Vol. 64 (105), 2024, pp.273-304 -Segundo semestre / julio-diciembre
ISSN-L 0459-1283 e-ISSN - 2791-1179
Depósito legal: pp. 195202DF47
Artículo
Página
281
https://doi.org/10.56219/letras.v64i105.3284
de la evolución de las innumerables costumbres alimenticias, proyectan las modificaciones que se dan a lo largo del tiempo. Las distintas alusiones a la comida en obras literarias testimonian tradiciones, como ritos concernientes a su preparación, la forma de servirla y consumirla, los diferentes momentos en que se consumen los alimentos y el comportamiento que muestra cada personaje de acuerdo con su estatus social. Así también, una mesa descrita puede dar nota sobre la opulencia y carencia que envuelven a los comensales.
De igual manera, la comida posee un cariz identitario, proyecta la cultura nacional y en el texto permite enlazar el espacio y tiempo de la narración “las referencias culinarias permiten marcar diferencias geográficas, culturales y, al mismo tiempo, construir identidades” (Reyes, 2013, p. 122). En consecuencia, entraña aspectos culturales, sociales y porta significados, puesto que denota y connota hechos de la realidad y posibilitan interpretar ese contexto literario. Por lo que toca a lo cultural, el acto de la alimentación revela aspectos de orden económico, nutricional, geográfico y de gusto, los cuales, a su vez, están ligados íntimamente, pues como lo asevera Bourdieu (1991) los gustos y preferencias alimentarias poseen un origen social. Igualmente, se correlacionan con las condiciones económicas en las que se produce el habitus, por ende, los grupos sociales menos favorecidos tienden a consumir alimentos de alto valor calórico y destinan su capital económico a esto.
Blasques Kaspar (2016) sostiene que los personajes literarios exhiben actos humanos, uno de ellos es la alimentación. En este sentido, la forma de comer, la cantidad de alimento ingerida, los momentos en que se come, así como la manera de ser o servirse una comida pormenoriza los hábitos alimentarios que corresponden a la atmósfera del relato o del drama en cuestión. Igualmente, la hora, el lugar, los tipos de alimentos escogidos por los protagonistas o los detalles aludidos dan nota del estrato y posición social de los personajes.
Para Acosta (2013), las referencias a la gastronomía en una obra literaria no es casual, ya que estas permiten caracterizar a los personajes y la sociedad, delimitar una acción; igualmente, contribuyen a la enseñanza de la propia culinaria; así también, precisan el espacio temporal en que suceden los hechos, contraponen la violencia con la cotidianeidad, ponen de relieve el estado de ánimo de los personajes, aportan matices humorísticos e irónicos, contribuyen a la ambientación de la obra, por ejemplo, cuando se detallan los lugares en que se desenvuelven los distintos hechos referidos.