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Artículo
https://doi.org/10.56219/letras.v64i105.3275
en la elaboración de repostería y dulcería, muchos de ellos se siguen degustando en pleno siglo XIX. Para Contreras (1973):
algunas de las características mencionadas en libros de esta época sobre la cocina guatemalteca reflejan el sincretismo de su tradición culinaria como el uso del maíz y sus derivados cuyo origen son prehispánicos. El trigo, muchas especies de carnes, embutidos y dulces muy diversos, de herencia ibérica. Además, el uso del arroz de origen oriental y varias especies de plátanos y frutas del viejo Mundo. Entre las bebidas el aguardiente y la horchata. La condimentación era muy fuerte, utilizando mucha cebolla, ajo, otras especies y la manteca de cerdo que son de origen europeo (pp. 33).
Luján (1972), afirma que la cocina guatemalteca hasta 1821 era indígena mestiza, pero a partir de ese año, se evidencia el influjo inglés y francés. Según Taracena (2007) entrevistado por Meoño (2008), en el siglo XIX entran al país platos europeos, más allá del patrón español debido a las migraciones italiana y alemana. Hacia finales del siglo XIX, Meoño (2008) afirma que cambian los patrones alimenticios de las poblaciones urbanas que se asocian al crecimiento de la ciudad y fundación de las primeras industrias de alimentos. Por su parte, Luján (1972) considera que adentrado el siglo XX se inicia al consumo de bebidas carbonatadas, el sándwich, las hamburguesas y el hot dog en la capital guatemalteca. Sumado a esto, crece el número de cadenas de comida rápida que incrementa el consumo de comida extranjera.
Meoño (2008) apunta que la transformación importante se produce por la comercialización de «Coca Cola» en 1920 y la producción de pan sándwich por la panadería «Las Victorias» en 1922. Este autor también refiere que en 1930 fue inaugurado el primer restaurante de comida rápida en Guatemala con el nombre «Mixtas Frankfurt» en donde se inventaron las «mixtas» a las que se les considera la versión guatemalteca de los hot dog. Una década después, surgieron las fuentes de soda (cafeterías al estilo estadounidense), restaurantes donde se servía comida internacional y locales populares donde se servían «bocas» y «tacos», por influjo de la comida mexicana, y el «ceviche» asociados al consumo de licor. Según Pérez de Antón (2002) en su libro Cocinas y batallas, a finales de los sesenta: