Vol. 65 (106), 2025, pp.21-54 -Primer semestre / enero-junio
ISSN-L 0459-1283 e-ISSN - 2791-1179
Depósito legal: pp. 195202DF47
Artículo
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Observaciones lexicográficas al Glosario de Barbarismos
de José Manuel Montenegro
Recibido: 09/07/2024 Aceptado: 08/11/2024
Resumen
La preocupación de los intelectuales en torno a la preservación de la lengua, como producto
identitario que da cuenta de una realidad social, se enmarca dentro de una tendencia en la
cual se insertan distintos autores en las postrimerías del siglo XIX y las vísperas del siglo
Lourdes Ángela Díaz Blanca
Profesora en Educación Integral, mención Lengua,
Magíster en Lingüística por la Universidad Pedagógica
Experimental Libertador (UPEL), Doctora en Lingüística
(Universidad de los Andes, ULA Mérida), Docente Titular
a dedicación exclusiva, adscrita a la Extensión Académica
UPEL (Mérida). Ponente y conferencista en eventos
nacionales e internacionales. Investigadora en las áreas de
escritura académica, gramática, análisis de géneros y
enseñanza de la lengua materna. Miembro del Centro de
Investigaciones Lingüísticas y Literarias “Hugo Obregón
Muñoz” (CILLHOM).
ludiblan40@gmail.com
https://orcid.org/0000-0003-2709-883X
Universidad Pedagógica Experimental Libertador,
Venezuela
María Susana Harringhton Martínez
Profesora en Lengua y Literatura, Magíster en Literatura
Latinoamericana y Doctora en Educación por la
Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL),
Docente Asociado a dedicación exclusiva, adscrita al
Departamento de Pedagogía e Investigación UPEL
(Turmero). Ponente en eventos nacionales e
internacionales. Investigadora en las áreas de literatura
latinoamericana, investigación educativa y uso didáctico
de las Tecnologías de la Información y la Comunicación.
Coordinadora de la línea Investigar desde la educación:
diálogo de saberes interdisciplinarios (UPEL, IPREMLF).
Miembro del Centro de Investigaciones Lingüísticas y
Literarias “Hugo Obregón Muñoz” (CILLHOM).
maria.harringhton.iprm@upel.edu.ve
https://orcid.org/0000-0002-8807-1326
Universidad Pedagógica Experimental Libertador,
Venezuela
Jean Carlos Brizuela
Profesor Titular de la Universidad Pedagógica
Experimental Libertador, adscrito al Instituto de
Mejoramiento Profesional del Magisterio, Extensión
Académica Mérida. Doctor en Historia por la Universidad
Católica Andrés Bello. Coordinador de la Maestría en
Historia de Venezuela de la Universidad de Los Andes,
Mérida. Premio Nacional de Historia "Francisco González
Guinán", 2021, otorgado por la Academia Nacional de la
Historia. Líneas de investigación: Intelectualidad, ideas
políticas y formulación del proyecto liberal en el siglo XIX
venezolano e Historiografía y política en el siglo XIX
venezolano.
jbrizuela@upel.edu.ve
https://orcid.org/0000-0003-0607-8987
Universidad Pedagógica Experimental Libertador,
Venezuela
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XX. En este sentir, encontramos a José Manuel Montenegro, periodista, abogado, dirigente
liberal, parlamentario y funcionario civil, quien, entre el 23 de octubre de 1903 y el 7 de abril
de 1904, publicó en Los Ecos de Cojedes: “Barbarismos que se usan en Venezuela. Obra
inédita por el Doctor José Manuel Montenegro”. Dada la relevancia de este personaje y lo
poco que se ha escrito sobre su ideario, el presente estudio se plantea los siguientes objetivos:
mostrar un breve acercamiento a la vida política e intelectual de José Manuel Montenegro,
presentar unas modestas observaciones sobre las características lexicográficas del
glosario “Barbarismos que se usan en Venezuela” y describir actitudes puristas en los
comentarios de las distintas entradas de la obra. Desde el punto de vista metodológico, se
trata de un estudio documental sustentado en los aportes de la crítica lexicográfica de
Haensch (1997). Se trabajó con un corpus de los 223 artículos lexicográficos que componen
la obra. Se concluye que Montenegro ofrece muestras de las variaciones de la lengua en el
marco de las transformaciones sociohistóricas de una época, pero también capta y refleja la
visión y los sentimientos del pueblo hacia la lengua como elemento identitario. De la revisión
del listado de voces, se puede colegir que hay una marcada actitud purista hacia los usos que
se apartan de lo correcto. El reconocimiento de barbarismos usados en una época se
complementa sabiamente con su divulgación en la prensa, con lo cual se despertaría la
conciencia lingüística desde la apertura ante la novedad o el hermetismo de la tradición.
Palabras clave: glosario, barbarismos, José Manuel Montenegro, Venezuela.
