En el ámbito léxico se identifican numerosos americanismos, es decir, vocablos y
acepciones propias del español americano, algunos de ellos con un uso generalizado en
diversas regiones, mientras que otros presentan un carácter más local. Entre estos
americanismos podemos mencionar palabras como amarrar (atar), balacera (tiroteo), bravo
(enojado), cachetes (mejillas), cuadra (manzana), egresar (graduarse), fríjol (alubia),
friolento (friolero), manejar (conducir), entre muchas otras (Moreno Fernández, 2020).
Asimismo, en el acervo léxico del español colombiano se encuentran incorporados
vocablos de origen africano, debido a la presencia histórica de comunidades
afrodescendientes en el territorio nacional. Unidades léxicas como marimba, macondo,
pachanga, mandinga, malanga, ñame, cumbamba, burundanga, cumbia, cumbiamba,
bemba, guineo, entre otros, constituyen un legado lingüístico africano que se concentra,
principalmente, en campos léxicos relacionados con la gastronomía, la música, la fauna y la
flora. Es importante señalar que, a pesar de esta influencia, la presencia de africanismos en
el español colombiano es relativamente escasa, debido, particularmente, a las condiciones
históricas en las que se dio la llegada de los esclavizados africanos al territorio, y las políticas
de aculturación forzada implementadas en aquel entonces.
En cuanto a los indigenismos, es decir, las voces procedentes de lenguas amerindias,
el español colombiano ha incorporado numerosos vocablos provenientes de diversos troncos
lingüísticos prehispánicos. Según Lancheros (2018), se pueden identificar aportes de lenguas
arahuacas y caribes antillanas como ají, caimán, caníbal, canoa, guayaba, hamaca, huracán,
iguana, maíz, maní, yuca, cacique, loro y piragua; del náhuatl, con palabras como aguacate,
cacao, chicle, hule, tamal, tiza, tomate y zapote; del quechua, con términos como carpa,
coca, cóndor, papa y champús; del muisca, con vocablos como fique, totear y totazo; y del
tupí-guaraní, con incorporaciones léxicas tales como jaguar, maracuyá, piraña y tucán, entre
otras.
Esta diversidad de aportes lingüísticos, sumada a los americanismos y africanismos,
configura un acervo léxico único en el español colombiano, aunque también se hallan en las
otras variedades del español de América, con mayor o menor intensidad, reflejando la
multiplicidad de tradiciones culturales que confluyen en el territorio nacional.