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Reseña
https://doi.org/10.56219/letras.v64i105.3292
editoriales han generado un enrarecimiento de la oferta bibliográfica disponible, aspecto que incluso ha salpicado el prestigio de premios que, en otros tiempos, representaban un sello de calidad y no un espectro de ventas.
Terra Immānis irrumpe en el contexto y la dinámica de la autopublicación con un discurso de alta factura literaria. Vale destacar que esta obra tiene particular significación en el contexto actual: la novela aborda un tema que cobra relevancia al cumplirse este diciembre 25 años de la tragedia de Vargas, como se conoce al desastre natural ocurrido en el estado Vargas (actual estado La Guaira) de Venezuela, cuando fuertes precipitaciones causaron la saturación de los suelos y los consecuentes deslizamientos de tierra e inundaciones que literalmente arrasaron con el estado y dejaron una cifra de fallecidos que, dependiendo de la fuente consultada, va desde algunos pocos miles hasta 30.000 personas. Al día de hoy, tal como se anticipa en el principio de la novela, no se conoce el número real de víctimas mortales.
Terra Immānis reúne un grupo de personajes que tienen en común vivir o haber vivido en La Guaira, específicamente en el emblemático sector de Las Quince Letras, o conocer a algún habitante del lugar. La historia se articula de manera fragmentaria, pues en cada capítulo un personaje relata la vida de un pariente, amigo o pareja. La historia del otro se entreteje con la propia y con la del país representado en la versión particular de cada narrador. De esta forma se construye una trama que da cabida a una serie de hitos de la historia venezolana reciente: el llamado Caracazo de 1989, los intentos de golpe de Estado de 1992, la llegada de Hugo Chávez al poder en 1998 y el deslave que determina de forma decisiva la vida (o la muerte) de esta interesante galería de personajes construida por Navarro.
Otro factor constituye un elemento clave en la estructura de Terra Immānis: la astrología. Al inicio de cada capítulo encontramos la caracterización de trece signos del zodíaco. Además, cada narrador de turno nos anticipa los rasgos del carácter de aquel cuya historia nos contará en el capítulo respectivo, determinado tanto por el signo zodiacal como por el ascendente. Con respecto al décimo tercer signo, y para evitar el riesgo de hacer spoiler, solo diré que se suma Ofiuco, constelación que fue omitida hace más de 3.000 años por los babilonios cuando determinaron los signos del zodíaco y que se ubica entre Sagitario