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L-ISSN: 1316-0087
E-ISSN: 2244-7474
Investigación y Postgrado, 40(1), abril 2025, pp. 109-122
ORALIDAD Y RESISTENCIA EN LA DIÁSPORA
DEL AFROPACÍFICO COLOMBIANO
Francia Elena Rodríguez Rodríguez
1
faele1220@gmail.com
Universidad San Buenaventura de Cali
Colombia
Marlene Arteaga-Quintero
2
marlenearteagaquintero@gmail.com
Universidad Pedagógica Experimental Libertador
Instituto Pedagógico de Miranda José Manuel Siso Martínez
Venezuela
Recibido: 15/02/2025 Aceptado: 30/03/2025
RESUMEN
En el Pacífico colombiano, existe una rica herencia de la oralidad de los grupos afro que ha impactado en
la lengua de las comunidades. En este artículo nos hemos planteado revisar algunas ideas relacionadas con
la oralidad del Afropacífico como parte de la contribución en la reafirmación de los valores culturales de la
comunidad en la región. La intención es contribuir con estudios sobre los valores de la diáspora africana
desde la revisión de la oralidad, como una herramienta de alto valor para comprender el legado de los
conocimientos ancestrales. Se recogen algunas ideas sobre las relaciones entre la oralidad y la resistencia,
se diserta sobre la necesidad de incluir los saberes vinculados con la oralidad dentro de los programas
escolares y se cierra con algunas implicaciones pedagógicas derivadas del conocimiento de la oralidad de
la comunidad afrocolombiana en el rescate de la identidad cultural de todo el país.
Palabras clave: oralidad; lingüística; Afropacífico; afrocolombiano.
ORALITY AND RESISTANCE IN THE COLOMBIAN AFRO-PACIFIC DIÁSPORA
ABSTRACT
In the Colombian Pacific, there is a rich oral heritage of Afro-Colombian groups that has impacted the
language of these communities. In this article, we review some ideas related to the oral tradition of the Afro-
Pacific as part of our contribution to reaffirming the cultural values of the community in the region. The
intention is to contribute to studies on the values of the African diaspora by examining oral tradition as a
valuable tool for understanding the legacy of ancestral knowledge. We present some ideas on the
relationship between oral tradition and resistance, discuss the need to include oral traditions in school
curricula, and conclude with some pedagogical implications derived from the Afro-Colombian community's
oral tradition for the preservation of the entire country's cultural identity.
Keywords: Orality; linguistics; Afro-Pacific; Afro-Colombian.
1
Francia Elena Rodríguez. Bachiller Pedagógico de la Normal Central Femenina de la ciudad de Tuluá, Licenciada en Español y
Literatura de la Universidad del Quindío. Especialista en Administración de la Informática Educativa y Magíster en Gestión de la
Tecnología Educativa de la Universidad de Santander. Candidata a doctora de la Universidad San Buenaventura de Cali. Orcid:
https://orcid.org/0009-0002-2039-0141. Institución de adscripción: Institución Educativa Técnica de Occidente de la ciudad de
Tuluá, departamento del Valle del Cauca, Colombia.
2
Marlene Arteaga Quintero. Profesora de Literatura y Lengua Castellana, Instituto Pedagógico de Caracas. Magíster en Literatura
Latinoamericana, Universidad Simón Bolívar. Doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación, UNED, Madrid. Profesora invitada
de la Universidad San Buenaventura de Cali, Colombia. Orcid:
https://orcid.org/0009-0002-2039-0141. Institución de
adscripción: Instituto Pedagógico de Miranda José Manuel Siso Martínez, Universidad Pedagógica Experimental Libertador,
Venezuela.
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Introducción
El presente artículo tiene sus raíces en una investigación mayor titulada ¿De dónde vengo yo?
Literatura oral afro con migrantes del Pacífico colombiano en Tuluá, Valle, adscrita al énfasis de
estudios interculturales del Doctorado en Educación, en la Universidad San Buenaventura, Cali,
Colombia. Desde allí, nos hemos interrogado acerca de cuál es la contribución de la oralidad en la
reafirmación y la continuidad de la identidad cultural afro, en la población del Pacífico colombiano,
en el centro del Valle del Cauca. Esta inquietud se considera de particular interés a los fines del
desarrollo de un conjunto de ideas sobre las formas de afianzar la cultura y la identidad en la región.
En la investigación se discuten elementos teóricos sobre la diáspora africana, fenómeno que
se puede conceptualizar como “un proceso de descolonización y liberación insertado en las
prácticas culturales del pueblo negro, las corrientes intelectuales, los movimientos sociales y las
acciones políticas de los sujetos afrodiaspóricos” (Lao Montes, 2007, p. 51). Las migraciones de
numerosas personas hacia diferentes partes del mundo, así como la conservación de sus tradiciones
y costumbres, el proceso de adaptación a las nuevas sociedades y los nexos permanentes con sus
territorios de origen, son elementos que forman parte de las diásporas y de sus indagaciones
(Beltrán et al., 2022).
En el Pacifico colombiano, el estudio de la diáspora africana reviste singular interés, puesto
que dicho fenómeno permite entender las ausencias, las presencias y las reconstrucciones de los
legados africanos en la región. Lo anterior es particularmente importante en esta comunidad debido
a que se fusionan los tiempos de su historia en los procesos de desplazamiento forzoso. Su estudio
contribuye a la comprensión de las trayectorias afrodescendientes como producto de la herencia
oral, por medio de un proceso académico e intelectual, en el reconocimiento, valoración y
desarrollo de la oralidad de la población migrante afrocolombiana de esta región. Como lo señalan
Meneses Copete et al. (2020), su historicidad se encuentra profundamente ligada al proceso
diaspórico africano y de la subalternización” (p. 13).
Del mismo modo, debe considerarse el hecho de que, en Colombia, a pesar de ser uno de los
países de la América hispana donde la población negra es numerosa, los estudios sobre el África y
la diáspora, aún son limitados (Romero Mancilla, 2022). En consecuencia, el presente artículo se
propone como primer objetivo comentar la oralidad como la principal herramienta que tiene el ser
humano para expresarse ante el mundo, sin la cual no podría vivir, en tanto que con ella se
identifica, transmite saberes o conocimientos que vienen cargados de procesos significantes, los
que les prestan sonoridad a sus expresiones.
Como segundo objetivo, el trabajo persigue indagar sobre aquellos autores que han hecho
posible que se conserve la diáspora africana como salvaguarda del legado de los pueblos afro, con
una serie de conocimientos ancestrales de la matriz y herencia africana, que se manifiesta en
diferentes tipos de expresiones. Tal realidad evidencia que con la exploración de la diáspora
africana en Colombia se busca perpetuar el conocimiento ancestral de las poblaciones
afrodescendientes, a través de la recuperación de sus propios saberes y la reconciliación con la
justicia, la equidad y la identidad. Con base en tales consideraciones, se aspira a que este artículo
pueda contribuir al mejor conocimiento de esta problemática sobre la cultura del Afropacífico.
Elementos conceptuales
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El lenguaje humano se ha presentado a menudo como la línea crucial que divide a la
humanidad de los animales y la alfabetización entra, entonces, en escena como el elemento que
cumple el destino humano, la redentora de la oralidad primitiva y, en la apoteosis alfabética, la
heroína que todo lo conquista en la misión civilizadora de Occidente. Esta historia épica, tan
omnipresente como sigue siendo, está actualmente bajo ataque desde muchas direcciones; en
particular desde el trabajo en expansión sobre múltiples prácticas de alfabetización. El lenguaje
verbal es solo posible en conjunción con todos los factores aludidos (Cárcamo Landero, 2007), por
lo que su estudio es valioso desde todos sus ángulos.
Como lo señala Finnegan (2003), el mito tradicional también subestima la naturaleza múltiple
del lenguaje en sí: investigadores de varias disciplinas están revelando cada vez más la naturaleza
multimodal del habla y la escritura humanas. Centrarse en definiciones más estrechas del lenguaje
y, como en la elevación heroica de la oralidad y la alfabetización, proponer el tratamiento de la
lengua escrita como el factor crucial de la cultura, es ofrecer un relato débil y de una sola línea de
la historia humana y, con él, un relato engañoso y etnocéntrico, no solo de la humanidad en general
sino también de muchas de nuestras prácticas educativas reales. Así pues, este relato reclama ser
sustituido por un modelo más amplio y más intercultural, tanto de aprendizaje como de
comunicación.