Lexicographical remarks on José Manuel Montenegro's Glossary of Barbarisms
Abstract
The concern of intellectuals about the preservation of language, as an identity product that
reflects a social reality, is part of a trend in which different authors are inserted in the late
nineteenth century and on the eve of the twentieth century. In this sense, we find José Manuel
Montenegro, journalist, lawyer, liberal leader, parliamentarian and civil servant, who,
between 23 October 1903 and 7 April 1904, published in Los Ecos de Cojedes: ‘Barbarismos
que se usan en Venezuela. Obra inéditaa por el Doctor José Manuel Montenegro’. Given
Montenegro's significance as a journalist, lawyer, liberal leader, parliamentarian, and civil
servant, and the limited scholarship on his ideology, this research offers a concise overview
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of his political and intellectual contributions, alongside a modest lexicographical analysis
of his glossary: ‘Barbarismos que se usan en Venezuela’. The study describes purist attitudes
evident in the commentary on various entries within the work. Methodologically, this is a
documentary study drawing upon Haensch's (1997) lexicographical criticism, analyzing a
corpus of 223 lexicographical articles. The findings indicate that Montenegro not only
illustrates linguistic variations within the socio-historical transformations of his era but also
captures and reflects the public's perception of language as an identity marker. A review of
the lexicon reveals a pronounced prescriptivist stance against perceived deviations from
linguistic norms. The acknowledgement and dissemination of contemporary "barbarisms"
through the press likely fostered linguistic awareness, navigating between an embrace of
novelty and adherence to tradition.
Keywords: glossary, barbarisms, José Manuel Montenegro, Venezuela.
Remarques lexicographiques sur le Glossaire des barbarismes
de José Manuel Montenegro
Résumé
La préoccupation des intellectuels pour la pservation de la langue, en tant que produit
identitaire reflétant une réalité sociale, s'inscrit dans un courant dans lequel s'insèrent
différents auteurs à la fin du XIXe siècle et à la veille du XXe siècle. Dans ce sens, nous
trouvons José Manuel Montenegro, journaliste, avocat, dirigeant liral, parlementaire et
fonctionnaire, qui, entre le 23 octobre 1903 et le 7 avril 1904, a publié dans Los Ecos de
Cojedes : « Barbarismos que se usan en Venezuela » (Les barbarismes que l'on utilise au
Venezuela). Travail inédit du docteur José Manuel Montenegro ». Étant donné l'importance
de ce personnage et le peu d'écrits sur son idéologie, cette étude poursuit les objectifs suivants
: présenter une brève approche de la vie politique et intellectuelle de José Manuel
Montenegro, présenter quelques modestes observations sur les caractéristiques
lexicographiques du glossaire « Barbarismos que se usan en Venezuela » et décrire les
attitudes puristes dans les commentaires sur les différentes entrées de l'ouvrage. Du point de
vue méthodologique, il s'agit d'une étude documentaire basée sur les apports de la critique
lexicographique de Haensch (1997). Nous avons travaillé sur un corpus des 223 articles
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lexicographiques qui composent l'ouvrage. Il en ressort que Monténégro offre des
échantillons des variations de la langue dans le cadre des transformations socio-historiques
d'une époque, mais aussi qu'il capture et reflète la vision et les sentiments du peuple à l'égard
de la langue en tant qu'élément d'identité. L'examen de la liste des mots permet de déduire
qu'il existe une attitude puriste marquée à l'égard des usages qui s'écartent de ce qui est
correct. La reconnaissance des barbarismes utilisés à l'époque est judicieusement complétée
par leur diffusion dans la presse, ce qui permettrait d'éveiller la conscience linguistique à
l'ouverture, à la nouveauté ou à l'hermétisme de la tradition.
Mots-clés: glossaire, barbarismes, José Manuel Montenegro, Venezuela.
Osservazioni lessicografiche sul Glossario delle barbarie
di José Manuel Montenegro
Riassunto
La preoccupazione degli intellettuali per quanto riguarda la preservazione della lingua, come
prodotto di una identità che rispecchia una realtà sociale, si inscrive entro di una tendenza
dove diversi autori si sono inseriti alla fine del XIX secolo e la vigilia del XX secolo. In
questa posizione troviamo José Manuel Montenegro, giornalista, avvocato, leader liberale,
parlamentare e funzionario pubblico, che, tra gli 23 ottobre 1903 e 7 aprile 1904, ha
pubblicato su Los Ecos de Cojedes: "Barbarie usate in Venezuela. Opera inedita del Dott.
José" Manuel Montenegro”. Data la rilevanza di questo personaggio e quanto poco si è scritto
su di lui riguardo la sua ideologia, il presente studio vuole mostrare un breve approccio sulla
sua vita politica e intellettuale. In questo senso, presenta alcuni osservazioni modeste sulle
caratteristiche lessicografiche del glossario “Barbarie usate in Venezuela” e descrive gli
atteggiamenti puristi nel commenti sulle diverse voci dell'opera. Da una prospettiva
metodologica, può essere considerato come uno studio documentario supportato dai
contributi della critica lessicografica di Haensch (1997). È stato elaborato con un corpus di
223 articoli lessicografici che comporre l'opera. È arrivato alla conclusione che Montenegro
offre esempi di variazioni della lingua nel contesto delle trasformazioni socio-storiche di
un'epoca, ma anche cattura e riflette la visione e i sentimenti delle persone nei confronti della
lingua come elemento di una identità determinata. ntità. Dall'esame dell'elenco delle voci si
può dedurre che c’è una marcatura purista nel suo atteggiamento nei confronti di usanze che
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si discostano da ciò che è considerato giusto. Il riconoscimento delle barbarie usate in
un'epoca sono saggiamente completate dalla loro diffusione nella stampa. Con questo si
risveglia la consapevolezza linguistica con un’apertura alla novità o all’ermetismo della
tradizione.
