Vol. 64 (105), 2024, pp.199-224 -Segundo semestre / julio-diciembre

ISSN - L 0459 - 1283 e - ISSN - 2791 - 1179

Depósito legal: pp. 195202DF47

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https://doi.org/10.56219/letras.v64i105.3281

contrario, esta piedra implica un esfuerzo mayor, ya que la base de piedra –denominada tumba– se clava en la tierra, en espacios comunes (no es portátil como en otras culturas), y cada persona debe transportar su piedra para moler, lo que conlleva trasladar por varios metros una piedra de gran peso y tamaño (debe cargarse con ambas manos), así como arrodillarse en la tierra y encorvar la espalda para ejercer fuerza.

En la actualidad, por su significado cultural, algunas familias han retomado la práctica de moler el maíz y el cacao en las piedras, generalmente por motivos turísticos, como plantea Torres et al (2017) en relación con la conexión que se establece con el territorio indígena y su comida. La figura 3 muestra a la autora utilizando una piedra para moler, en aras de ilustrar las dimensiones de este utensilio.

Fuente: archivos propios.

Por otro lado, la presencia de musáceas (banano, plátano) también es importante para esta cultura. A pesar de que las formas québin̈ (banano) e ibín (plátano) no aparecen dentro de las diez palabras más usadas, cinco recetas (esto es el 25 % de las recopiladas para el Diccionario-recetario) tienen como base este ingrediente: binsŕó jönio (atol de plátano seco), binzá (banano verde asado), biríngo óco (tamal de banano), ibin quësón ŕii (plátano verde sancochado) y suingá (tortilla de plátano maduro); además, se recurre al