Los estudios sobre oralidad tienden a concentrarse en aquellas sociedades o lenguas en las
que la alfabetización ha sido un fenómeno relativamente tardío y no particularmente extendido. Lo
"oral" equivale, de hecho, a lo prealfabetizado. En este sentido, la dicotomía oralidad-escritura
(oralidad-alfabetización) adquiere un significado antropológico particular; se convierte en un
criterio para evaluar las diferencias percibidas entre ciertas sociedades y pueblos. Algunos
estudiosos como Goody (1977) y Sato (2014) sostienen, con firmeza, este argumento, al considerar
otras dicotomías de esta naturaleza; por ejemplo, la dicotomía lógico-prelógico o la dupla
domesticado-salvaje, concebidas por los antropólogos Lévy-Bruhl y Lévi-Strauss,
respectivamente, como ejemplos de binarismo etnocéntrico europeo.
La dicotomía oral-literatura, que indica un cambio material en el sistema de comunicación y
de interacción humana en general, proporciona un criterio mucho más específico para distinguir
entre diferentes tipos de sociedades. Pero ¿qué es la oralidad dentro de esta dicotomía
antropológica? Puede afirmarse, de hecho, que el término acaba por referirse menos al contexto
del habla, en sí, que al contexto del habla en ausencia, más o menos completa, de la escritura (Alant,
1994).
Con base en lo anterior, se podría aceptar que la oralidad pertenece, en general, a la expresión
lingüística, en la medida en que esta última ha permanecido relativamente libre de la influencia de
la alfabetización. Pero esto solo será correcto si el estudio de la oralidad se ocupa, específicamente,
no tanto del habla en su sentido cotidiano, sino, de hecho, de formas particulares de habla
culturalmente definidas (Hajduk-Nijakowska, 2023). En tal sentido, los estudios de la oralidad se
ocupan de los géneros orales: el poema de alabanza, el proverbio, el cuento popular, la epopeya, el
canto fúnebre, etc. Así, puede resultar esclarecedor hacer una breve referencia a los orígenes de lo
que Walter Ong llama la nueva comprensión de la oralidad (Alant, 1994, p. 43): la demostración
por parte de Millan Parry (1928; 1971) de que las características distintivas de la Ilíada y la Odisea,
consideradas durante tanto tiempo como la encarnación literaria y, por lo tanto, alfabetizada de la
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cultura clásica occidental, se debían, de hecho, "a la economía que se les imponía mediante los
métodos orales de composición" (Ong, 1982, p. 21).
De esta manera, el descubrimiento del contraste entre lo oral y lo escrito no se atribuye a la
lingüística, sino al campo de los estudios literarios. Cualesquiera que sean las áreas de la literatura
que hayan cobrado importancia dentro del campo de la oralidad y la alfabetización, el vínculo entre
los estudios de la oralidad y los estudios literarios sigue siendo tan fuerte como siempre. En otras
palabras, el estudio de la oralidad, en general, hace por lo oral lo que el estudio de la literatura hace
por lo escrito, independientemente de los contextos sociales y educativos en los que tales procesos
ocurran (Castro Forero et al., 2023).
Desde una perspectiva antropológica, la oralidad equivale a no alfabetización, mientras que
en un contexto literario se convierte en literatura oral. De hecho, la investigación en los estudios
de oralidad y alfabetización han tendido a enmarcarse en la amplia moldura de estas dos
perspectivas. El estudio de la oralidad como prealfabetización ha llevado a los investigadores a
delimitar con gran detalle lo que perciben como diferencias entre lo que puede denominarse la
mentalidad oral y la alfabetizada, mientras que, al desviarse hacia la oralidad como género, han
documentado peculiaridades de los temas, la expresión y el estilo orales.
Por supuesto, las perspectivas antropológica y literaria se superponen: las características de
una producción oral, como género, se analizan y explican a la luz de prerrequisitos peculiarmente
orales. Por ejemplo, la necesidad de tener un patrón métrico facilita la evocación de la memoria o,
dado que la oralidad, siempre se representa, existe la necesidad de causar una determinada
impresión en la audiencia. Consecuentemente, los investigadores también pueden, con base en
estas características, hacer ciertas inferencias sobre la mentalidad de las personas que se encuentran
desplegando manifestaciones orales (Alant, 1994).
No obstante, estas consideraciones, Alant (1994, p. 50) advierte sobre la necesidad de evitar
tratar la oralidad, en un sentido lingüístico, como una característica individual de una lengua que
de otra. Esto refleja, simplemente, prejuicios propios contra una oralidad que se insiste en
considerar como no alfabetización, con las inevitables connotaciones de primitivismo y falta de
desarrollo que suele asociarse con esta última.
