para luego proseguir a través de lo que realiza la persona a lo largo de su vida, que co-
mienza, sin lugar a dudas desde etapas muy tempranas, aunque no sea detectado por los
otros ni por sí mismos.
Ello significa, después de todo, que en nuestro crecimiento como seres humanos
estamos continuamente involucrados en el proceso de la Bildung, aun tras haber comple-
tado la educación formal. La tarea del educador consiste, a tal efecto, en sentar las bases
de este proceso, para que se despliegue a lo largo de la vida, con el objetivo final de lograr
el bien del individuo a la vez que el bien de la comunidad en su conjunto. En tal contexto,
la novela de formación representa una herramienta educativa relevante (Forni, 2020), ya
que, a través de la narración de historias, crea conocimiento, identificación e inclusión,
además de ofrecer a los lectores, especialmente a los jóvenes, nuevas experiencias de
vida, convirtiéndose así en uno de los instrumentos que permite dar continuidad a la
educación formal, por lo cual los valores que destaque, así como los que silencie, repre-
sentan aspectos de notable interés en las investigaciones sobre este tema.
Como lo señala Maimone (2015), al trascender el mero beneficio personal, pro-
vocado por intereses individuales superpuestos al patrimonio universal de la cultura, se
hace posible implementar esa experiencia libre y abierta y entrar en comunicación autén-
tica con los demás, estableciendo un diálogo, conociéndose y entendiéndose sobre el
asunto como seres humanos. O bien, desde otra perspectiva, entrar en contacto con la
tradición histórica y permitir que sea ella quien nos hable como el otro. La experiencia
hermenéutica solo puede tener lugar para que el individuo llegue a ser consciente de su
esencia ligada a esa experiencia. Por lo tanto, representa el éxito de la figura más alta de
la conciencia, es decir, el punto más alto que puede alcanzar la formación del individuo
y se identifica con la apertura a nuevas experiencias de verdad y nuevas capacitaciones.
En este sentido, la práctica hermenéutica es la cumbre de la conciencia humana
insertada en el inagotable proceso de la Bildung. La formación se manifiesta también
como negatividad sustancial, guiada por el conocimiento socrático del no saber; no tiene
fin excepto con la vida misma; es siempre la apertura y el avance hacia nuevas experien-
cias reveladoras. Cabe preguntar, entonces, ¿cómo conciliar educación y formación?
¿cómo transmitir sensibilidad hacia el atractivo de la cultura a jóvenes que viven en una
constante hiperestimulación de los sentidos? Ningún amo, autoritario o no, puede tener
tal poder; no se trata de algo que se puede aprender a través del miedo o la sumisión. Se
genera movimiento en el individuo de forma espontánea, auténtica e incontrolable. Por lo
tanto, solo en contacto con la tradición, con la herencia viva del lenguaje, con la apertura
y la eliminación de los hermetismos hacia temas como la sexualidad, la violencia o los
cambios, el llamado puede manifestarse y el pensamiento puede dar sus primeros pasos.
Al abrirse ante las ideas e inclinaciones distintas a las propias, dejando que la
llamada se asocie a la de los demás y contribuya a la guía de los impulsos y los esfuerzos,