigando y promoviendo su desarrollo. Del mismo modo, la

obra de Bisquerra (2016) puede aportar valiosas herramientas para entender y fomentar

la inteligencia emocional en el proceso formativo, lo que a su vez puede contribuir al

bienestar emocional y académico de los estudiantes y a una educación más completa y

humana.

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Bisquerra et al. (2012) enfatiza en la trascendencia del desarrollo de la inteligencia

emocional en los estudiantes para optimizar el rendimiento académico y bienestar

psicológico, especialmente en situaciones de crisis como la pandemia que se vivió. La

enseñanza emocional es un tema notorio en el ámbito educativo y es necesario seguir

investigando para promover su desarrollo y ajustar el bienestar de los estudiantes.

Basándose a lo anterior, en Colombia se ha reconocido la necesidad de progresar en

las competencias y habilidades de inteligencia emocional en el ámbito educativo, como

lo sugiere la investigación realizada por Buitrago et al. (2019). Según los hallazgos de

este estudio, un nivel emocional adecuado en niños y adolescentes puede disminuir la

ansiedad y la agresividad en la escuela, al mismo tiempo que promueve el avance de

habilidades para el reconocimiento de la empatía.


La inteligencia emocional y los actores educativos

El significado que los educadores ejerzan su papel a través de su propio ejemplo

adquiere gran importancia en el ámbito de la instrucción emocional de los estudiantes,

son estos profesionales los encargados de liderar y fomentar la inteligencia emocional

de sus alumnos. Como han destacado varios autores, entre ellos Romero et al. (2022),

Gutiérrez y Catalán (2020), entre otros que versan sus argumentos en considerar que

los instructores pedagógicos tienen un impacto significativo en las relaciones

socioafectivas y en el progreso emocional de los estudiantes.

En esta dirección, resulta fundamental que los maestros conozcan sus propias

fortalezas, debilidades y posibilidades emocionales, lo que les permitirá reconocer su

propia humanidad y convertirse en una poderosa herramienta para el intercambio

pedagógico. No obstante, como mencionan Gutiérrez y Catalán (2020), en los centros

educativos, los profesores a menudo carecen de una intención clara y definida de cómo

poner en práctica habilidades de la inteligencia emocional, lo que lleva a reflexionar

sobre la práctica docente y sus desafíos para dirigir, orientar y ayudar a la población

escolar a conocer, expresar y controlar sus emociones correctamente.

Es importante destacar que la falta de atención a la formación emocional en los

sistemas educativos ha ocasionado una situación alarmante en la que un gran número

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de alumnos presentan problemas de estrés, ansiedad y depresión (Puertas et al.,

2020). Por tanto, resulta primordial abordar el desarrollo socioemocional si se desea

lograr la formación integral de los individuos y avanzar hacia una educación que

contribuya a una sociedad más justa y equitativa (Murillo y Hernández, 2011).

Enfrentar los desafíos actuales en el campo de la educación y la inteligencia

emocional de los educandos, requiere una atención especial a la formación inicial y

permanente del profesorado, como destacan García y Marín (2021). Los educadores

son actores fundamentales en la promoción de la inteligencia emocional y la formación

integral de sus alumnos. De hecho, diversos estudios señalan que los docentes tienen

un impacto significativo en el desarrollo emocional y socioafectivo de los estudiantes

(Fernández y Extremera, 2004 y Liccioni et al., 2020).

En consonancia con la perspectiva propuesta por Cornejo et al. (2021), la

educación emocional emerge como un proceso formativo de naturaleza dinámica y

trascendental, que requiere la activa participación tanto de los educadores como de los

alumnos. Esta acción educativa no se limita a la mera instrucción académica, se

configura como una fuerza motriz capaz de generar cambios profundos y significativos

en la sociedad. Su esencia reside en el fomento de la autoconciencia emocional y el

fortalecimiento de las habilidades relacionadas con la inteligencia emocional. De esta

manera, la educación emocional se convierte en una herramienta poderosa para el

reconocimiento y la comprensión de los afectos, así como para el cultivo de relaciones

interpersonales saludables en el contexto pedagógico. Esta transformación no solo

afecta la vida de los individuos involucrados, tiene el potencial de influir positivamente

en la evolución de la sociedad en su conjunto, promoviendo una mayor empatía,

respeto y cooperación en la búsqueda de un mundo más equitativo y armónico.

Es innegable el valor que posee la inteligencia emocional en el rendimiento

académico, especialmente en el contexto educativo, dado el manejo efectivo de las

emociones se erige como un elemento esencial para el desarrollo de los estudiantes en

el entorno escolar (Valenzuela y Portillo, 2018). La comprensión y regulación de las

emociones no solo contribuyen a la creación de un ambiente de aprendizaje más

positivo, inciden directamente en la motivación, la autoconfianza y la resiliencia de los

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alumnos, factores que desempeñan un papel crucial en su desempeño académico y en

su crecimiento integral. En este sentido, la integración de la inteligencia emocional en la

educación emerge como una estrategia pedagógica fundamental para promover un

aprendizaje efectivo y enriquecedor.