Oralidad en la diáspora afrocolombiana
Esta temática ha sido tratada por autores como Manuel Zapata Olivella, antropólogo y
folclorista considerado el representante más importante de los estudios relacionados con la
literatura afrocolombiana. A través de sus trabajos se ha dado a conocer el camino de la
reivindicación para liberarse de todas las influencias que niegan la grandeza de todos los seres
humanos, especialmente la del pueblo afro. Su novela histórica, Changó, el gran putas (1983),
recoge las creencias yoruba y narra la diáspora africana en todo el continente americano. Zapata
Olivella (2020) plantea que “al observar la dinámica de la transmisión oral descubrimos que esos
valores culturales, cualquiera que sea su naturaleza espiritual, material, fabulada, imaginada o
concretada, no es más que un continuo quehacer de fórmulas para enriquecer los conocimientos”
(p. 119).
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Al destacar la importancia de estos conceptos, el citado autor expresa: La actitud
inconsciente de subestimar nuestra mejor herramienta el lenguaje, la palabra como instrumento
espiritual y material nos conduce a una separación respecto de su dualidad, imaginándonos que
son dos cosas sin relación directa” (Zapata Olivella, 2020, p. 118).
A la par, la oralidad como instrumento de rescate de la inclusión étnica, ha sido objeto de
atención por parte de Mary Grueso, en cuyos textos hablados resalta la forma en que a través de
la diáspora africana puede reivindicarse la cultura afro, en Colombia. Como consecuencia de una
tragedia familiar, desde 1945, Grueso (2019) se adentró en el mundo de la poesía, con la que se
destacó en los años 90 del siglo pasado como representante de la poesía femenina negra del país.
En la poesía de esta autora, connotado referente de la oralidad y la escritura del Pacífico, emergen
las huellas africanas que se convierten en un imaginario gráfico del sentir, de las formas de vida,
de la idiosincrasia y de la cultura del Pacífico colombiano. Grueso (2019) invita a que, en el marco
de los elementos generados por los lineamientos curriculares expedidos por el Ministerio de
Educación Nacional (MEN), se difunda esta oralidad, a fin de contribuir a preservar el acervo
cultural de la población afrocolombiana desde la escuela.
Otro investigador en cuyos trabajos resalta la diáspora africana es el antropólogo Rogerio
Velásquez, intelectual dedicado a los estudios afrocolombianos, quien impulsa un intenso debate
sobre las narrativas y el proceso migratorio emprendido por estas poblaciones. Velásquez (2022)
propone una discusión entre la invisibilidad y la discriminación de las comunidades
afrocolombianas en el ámbito de la disciplina o comunidad académica, con el objeto de establecer
los criterios de pertenencia y dignidad de sus prácticas. Según este autor, el folclor representa para
las comunidades afrocolombianas una forma de conocimiento de sí mismos, puesto que contribuye
a ubicar marcas de identidad que, en ocasiones, pueden perderse debido a la invisibilización por
parte de la sociedad.
Friedemann (1997), destacada estudiosa de la diáspora africana, plantea la realidad de esta
población en acciones de resistencia, presentes en las comunidades afro en Colombia. Pone en
tensión la oralidad como la esencia de la identidad cultural. Esta importante antropóloga
colombiana sostiene que “la oralidad no es solamente el espejo de la sociedad de la que emana,
puede también evidenciar las contradicciones internas, sociales y psicológicas que en la palabra se
vuelven perceptibles(Friedemann, 1997, p. 31). Según esta autora, la historia no escrita de los
pueblos africanos puede encontrarse “en las formas inconscientes de la vida social, es decir, en las
estructuras por el análisis de los hechos culturales y de la literatura oral en todos sus géneros”; para
estos propósitos, la oralidad es la fuente por excelencia, con la que se puede llegar al estudio
profundo de la estructura social” (p. 30).
Igualmente, como representante de la oralidad afrocolombiana y de la diáspora africana,
Candelario Obeso, fue el precursor de la cultura negra escrita. Obeso, obsesionado con el amor y
la vanidad, creó varias obras literarias afrocolombianas entre las que destacan Cantos populares de
mi tierra: Secundino, el zapatero (2010) y Cantos populares de mi tierra (2017), entre otras. Obeso
expresa en su obra la invisibilización de la población afrocolombiana negra, raizal y palenquera, la
cual ha sido, en muchas ocasiones, una propulsión de resistencia y de permanencia en el territorio.
