Vásquez en sus Crónicas cuando se refiere a las calamidades y al despoblamiento de este
pueblo: ‶Nacaome quiere decir “que ha de quedar en dos el pueblo”. Los componentes de la
palabra son nacatl, carne, y ome, dos″ (p.74) . Esto como alusión a las ocupaciones de Valle
en estos relatos, ya que por ahora nos interesa la voz nacatamal. Para futuros estudios,
resultará interesante analizar la toponimia hondurena relacionada con la gastronomía, por
ejemplo: Aguacatal, Chilamate, Jilote, Pacayal, El pataste, Los Comales, Pitahayas, El
Molino. El Zapote, Mata de plátano, entre otros.
Por otro lado, la dieta del pueblo hondureño, en consonancia con las característica de
los pueblos mesoamericanos, se basa en el “sagrado” grano de maíz, que es la piedra angular
de la cocina. En torno a este grano, la lista de comidas, bebidas, utensilios, acompañantes,
salsas, panes y postres es extensa de acuerdo con el proceso de maduración del grano (tierno,
sazón, y seco). Entre los platos principales y sus acompañamientos elaborados a partir del
maíz seco se encuentra el nacatamal y sus varidades: el tamal de viaje, pisque, shepe o ticuco;
el tamalito de frijoles, con loroco y de cambray; también las indispensables tortillas, pupusas,
tacos, pastelitos de perro, enchiladas y las catrachas.
Las salsas para espesar los guisos van desde un maíz común hasta el maíz especial
conocido como “tizate”, que al ser triturado se convierte en una harina llamada pinol de
donde se hacen las “torrejas de pinol” y sirve para enhuevar el pescado de la Semana Santa.
A partir de estas salsas se elabora el tradicional arroz de maíz con gallina india o pollo, así
como el “champinol”; también estas se utilizan para espesar otras sopas como la de
albóndigas y las capirotadas.
La variedad de panes y postres es abundante, incluyendo rosquillas, tustacas u
hojaldras, quesadillas, rosquetes, mazapanes, marquesotes, totopostes y las torrejas de pinol.
Las bebidas ocupan un apartado especial debido a su uso en las festividades: la chicha, el
pozol, el pinol, el chilate y el atol dulce, chuco o agrio, este último preparado de los granos
tiernos al igual que los tamalitos, las riguas o tortillas de maíz tierno y las montucas.
Alrededor del maíz, el agradecimiento por el alimento a la Madre Tierra a través de
la práctica de rituales ha sido constante. Estas manifestaciones no fueron bien recibidas por
aquellos que trajeron, desde más allá del océano, el trigo como elemento de conquista
alimentaria, avalado además por la Iglesia como único grano para consagrar el Cuerpo de