Es fundamental destacar el interés de la educación emocional y confort de los

estudiantes en la formación de los educadores, como lo señala Goleman (1995). Los

docentes son figuras importantes en la vida de sus estudiantes, por lo tanto, deben

estar formados en el desarrollo de habilidades y competencias afectivas. Sin embargo,

tal como señalan García y Marín (2021), en ocasiones, falta una intención clara sobre

cómo aplicar estas habilidades en el entorno educativo, puede generar desafíos en la

guía y orientación de los estudiantes en el reconocimiento, expresión y regulación

idónea de sus emociones. La inteligencia emocional ha sido reconocida como un

elemento primordial para la formación integral de los estudiantes. No obstante, autores

como Bisquerra et al. (2012), han señalado que la práctica educativa aún no ha sido

significativamente impactada por esta propuesta. Esta situación requiere la atención de

los educadores, quienes al actuar de manera emocionalmente inteligente pueden

adaptarse al cambio y estar preparados para enfrentar los desafíos de la sociedad en

que vivimos.

En relación con los hallazgos de la investigación de Rojas (2017) indican mayor

inteligencia emocional que los chicos, el contexto social y cultural juega un papel

significativo en cómo los estudiantes gestionan sus emociones. Esto subraya la

importancia de investigar más a fondo las causas de estas diferencias de género y

comprender mejor el entorno y su influencia en la competencia emocional de los

estudiantes, con el objetivo de desarrollar estrategias educativas más equitativas.

En consecuencia, la educación y la inteligencia emocional de los estudiantes son

temas fundamentales en la formación integral de los mismos, y los educadores son

protagonistas en este proceso. La capacitación de los maestros en estas habilidades y

competencias es básica para fomentar el desarrollo socioafectivo de los estudiantes y

prevenir problemas de salud mental. Es imprescindible que los sistemas educativos

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enfaticen en la formación inicial y permanente del profesorado en este ámbito para

poder abordar estos desafíos con mucha más efectividad.

De acuerdo con la investigación llevada a cabo por Huamán et al. (2021), se pone

de manifiesto la trascendental influencia de la inteligencia emocional en el desempeño

de los docentes, lo cual puede desembocar en una mejora sustancial de su habilidad

para interactuar con los alumnos de manera altamente asertiva. Este enfoque

pedagógico no solo se traduce en una comunicación más efectiva, también contribuye a

la creación de un entorno educativo propicio y armonioso en el aula. La competencia

emocional de los docentes, al permitirles identificar y regular sus propias emociones,

así como comprender las de sus estudiantes, facilita la gestión de situaciones

conflictivas y favorece el establecimiento de relaciones interpersonales más positivas y

constructivas. En última instancia, esta capacidad emocional puede tener un impacto

profundo y duradero en el proceso de enseñanza - aprendizaje, promoviendo un

ambiente donde los estudiantes se sientan más motivados, seguros y dispuestos a

participar activamente en su formación académica.


La inteligencia emocional en escenarios de emergencia: pandemia Covid-19

Los efectos de la pandemia del Covid-19 ha generado importantes cambios en la

sociedad, especialmente en el ámbito educativo, donde la transición de la educación

presencial a la virtual implicó un aumento de la exigencia de reconocer y desarrollar la

inteligencia emocional para que los escolares puedan autorregular su aprendizaje

(Romero et al., 2022). A pesar de esto, se ha observado que los estudiantes presentan

deficiencias en la expresión y gestión de sus emociones, lo que afecta su rendimiento

académico como su vida personal, generando inestabilidad y afectando su compromiso

escolar (Román et al., 2022). Asimismo, se demostró que los padres y representantes

también presentan dificultades en el manejo emocional durante la pandemia, lo que

afecta a los estudiantes y a la comunidad en general (Granda y Granda, 2021).

En este sentido, la inteligencia emocional es indispensable para el desarrollo

intrapersonal e interpersonal de las personas y resulta sustancial en entornos virtuales

de enseñanza y aprendizaje. Por lo tanto, es fundamental que los estudiantes,

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educadores y familiares activen estrategias para abordar los aspectos

socioemocionales y aprendan a sortear diversas situaciones, inquietudes que les

aquejan. Además, se ha comprobado que el manejo emocional que un educador pueda

desarrollar tiene un efecto directo sobre las relaciones entre los estudiantes y con sus

colegas, lo que depende de habilidades como la autorregulación, el autoconocimiento,

la motivación, la empatía y la habilidad social (Menacho, et al., 2022). Cuando los

docentes pueden reconocer y moderar sus emociones, podrán relacionarse

debidamente con los demás, lo que les garantiza una acertada relación durante la

interacción con sus estudiantes, creando máximas condiciones para la educación en

general, incluso en circunstancias estresantes, de temor y de incertidumbre como las

vividas durante la pandemia (Hernández y Silva, 2021).