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Oralidad y resistencia
Como se apunta en los comentarios anteriores, la oralidad es una competencia o habilidad que
caracteriza a la población afro ubicada en el Pacifico colombiano; esta cualidad hace que esos
pobladores desplieguen resistencia por su territorio, por su identidad y hasta por los deseos de vivir.
Argoti Cuaran et al. (2022) consideran que la oralidad es “la primera herramienta del pensamiento
que contribuye a designar el mundo real y el mundo ficticio, lo que se ve y lo que no ve, lo
específico y lo simbólico. En consecuencia, la oralidad permite crear y recrear seres, formas y
significados(p. 65), además de que hace posible expresar ideas, transmitir información, compartir
experiencias y, sobre todo, darse a entender inequívocamente.
La oralidad representa la memoria colectiva de los pueblos, enriquecida por los aportes de
cada generación; con ella la palabra se convierte en vehículo de emociones, ideas, temas y
creencias, elementos recibidos por cada individuo de estas sociedades. Al trasmitir la oralidad, el
autor lo hace a través de su memoria y pierde completamente su rostro. La oralidad es identidad
trasmitida a través de la memoria y es magia de la palabra (Friedemann, 1997).
La exposición de la oralidad no se limita solo a cuentos, leyendas o relatos míticos e
históricos; es también religión, historia, recreación, diversión y está impregnada en el quehacer
diario, que alimenta la identidad. Zapata Olivella (2023) asevera que cuando la palabra genera un
conocimiento, y este es acumulado y modificado de generación en generación por la oralidad,
adquiere una condición que no tiene la palabra escrita y es la de ser modificadora cada vez que
trata de comunicarse (Zapata, 2023, p. 181). Zapata se refiere a “esa sabiduría popular que no está
escrita en papeles ni empastada en libros o sistematizada en índices temáticos en las bibliotecas,
sino que pervive alimentándose, regenerándose en el coloquio tradicional de las personas que
conforman la población afrocolombiana” (Zapata, 2023, p. 121).
A través de la oralidad se resalta la sensibilidad de aquellas poblaciones que han sido
invisibilizadas históricamente pero que han aportado valores culturales al país. Así, los cuentos,
cantos y ritmos del litoral del Pacífico se nutren, se convierten en formas y figuras, dándole
naturalidad al lenguaje afrocolombiano. Velásquez (2022) plantea que la oralidad y el territorio
son conceptos fundamentales en el análisis del pensamiento crítico, entendidos como aquellos
repertorios que incluyen mitos, leyendas, adivinanzas, cuentos, relatos, historias, cantos y juegos
(España, 2017). En estos elementos culturales se han preservado rasgos generales y discontinuos
de una memoria histórica, social y cultural, de acontecimientos históricos que han contribuido a
los procesos de formación comunitarios e identitarios de las comunidades negras.
La tradición oral tiene actualmente lo que podríamos considerar categoría académica y
es reconocida como un texto o un documento reflexivo en el cual los investigadores pueden acceder
a la memoria histórica y cultural de un pueblo. En relación con esto, existen una serie de conceptos
interconectados: historia oral, literatura oral, oralitura, testimonio oral, arte popular y palabra
florida. Disciplinas como la antropología, la historia, la lingüística, la sociología, los estudios
culturales y subalternos, hacen uso de estas categorías en sus desarrollos investigativos (Velásquez,
2022).
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Valderrama (2018) señala que llama la atención el hecho de que Velásquez emplea “la
expresión arte literario y no folclore literario, arte folclórico, arte o literatura popular, que era como
comúnmente se refería a las expresiones culturales de los sectores subalternos y las clases
populares” (p. 101). En el mismo trabajo, Valderrama (2018) agrega que de ello se podría inferir
que para Velásquez “la tradición oral de las comunidades afrocolombianas ha sido un mecanismo
clave a través del cual la memoria colectiva se ha mantenido viva, fluida y en plural” (p. 102). Al
mismo tiempo, este autor apunta que Velásquez comparte con Zapata Olivella la idea de que ‘la
tradición oral en nuestro país preserva en forma dinámica la filosofía, el comportamiento y el ideal
de los oprimidos (Valderrama, 2018, p. 102), mediante los compendios de la literatura oral.
