Vol. 64 (105), 2024, pp.49-70 -Segundo semestre / julio-diciembre
ISSN-L 0459-1283 e-ISSN - 2791-1179
Depósito legal: pp. 195202DF47
Artículo
Página
59
https://doi.org/10.56219/letras.v64i105.3274
Prod. minerales |
2 (4 %) |
tequesquite, tezoncle |
Medidas y moneda |
1 (2 %) |
tlaco |
Otros |
1 (2 %) |
payanado |
TOTAL |
50 (100 %) |
Fuente: el autor
Como se puede comprobar, los indigenismos pertenecen en su inmensa mayoría, casi el 90%, a realidades específicas como la flora (46%), los productos manufacturados (24%) y los enseres y utensilios (18%), a lo que se suma la aparición de vocablos aislados en otros ámbitos, si bien en todos los casos de forma muy puntual y con porcentajes que no alcanzan nunca el 5% del total. De este modo, si bien es verdad que los resultados del corpus se pueden entender como consecuencia de “la necesidad que tiene el español de dar nombre a unos referentes desconocidos que carecen de él en la lengua” (Ramírez Luengo, 2019, p. 258), no lo es menos que la propia conformación histórica de la gastronomía mexicana explica parcialmente la situación que, respecto a estos elementos, se detecta en el recetario: en efecto, si la muy temprana incorporación de múltiples vegetales autóctonos a la dieta de los emigrados explica esta sobreabundancia de indigenismos relacionados con la flora, el hecho de que no se produzca el mismo proceso con demasiados animales americanos justifica la muy escasa presencia de elementos en el apartado fauna; al mismo tiempo, el aprendizaje por parte de los españoles de las técnicas culinarias americanas determina que en su lengua se introduzcan numerosos vocablos relacionados con ellas, y tanto para nombrar las preparaciones y los productos propios de esta tradición gastronómica (productos manufacturados) como para referirse a los instrumentos con que se llevan a cabo (enseres/utensilios). Por lo tanto, se puede concluir a la vista de todo esto que los resultados que ofrece el corpus, en modo alguno caprichosos, se deben entender como un claro reflejo de los procesos históricos que configuran la gastronomía mexicana, algo que parece confirmar una vez más “la importancia fundamental e insustituible de las informaciones
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Más allá de casos puntuales como la llama ( lama glama ), el cuy ( cavia porcellus) o muy especialmente el
pavo (meleagris gallopavo ), no por casualidad presente en el recetario con dos de sus denominaciones nahuas: guajolote y pípilo.