
Educación ambiental en la gerencia de comunidades
organizadas del municipio Palavecino-estado Lara
Investigación y Postgrado, 40(1), abril 2025, pp. 145-168
Sin embargo, hay comportamientos desconcertantes en el ámbito comunitario. Algunos
ciudadanos, participantes en el estudio, como el actor social 1, relata: “No se clasifica la basura,
se colocan todos los desperdicios en bolsas. Se saca la acera para cuando pase el aseo, que es
muy raro cuando pasa, puede ser cada tres semanas o un mes o más”. Añade el actor social 2
“Aquí a nadie le importa el ambiente. Se recoge material orgánico e inorgánico y se vacía todo
en una sola bolsa”. Señala el actor social 3: “Se han visto personas botando restos de productos
raros en las alcantarillas de la urbanización, en una oportunidad se escuchó una detonación
que levantó la tapa del alcantarillado”. Estas situaciones son contrarias al deber ser del tratado
de desechos o residuos según lo propuesto por la Organización de Naciones Unidas en la Cumbre
de la Tierra (Río de Janeiro, 1992), sobre medio ambiente, salud, residuos, biodiversidad y
desarrollo sostenible del planeta, igualmente se hace contrario a las leyes antes mencionada.
Las acciones de cada uno de ellos con respecto al manejo de los desechos y riesgo que
representan, así como la participación activa y/o pasiva de sus miembros, el orden, la
estructuración de roles, la planificación de acciones, la administración de recursos, entre otras
cosas, hacen imperativo el aprendizaje de la gerencia ambiental, pues les permitirá adoptar
nuevos estilos de vida, comportamientos, potenciando el aprendizaje individual, colectivo y
colaborativo en relación con el ambiente y al espacio que habitan.
La Educación ambiental: compromiso de las organizaciones y preocupación presente
La educación ambiental (EA) ha venido evolucionando hasta nuestros días, a partir de
variados encuentros internacionales, como tratados, cumbres, protocolos, entre otros, alcanzando
un posicionamiento importante en todos los países. Desde la Primera Conferencia Mundial sobre
el Medio Ambiente celebrada en Estocolmo, Suecia (Conferencia de las Naciones Unidas sobre
el Medio Humano, 1972), hasta los últimos eventos internacionales acontecidos, se advierte la
importancia de la EA como un instrumento necesario para propiciar cambios en los estilos de
vida, maneras de actuar y comportamientos que han acelerado la degradación ambiental
(Márquez et al., 2021). Con la aparición y la proliferación de los acuerdos multilaterales sobre
ambiente se hace necesario redimensionar la EA para despertar en los individuos y en la
comunidad la sensibilización por el entorno.
La idea es permear la EA a todos los ámbitos y áreas donde reside el ser humano, puesto
que las actividades que él realiza dentro y fuera de la organización a la que pertenece pueden,
por ejemplo, no contar con tecnologías limpias, blandas y verdes. Se quiere aminorar el deterioro
ambiental. Se entiende que hay actividades que no pueden dejar de realizarse, lo que cambiaría
es el proceso para hacerlo, y esto se logra a través de una educación para el ambiente.
Otra tarea prioritaria es considerar todos los elementos y factores internos, externos y
prospectivos, que lleva condicionar toda una estructura social rescatando valores, participación
de todo un conglomerado (individuos, comunidad, estado, organizaciones, empresas) consciente,
informado, interesado, preocupado y ocupado por aprender conocimientos sólidos y válidos que