Queda claro que, para Velásquez, la tradición oral no solo refleja la filosofía, el
comportamiento y los ideales de los oprimidos, sino también su condición marginal y subalterna,
ya que es también el resultado histórico de relaciones de poder y dominación racial” (Valderrama,
2018, p. 102). Especialmente, los relatos producidos por los adultos mayores en la población afro
del Pacífico colombiano, representan esas formas de pensamiento y las historias que muestran una
cultura de un pueblo sometido por el poder. Son las personas de edad mayor, con su conocimiento
y experiencia, las que mayormente atesoran y comparten esa oralidad con las nuevas generaciones.
De esta forma, la construcción del acervo cultural se produce mediante el uso de la palabra,
la cual va más allá de la transmisión simple de un hecho o acción a comunicar. La palabra promueve
la consolidación de situaciones que sirven para dar continuidad a las ideas que conservan
tradiciones, las cuales a su vez perpetúan la vida y la cosmovisión de las comunidades que las
practican, por ello “el análisis de los componentes estéticos de las tradiciones orales se aprecia
como el estudio” de sus propias unidades temáticas (Toro, 2014, p. 243).
De otro lado, Oslender (2003) plantea la oralidad como función formadora de identidad de
las comunidades negras, como expresión de resistencia a percepciones dominantes sobre territorio
y espacio en el Pacífico colombiano: resistencias ocultas, pues no parecen constituir un desafío
abierto al poder dominante” (p. 208). No obstante, se resalta la oralidad del folclor del Pacífico
colombiano, atribuyéndole no solamente un valor cultural y folclórico, sino también social y
político, que puede constituir una importante contribución para el afianzamiento de la identidad de
esta población.
Expresiones de la oralidad
Una notable evidencia de lo anteriormente expuesto se presenta en el litoral Pacífico, con los
arrullos, los alabaos, los bundes, los alpes y los currulaos (Hernández Rodríguez et al, 2020). Esta
vasta riqueza musical ha hecho que la oralidad afrocolombiana tenga un carácter único, la cual se
encuentra lejos de haber sido cabalmente reconocida. Así mismo, es necesario resaltar que las
numerosas obras de los escritores afrocolombianos constituyen los mejores medios para visibilizar
una cultura tradicionalmente discriminada.
Esta oralidad se puede representar con algunas conocidas expresiones propias del pueblo
afrocolombiano migrante del Pacífico, radicado en la ciudad de Tuluá, departamento del Valle del
Cauca que, por fenómenos como la violencia en el territorio y la falta de oportunidades, se vieron
necesitados de desplazarse y arrastraron con ellos su oralidad. A continuación (Tabla 1), se anotan
algunos términos conocidos y empleados por la población negra, de forma cotidiana, con sus
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respectivos significados territoriales afro y un acercamiento a su estructura morfológica.
Lógicamente, han pasado a ser parte de un vocabulario que cualquiera de los pobladores podría
utilizar y conocer, si se mantienen en contacto con las personas del pueblo.
Tabla 1
Términos utilizados en el Afropacífico
TÉRMINO AFRO
Katanga
Pondo
Trasmayo:
Potro
Concolón
Chala
Coca
Minchilla
Palanzán
Mapara
Mate
Calabazo
Bamburazo
Desguañañao
Tapiao
Chinchorro
A lo largo del Pacífico colombiano pueden encontrarse muchas expresiones, que también son
parte de la oralidad regional. Entre otras, son frecuentes estos términos recogidos por Martínez
(2021): agonía, dicho de alguien de confianza, pero, también del que asiste a fiestas y bebe sin
contribuir; ribetiado, contento, alegre; atembao, que no entiende; bambao, persona que usa
con ropa costosa y prendas vistosas; boro, reunión de amigos; “borondo”, dar una vuelta, andar;
“envichao”, que bebe viche, bebida del Pacífico colombiano; “kilele”, fiesta, etc.
Al revisar estas listas, se comprueba que muchas de estas palabras no figuran en los registros
de los diccionarios de la lengua española, aunque muchas de ellas son utilizadas por grandes grupos
de la población de los departamentos del Chocó, Valle del Cauca, Cauca y Nariño, que hacen parte
de un amplio territorio del Afropacífico colombiano. Lógicamente, la intención no es que se
cataloguen como términos españoles, sino que se consideren como parte del acopio lingüístico de
la región.
