Vol. 64 (105), 2024, pp.199-224 -Segundo semestre / julio-diciembre

ISSN - L 0459 - 1283 e - ISSN - 2791 - 1179

Depósito legal: pp. 195202DF47

Artículo

Página

203

https://doi.org/10.56219/letras.v64i105.3281

I. Situación sociolingüística del naso de Brorán

El naso es la lengua vernácula de dos pueblos indígenas: Brorán y Teribe, el primero ubicado en Costa Rica y el segundo en Panamá. El actual territorio panameño sería su ubicación original, pero la aceptación de la religión católica llevaría al primer grupo a trasladarse al pueblo denominado San Francisco de Térraba, del cantón Buenos Aires, provincia de Puntarenas, Costa Rica. La lengua naso, entonces, cuenta con dos variantes: el naso de Brorán y el naso de Teribe; la primera en un avanzado proceso de desplazamiento (prácticamente extinta) y la segunda con bastante vitalidad.

Los broranso (gentilicio para los brorán) son conocidos también como “térrabas”, pero en su afán por recuperar sus raíces indígenas han insistido en ser llamados “broranso” o “pueblo de Brorán”; asimismo, en lugar de la denominación “lengua térraba” recientemente han priorizado “naso de Brorán ”, bajo la misma justificación.

Esta comunidad la integran 200 personas, entre las cuales no se encuentran hablantes fluidos de la lengua ancestral, según investigó Sánchez (2013); su comunicación es completamente en español y no existe una transmisión intergeneracional desde hace varias décadas, sino que solo quedan vestigios de palabras que en alguna ocasión escucharon hablar a sus antepasados o vocablos que han aprendido en la escuela, con su maestra de lengua vernácula, de origen teribe.

Esta situación no es nueva, pues Gabb (1875) había notado un nivel de mestizaje superior al de otros grupos étnicos, así como una preferencia por el uso del español. En un afán de recuperar su lengua, el pueblo de Brorán solicitó el apoyo del pueblo de Teribe, pues este sí conserva su lengua y sus tradiciones; así, tras casi 300 años de separación, se reunieron y concretaron matrimonios entre broranso y teribes, en aras de restaurar la transmisión intergeneracional. A pesar de que este proyecto fracasó y los hijos de estos matrimonios continuaron hablando en español, algunos indígenas contactaron a la Universidad de Costa Rica para rescatar su lengua y sus tradiciones, como medio para recuperar también su identidad.

Así surgieron varios proyectos asociados a la recopilación de prácticas culturales de la propia comunidad, como recomienda Hinton (2011), para uso escolar y uso personal; entonces, en 2016 se publicó el Diccionario-recetario pictográfico de la alimentación