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de los cuentos, y generar un encuentro, que no es otra cosa que un encuentro en el que todos
los presentes se encanten con la magia de los cuentos.
Por lo dicho hasta el momento, se puntualiza que un narrador oral toma en cuenta al
otro, contar es una interacción constante entre cuento-narrador-oyente, cada quien vive el
cuento de forma única, siente, conecta, y reconecta con su historia, con su memoria, en un
acto único de libertad en el que el cuentacuentos no impone una imagen, ni una voz, ni un
estereotipo, y quien oye, ve y siente, aquello que su imaginación da lugar. En este punto se
cree pertinente compartir dos anécdotas para ilustrar esta postura.
La primera ocurrió en una sesión de cuentos para un colegio, junto a Cuentos de la
Vaca Azul, y Armando Quintero (+) contó un cuento breve, pero mágico: “Sería tan bonito
abrir la mano y encontrase a un unicornio azul que te mira fijamente a los ojos. Sería bonito,
pero raro, muy raro”. Acto seguido él, con su mano extendida comenzó a pasar de mano en
mano a aquel pequeño unicornio azul, los niños, niñas lo veían, los cuentacuento lo veían, el
silencio y la expectación estaban allí, de repente uno de los niños, absolutamente emocionado
tomó al pequeño unicornio y corrió a través de la sala y se lo llevó a su maestra, y ella...estiró
la mano al ver la del niño tendida hacia ella, hizo un gesto como de tomarlo y aplaudió. La
magia se rompió en aquel aplauso que, no celebraba al cuento, sino que, junto a la lágrima
que corría por el rostro de aquel pequeño despedía la vida de un unicornio azul que había
visto desde la palma de la mano a todos los asistentes.
La segunda anécdota, también ocurrió en una escuela, una representante había visto
contar en una librería, a quien escribe y extendió la invitación a contar en el colegio de su
hija. Con ilusión se preparó una sesión de cuentos, pues la señora había comentado que le
preocupaba que no siempre se les leyera cuentos, así que se preparó el encuentro. Al llegar a
la escuela la maestra dijo: “¿y tú qué traes?, ¿no tienes títeres, libros, muñecos?, así no te van
a prestar atención”. Se hizo un ejercicio de respiración y se dio inicio. Fue una sesión muy
linda, los niños y niñas participaron, disfrutaron y la maestra sorprendida no lograba
comprender como solo con gestos, voz y mirada se había logrado la atención de todos, incluso
de ella. La explicación es sencilla, la libertad de imaginar y de dar el espacio para compartir
es lo que le da, a la NOE, su espacio en las artes escénicas y el sueño es que también llegue
a las escuelas para propiciar la comprensión imaginativa.