En consecuencia, una apropiada alfabetización emocional, que incluye el

desarrollo de la inteligencia emocional, es básica para enfrentar las diferentes

vicisitudes de la vida y está estrechamente relacionada con los procesos de enseñanza

y aprendizaje. Además, resulta fundamental que los educadores desarrollen técnicas

aptas en inteligencia emocional para aprender a equilibrar sus emociones y las de los

demás en escenarios sociales y escolares inesperados, lo que redundará en su

sostenibilidad, productividad y prevención de patologías mentales y físicas (Ordaz y

Durán, 2022).

Por consiguiente, el estudio de Osorio et al. (2022) destaca la necesidad urgente

de fortalecer la inteligencia emocional de los estudiantes. Esto es esencial para superar

las inseguridades que a menudo obstaculizan el aprendizaje significativo. Reconocer y

gestionar las emociones propias y ajenas es fundamental para crear un ambiente de

aprendizaje más propicio. Esto fomenta la autoconfianza, la resiliencia emocional y la

motivación intrínseca, factores cruciales para un aprendizaje efectivo y duradero. La

integración de la inteligencia emocional en la formación académica puede mejorar

significativamente la calidad de la enseñanza y promover un aprendizaje más

satisfactorio.

La pandemia demostró la importancia de la inteligencia emocional en la educación

y en la vida en general. Se destacó la necesidad de desarrollar y fortalecer esta

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habilidad en todos los ámbitos de la sociedad. En otras palabras, ser conscientes y

tener dominio sobre nuestros sentimientos y emociones es fundamental para

transformar una realidad caótica y brindar oportunidades para tomar el control de

nuestros impulsos emocionales, comprender los sentimientos más profundos de

nuestros semejantes, manejar amablemente nuestras relaciones (Goleman, 1995. p. 9).


CONCLUSIONES

Tras la revisión exhaustiva de las investigaciones científicas disponibles, se puede

afirmar que la inteligencia emocional representa una competencia fundamental en el

sector educativo contemporáneo. Los autores consultados resaltan la importancia del

desarrollo emocional en la optimización de los procesos de enseñanza y aprendizaje a

todos los niveles, lo cual contribuye a una formación integral y permite abordar los

desafíos actuales, tales como los avances tecnológicos, la violencia, los problemas

ambientales, la pobreza y las desigualdades sociales. Los hallazgos de la revisión de la

literatura destacan la necesidad de fomentar la instrucción emocional en los procesos

educativos para ser más eficientes en la educación y preparar a los estudiantes para

enfrentar los desafíos del mundo actual.

En el análisis se han identificado tres categorías que refuerzan el fundamento de

la inteligencia emocional en la educación: la relevancia actual de la inteligencia

emocional, la inteligencia emocional y los actores educativos, y la inteligencia

emocional en contexto de emergencia, como fue la pandemia del Covid-19. Es

importante señalar que la educación en inteligencia emocional debe involucrar a todos

los actores educativos, incluyendo a la familia y la comunidad, para lograr una

implementación efectiva y sostenible en el entorno educativo.

Es vital mencionar que, aunque se ha discutido acerca de la inteligencia emocional

en la educación durante varias décadas, sigue siendo un tema con poca proyección y

aplicación para muchos docentes y otros miembros del ámbito educativo. Por lo tanto,

se deben abordar los obstáculos que impiden su implementación en las aulas de clase,

y para ello es necesario involucrar a todos los participantes en todos los escenarios

donde los estudiantes se desenvuelven.

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En última instancia, los docentes asumen una importante responsabilidad en la

formación y el desarrollo de su competencia emocional para poder servir como modelos

y mediadores en el proceso educativo para otros actores del ámbito educativo. Para

ello, los docentes deben ser capaces de reconocer sus propias emociones y las de los

estudiantes, y de controlar efectivamente situaciones emocionales complejas en el aula

de clases. Además, es fundamental que los docentes realicen investigaciones que

aborden otras perspectivas, enfoques y metodologías para contribuir a la aplicación y

consolidación de la inteligencia emocional en la práctica pedagógica contemporánea y

potenciar la calidad de los procesos educativos en los centros escolares. A través de

una formación continua y actualización constante en las buenas prácticas y estrategias

de enseñanza, los docentes pueden promover un entorno educativo enriquecedor que

fomente el desarrollo emocional y académico de sus estudiantes.


CONFLICTO DE INTERESES

La autora declara no tener conflictos de intereses relacionados con la

investigación presentada en este artículo. En tal sentido, se compromete a cumplir con

los requisitos de divulgación de la revista o publicación en la que presenta su trabajo

para garantizar la transparencia y la integridad de la investigación.


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