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Consideraciones finales
Para rescatar la oralidad de la población afro del Pacífico colombiano, se hace necesario
abordar acciones tanto teóricas e investigativas, como actividades prácticas implementadas entre
los docentes, estudiantes y población en general, a fin de rescatar y divulgar una rica herencia
cultural y social que es parte del legado de los ancestros africanos. Como se ha visto, este artículo
se centra en dos categorías, que reflejan que no hay una sola manera de entender los saberes y que,
ulteriormente, el conocimiento presente en la oralidad de un pueblo afro, debería ser incorporado
a los sistemas educativos en cualquier sociedad en la que se encuentre presente, en donde, con toda
certeza, contribuirá a su enriquecimiento.
Se hace necesaria, entonces, la voluntad y la capacidad de entender un contexto cultural y
social con una historia de opresión en donde se ha silenciado su potencialidad epistémica. El valor
de la oralidad de los pueblos afro y de los conocimientos ancestrales, puede darse a conocer para
superar la desvalorización de una -ya caduca- visión eurocéntrica.
Cabe subrayar que la población afro del Pacífico colombiano es una de las más vulnerables
dentro del país. Por ello, es clave que se tenga en cuenta al otro y entender que sus saberes, su
cosmogonía y su oralidad, deben ser conocidas, entendidas y aceptadas, especialmente en el ámbito
educativo. No debe olvidarse que, en esa conjunción, la sociedad es mejor gracias a esas diferencias
y no a pesar de ellas.
Se reclama que trasciendan histórica y educativamente los saberes ancestrales cargados en la
oralidad de los pueblos afrocolombianos. Este conocimiento, como se ha apuntado, pese que ha
sido objeto de silencio y de rechazo no ha dejado de brillar y mostrar una lúcida tendencia hacia la
evolución. Los conocimientos invitan a reconocer que existen saberes comunitarios, saberes
ancestrales y saberes que no siempre van a estar enmarcados en la cultura occidental. Para generar
personas y sujetos más críticos debe mostrarse la historia de esta lengua, que propicia una tendencia
a la descolonización del pensamiento, y con ello descolonizar la forma en que el mundo ve la
población afro y el modo en que la población afrocolombiana se observa a sí misma.
Esta oralidad, rica en identidad, está perpetuada por una cultura que al ofrecer algunos de sus
registros se puede llegar a dignificar su lenguaje en los contextos educativos. Por esta razón, se
trata de un compromiso insoslayable de toda persona que haga parte del Pacífico colombiano, que
ofrezca su aporte a la reivindicación de esta población y a su oralidad.
El lenguaje es una forma de salvaguardar el legado de los ancestros africanos, reconociendo
que algunos términos y relatos utilizados por ellos en esta época se insertaron en el lenguaje actual
sin identificar su procedencia. La oralidad está presente en todos los momentos de la vida de esta
población, cuyos integrantes son fabricantes de historias y de narraciones que hacen posible la
existencia de un contexto rico en diversidad, que permite unir e integrar las memorias de los
pueblos. Se debe tener en cuenta que, al compartir la palabra a través de la oralidad o la escritura,
se generan lazos y otras formas de ver el mundo.
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La adquisición de conocimiento, como toda interacción humana, depende y se ve reforzada
por formas verbales y escritas que existen paralelamente. Sin embargo, las culturas orales parecen
tener mayor presencia que las escritas en muchas partes del mundo. La historia y los sistemas de
conocimiento se encuentran en la memoria, la vida personal, las tradiciones y el pasado mítico de
todas las comunidades del mundo, por lo que se impone que los planes de estudio permitan la
inclusión de estos aspectos de gran valor pedagógico.
Enmarcado por la dicotomía entre lo oral y lo escrito, se puede concluir que el habla es una
arquitectura cósmica e invisible de la comunidad humana, mientras que la escritura es la
visualización del espacio acústico. La comunicación siempre involucra a la comunidad. Los
aspectos inclusivos del sonido sirven para crear comunión entre los hablantes y los oyentes. Existe
un sentido de participación en una realidad común y, por lo tanto, una identidad más comunitaria.
Pedagógicamente, puede afirmarse que en la oralidad siempre debe haber un otro presente para que
pueda producirse la comunicación, mientras que la escritura, de algún modo, aísla y fomenta el
individualismo. Lógicamente, a menudo, la escritura se crea y se lee aisladamente (Ong, 1995).
