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Artículo
https://doi.org/10.56219/letras.v64i105.3276
en el que no se lev antan los pies del suelo. Se conocen dos partes del baile, el “rascapié” y el “gozao”. La tambora es más canto que baile, como canto es responsorial, en el que una voz prima versea y un coro de voces responde en estribillos. En la medida que se canta, se tocan las palmas marcando el ritmo. Es un canto vivencial, en el que los juglares narran su propia cotidianidad, lamentos de épocas pasadas o costumbres y vicios de la comunidad, con un lenguaje sencillo y metafórico para ex- presar sentimientos y situaciones: “Mi madre es una cometa / mi padre un rayo cruel, / hijo de cometa y rayo / ¿qué bueno puedo yo ser?”; se entona en estrofas de cuatro versos de medida y rima libre, dentro del marco de un estribillo que se repite a lo largo de la canción mientras el cantador realiza su trabajo de “verseador”. Muchos de esos versos vienen transmitidos por la tradición oral y el cantador los utiliza e improvisa los suyos propios. Son los tambores y la canción los que invitan al baile, con una voz guía que entona coplas p opulares y coros “responsales”, en los que el papel de la mujer es mayoritario en la voz cantante y en los coros acompañantes. En muchas ocasiones, es cantada solo por mujeres. Se realiza en celebraciones y festividades que pueden durar días completos seguidos. Su nombre viene del uso de la tambora como instrumento predominante, acompañado por el tambor currulao, guaches, gallitos o tablillas pequeñas y palmas (DiFolCol, 2018, s.v. tambora ).
3.2.8 Subdialecto de tierras altas
Finalmente, en el superdialecto del español andino, dialecto andino colombiano, encontramos el subdialecto de tierras altas, el cual abarca los andes del departamento de Nariño. Una de las características distintivas del subdialecto de tierras altas es la diferenciación entre la pronunciación de pollo, con lateral palatal y, poyo, con semiconsonante. Además, en las zonas donde el quechua ha ejercido una fuerte influencia, se aprecia la realización fricativa o «arrastrada» del fonema vibrante múltiple /rr/, rasgo típico del español andino hablado en Ecuador, Perú y Bolivia. Esta última peculiaridad fonética consiste en articular la rr con una leve fricción linguoalveolar, en lugar de la vibración múltiple característica del español estándar. Un ejemplo ilustrativo sería la pronunciación de perro como [pehro]. Este subdialecto de tierras altas evidencia, entonces, una simbiosis con el sustrato quechua en aspectos fonológicos, fruto del contacto lingüístico en los andes centrales durante la época colonial y republicana. Por otra parte, Lozano (2012) ejemplifica en el aspecto léxico a este subdialecto con regreso, para referirse a la «vuelta de un billete o una moneda» (p. 19).
En cuanto al aspecto culinario, como plato típico se encuentra el cuy, que es el conejillo de Indias:
cuy m. Mamífero roedor más pequeño que el conejo, herbívoro, con pelaje áspero y liso de color pardo, gris o amarillento, orejas cortas y cola muy pequeña. ■ curí. (DiCol, 2018, s.v. cuy).
También se encuentran otras preparaciones como: