Página
62
Artículo
https://doi.org/10.56219/letras.v64i105.3274
y qué consecuencias metodológicas tiene para su estudio tal definición: en efecto, el hecho de que −partiendo de Company (2007)− se considere como americanismo todo “elemento lingüístico que, a resultas de su uso muy frecuente y cotidiano, distancia la variedad americana respecto del español europeo” (Ramírez Luengo, 2017, p. 609) determina no solo la clara diferenciación entre este y el indigenismo , sino también la existencia de distintos subtipos de americanismos −puros, semánticos y de frecuencia (Company, 2007, pp. 30-34)− y sobre todo el carácter dinámico del concepto, pues el hecho de que el ámbito geográfico de uso de un vocablo pueda variar a través del tiempo supone necesariamente que también su valoración como americanismo pueda sufrir cambios en un momento concreto (Ramírez Luengo, 2017).
De este modo, si bien es verdad que CORDE no ofrece datos acerca de todos los vocablos del corpus ( cacahuacintle, chilcoscle, chiquigüite, clemole, ejote, machigüe, nixtamal, payanado, pípilo, saucle, tlacoyo), lo cierto es que el empleo de este repositorio y la aplicación de los criterios metodológicos expuestos ya en Ramírez Luengo (en prensa) al listado de indigenismos que se detectan en el recetario permiten confirmar que, durante el lapso temporal en que este se enmarca (1649-1879), parecen tener el estatus de americanismos puros los vocablos arepa, atole, ayate, cacahuate, chicha, comal, guajolote, ixtle, jícama, jitomate, metate, mezcal, papa, pitahaya, popote, tamalayote, tejocote, tepalcate, tepetate, tequesquite, tezoncle, tlaco, tornachile y zacate, a los que es posible añadir también camote, chile, mamey, pulque y tamal, que cuentan con una única ocurrencia española en todo el periodo mencionado y que se pueden considerar, por ello, desconocidos también en este territorio . Frente a esta abundancia de americanismos puros, se descubren
12
Por cuanto este concepto se establece a partir de un criterio etimológico y el primero deriva del uso, lo que
implica que no todo indigenismo pertenezca necesariamente al amplio y variado conjunto de los americanismos.
13
En concreto, en el corpus académico camote se registra exclusivamente en un texto de Mayans y Siscar,
mientras que chile, mamey y pulque aparecen en diferentes obras de Leandro Fernández de Moratín; el único caso español de tamal, por su parte, se detecta en el entremés citado en la nota 5, en el que −como se mencionó anteriormente− se parodia el habla de un negro limeño. Es cierto que, junto a estas, es posible señalar otras apariciones de estos elementos en textos que CORDE identifica como españoles −entre otros, la Historia del Nuevo Mundo de Bernabé Cobo (1653), las Conquistas de las Islas Filipinas de Fray Gaspar de San Agustín (1698), la Historia de la conquista de la provincia del Itzá de Juan de Villagutierre Sotomayor (1701) o el Estadismo de las Islas Filipinas de Joaquín Martínez de Zúñiga (1803-1806)−, pero nótese que en todos los casos se trata de obras referidas a Filipinas o que tratan temáticas americanas y que, por tanto, pueden presentar