Con la escritura, no hay un público real presente; el escritor imagina o construye socialmente, de
forma ilusoria, el público para el que escribe.
El pensamiento oral se ha interpretado como literario en sus expresiones e interpretaciones.
Si bien la palabra hablada ha quedado inserta en el texto escrito, siempre será una fuerza en la
reorganización y la construcción social de la realidad del otro. Para las comunidades orales
primarias, los himnos, la narración, la poesía, los cantos espirituales, los testimonios y la
predicación carismática de poetas, sacerdotes y sabios errantes, reflejan la transcripción
profundamente oculta de las comunidades orales primarias en la construcción del poder, así como
del desplazamiento subversivo del significado y la representación de la realidad frente a sus
opresores, convirtiéndose así en un elemento pedagógico fundamental para la resistencia
(Schwegler et al., 2017).
Igualmente, reviste alto interés pedagógico el hecho de que las palabras habladas se perciben
como más emotivas que las palabras escritas. No solo son orales, sino que consisten en una
combinación de los sentidos humanos. El cuerpo se convierte en un sistema social de comunicación
para el otro a través de sus sentidos, creando un discurso subversivo que socava el poder del opresor
mediante el habla (Navabi, 2006). Se tiende a reaccionar ante cada situación que ocurre, incluso
ante el acto de hablar propio. La palabra hablada transmite emoción y significado para el otro, eso
la hace intrínsecamente pedagógica. La escritura, entonces, se considera una acción más
especializada, en la que hay poca oportunidad o llamado a la reacción que se aprende, dentro de la
escuela en comunidad, pero de forma personal.
El atributo final del habla oral primaria es la identidad comunitaria versus la identidad
individual. En las culturas predominantemente orales, siempre hay una audiencia inmediata. La
comunicación siempre involucra a la comunidad escolar. Los aspectos inclusivos del sonido sirven
para crear comunión entre hablantes y oyentes de las escuelas como las del Afropacífico. Existe un
sentido de participación en una realidad común y, por lo tanto, una identidad más comunitaria. En
la oralidad, siempre debe haber un otro presente para que la comunicación se produzca (Hendricks,
2019).
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Hoy en día, la literatura se ha asociado comúnmente con las formas escritas, pero la mayoría
de las culturas del mundo, aparte de las occidentales, han producido una amplia gama de material
literario, codificado en géneros verbales o no escritos. Por lo tanto, los discursos orales predominan
en la mayoría de las comunidades indígenas del mundo y los sistemas de conocimiento, se han
construido y comunicado a través de estos discursos orales o sistemas verbales, con énfasis en las
representaciones contextuales gráficas (Keller, 2017).
Las formas verbales africanas, constituyen quizá el mayor acervo de material literario
interpretado, cantado o hablado en numerosos contextos sociales o rituales, tal como ocurre en el
Chocó colombiano (Arias-Quintero et al., 2023). Dichas formas mejoran la codificación de nuevos
significados y conocimientos a través de la transmisión de ideas y, en la mayoría de los contextos,
la comunicación oral o verbal supera a todas las demás formas de comunicación.
A pesar de la importancia de la oralidad, la supuesta supremacía de una conciencia científica,
enriquecida por la escritura, se ha vuelto coincidente con la relegación de las representaciones
verbales, lo que ha llevado a la incomprensión de la naturaleza y la función de la literatura oral y
su contenido pedagógico en las culturas orales. En consecuencia, se prioriza la alfabetización sobre
la oralidad y la contextualidad. No obstante, los avances recientes en el ámbito académico han
tendido a enfatizar el valor de la oralidad como modo preferente de socialización y de avances
pedagógicos. Así, antropólogos, críticos literarios, folcloristas, escritores creativos y psicólogos,
han dado fe del dinamismo de la literatura oral en la producción y transmisión de sistemas de
conocimiento, no solo en Colombia, sino en general en las sociedades prealfabetizadas de todo el
mundo.
Por lo antes expuesto, es del mayor interés examinar hasta qué punto la literatura oral y otras
manifestaciones de la oralidad afro pueden servir de base para el desarrollo de modelos
pedagógicos para la instrucción de las generaciones más jóvenes en los sistemas de conocimiento
tradicionales del Afropacífico.
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