De la tabla anterior resaltan los dos grupos con más elementos: vegetales y carnes,
con 25 sustantivos cada uno; aunque no es sorpresivo, ambas categorías evidencian la
variedad de flora y fauna comestible de la zona y la relevancia de especificar el nombre de
cada alimento. Así, se enlistan nombres para diversos tipos de pescado (bömcuo, zhír,
shomcró) y otros animales de río, cuya importancia radica en la cercanía de este pueblo con
el Río Grande de Térraba y, por ende, parte del origen de su alimentación; además, se
reconocen especies más “salvajes” o montañeras, como es el caso de shtö (saíno), shrí
(chancho de monte), c’uí (tepezcuinte), shcuë (guatusa), shuín
(venado), srúc (pizote), só
(danta), juón
(iguana), dúpcuo (armadillo) y fö shuín
(cabro de monte). Por el contrario, el
listado carece de animales criados en granjas, como vacas, cabras o incluso caballos, pues,
aunque su carne sea consumida por algunas personas de esta población no es representativa
de la cultura y de ahí que no se mencione como ingrediente dentro de sus platillos
tradicionales. El único animal que se sigue consumiendo en grandes cantidades y se cría en
las casas es el nepcuógra (cerdo), pero la cantidad de animales por familia (dos o tres) no
permite clasificarlos como animales de granja.
Ahora bien, en este Diccionario-recetario se evidencia una predominancia vegetal
en las recetas, pues de las veinte recetas, solo cuatro involucran la carne animal: sën
na shó
dión
ñógo í (carne ahumada), sën
zhán
cógro iroi (chorizo), bómcuo súi c’róga iroi (pescado
asado) y ëb cuó sën
t’oc dió (sopa de granos de maíz con carne), las otras dieciséis se basan
en frutas, verduras, legumbres, granos, etc.; es decir, lo que procede de los sembradíos.
En cuanto a los vegetales, es evidente la práctica agrícola de esta población y el
aprovechamiento de lo que la tierra provee, pues destacan crörbó (quelite) y la fruta
autóctona cásh (denominada también guayaba de monte), cuyo nombre de origen
aparentemente boruca (kas) se mantiene incluso en español. En el caso de los quelites, que
se refiere a los brotes tiernos de plantas como el chayote y el ayote, eran un ingrediente ya
olvidado y desechado; sin embargo, a raíz de estos acercamientos gastronómicos con la
comunidad, algunos habitantes retomaron su consumo como refuerzo identitario.
En cuanto a los vocablos más usados en las recetas, según se evidencia en la figura
2, los sustantivos más nombrados son dí (agua) y ëb (maíz), con 19 apariciones cada uno; el
agua es un líquido básico de cualquier preparación culinaria, lo que también evidencia el