estandarizada CLP en el nivel IV B, fue después de incluir la tradición oral en las clases
y relacionar en la medida de las posibilidades los ejemplos desde los textos y
experiencias de los mismos niños, trabajados por medio de la oralidad, la figura 2 muestra
los resultados de dicha prueba y se puede observar que hay una mejoría en algunas
preguntas, en otras se mantiene y en otras baja el porcentaje, sin embargo, una vez
hecho el comparativo con los datos totales, tanto de la aplicación del nivel A pre test,
como el nivel B post test, la diferencia que se estableció es de 2 puntos, que mirándolos
a simple vista no es significativo, pero si tomamos como referencia la forma, qué y cómo
evalúa el ICFES, hay que tener en cuenta que un punto, en este ámbito es muy difícil de
subir, incluso es muy difícil mantenerse, debido a que dichas pruebas lo que evalúan son
competencias comunicativas en donde los estudiantes deben tener la capacidad de
relacionar y aplicar el conocimiento en un contexto diferente.
Teniendo como referencia los resultados de la caracterización de lectura y la
aplicación del pre test, prueba CLP nivel IV A, en cuanto al pre test, se tiene como
constante que, en las pruebas aplicadas, los estudiantes muestran dificultad en los tres
niveles de comprensión lectora, literal, inferencial y crítica, que está muy relacionado con
los componentes semántico, sintáctico y pragmático, por esto se busca comprobar, si el
uso de la tradición oral en el desarrollo de las clases aportaría a mejorar los procesos
lectura y escritura en los estudiantes, dicha evidencia se miró con la aplicación del pos
test, prueba CLP nivel IV B, donde se encontró que la diferencia con relación al pre test
es de dos puntos, lo que permite establecer que cuando el conocimiento se relaciona con
el contexto, en este caso con la cultura, que encierra las tradiciones, usos y costumbres
el aprendizaje, se torna más significativo, lo que permite mejorar la comprensión lectora
y con ello escalar la puntuación en pruebas internas y externas.
El conocimiento local, es una posibilidad a potenciar, para fortalecer los procesos
de lectura y escritura, afianzar esta propuesta en algo cercano a las personas, en este
caso la tradición oral, es encontrar el camino hacia el encuentro de conocimientos: el
previo y el nuevo. Ratificando que la cultura hace parte del conocimiento, desarrollado en
el entorno, componente cultural, que se inmersa en el desarrollo de actividades
académicas y de convivencia, siendo más, significativas para el estudiante, de esta forma