Parole chiavi: glossario, barbarie, José Manuel Montenegro, Venezuela.
Observações lexicográficas sobre o Glossário de Barbarismos
de José Manuel Montenegro
Resumo
A preocupação dos intelectuais com a preservação da língua como produto de identidade que
reflete uma realidade social faz parte de uma tendência da qual participaram vários autores
no final do século XIX e nas vésperas do século XX. Nesse sentido, encontramos a José
Manuel Montenegro, jornalista, advogado, líder liberal, parlamentar e funcionário público,
que, entre 23 de outubro de 1903 e 7 de abril de 1904, publicou em Los Ecos de Cojedes:
“Barbarismos que se usan en Venezuela” (Barbarismos usados na Venezuela). Trabalho
inédito do doutor José Manuel Montenegro”. Dada a relevância desse personagem e o pouco
que foi escrito sobre sua ideologia, este estudo tem os seguintes objetivos: mostrar uma breve
abordagem da vida política e intelectual de José Manuel Montenegro, apresentar algumas
observações modestas sobre as características lexicográficas do glossário “Barbarismos que
se usan en Venezuela” (Barbarismos usados na Venezuela) e descrever atitudes puristas nos
comentários sobre os diferentes verbetes da obra. Do ponto de vista metodológico, este é um
estudo documental baseado nas contribuições da crítica lexicográfica de Haensch (1997).
Trabalhamos com um corpus de 223 artigos lexicográficos que compõem a obra. Conclui-se
que Montenegro oferece amostras das variações do idioma no âmbito das transformações
sócio-históricas de uma época, mas também capta e reflete a visão e os sentimentos do povo
em relação ao idioma como um elemento de identidade. A partir da análise da lista de
palavras, pode-se inferir que uma atitude purista acentuada em relação aos usos que se
desviam do que é correto. O reconhecimento dos barbarismos utilizados na época é
sabiamente complementado por sua divulgação na imprensa, o que despertaria a consciência
linguística a partir de uma abertura para a novidade ou para o hermetismo da tradição.
Palavras-chave: Glossário; Barbarismos; José Manuel Montenegro; Venezuela.
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Introducción
José Manuel Montenegro, político e intelectual cojedeño que tempranamente se
desenvolvió en un notable círculo de letrados criollos, tuvo una prolífica actividad pública
en las postrimerías del siglo XIX y primer decenio del XX, período en el que se desempeñó
como periodista, abogado, dirigente liberal, parlamentario, presidente, gobernador y
funcionario civil en los estados Carabobo y Cojedes. Desde la tribuna periodística desarrolló
una amplia y fecunda labor a través de la difusión de ideas políticas, económicas y sociales.
De hecho, fue reconocido en la lista de destacados escritores, oradores y periodistas en el
balance finisecular de la actividad intelectual del siglo XIX venezolano, recogido en el
Primer libro venezolano de literatura, ciencias y bellas artes, que se publica en el año de
1895.
Sin embargo, a pesar de esta dilatada y significativa actuación política e intelectual,
Brizuela (2016) afirma que, de las ideas de este hombre letrado, nombre representativo del
liberalismo amarillo, no se han encontrado estudios, sino algunos datos dispersos en obras
testimoniales o en libros como Historia del Estado Cojedes (Pedreañez Trejo, 1982, pp. 169-
170) y, además, echa de menos la inexistencia de una entrada para este personaje en el
Diccionario de Historia de Venezuela.
Como parte de su fértil labor, entre el 23 de octubre de 1903 y el 7 de abril de 1904,
publicó en Los Ecos de Cojedes catorce entregas de “Barbarismos que se usan en Venezuela.
Obra inédita por el Doctor José Manuel Montenegro”. Este estudio fue valorado por
intelectuales de la talla de don Lisandro Alvarado. El 14 diciembre de 1903, coincidiendo
con la séptima entrega de dicho texto, Lisandro Alvarado, quien meses después publicó
“Ideas sobre la evolución del español en Venezuela”, inserto en El Cojo Ilustrado número
290, y años más tarde Glosario de voces indígenas de Venezuela y Glosarios del bajo español
en Venezuela, se refirió al trabajo que Montenegro venía publicando en ristra como “un
interesante estudio sobre los Barbarismos que se usan en Venezuela” (p. 2).
Al respecto añadió, en esa misma nota, titulada “Venezolanismos. Al Señor Doctor
José Manuel Montenegro”, lo siguiente: “se nos ha ocurrido examinar la cuestión por otro
lado, por el lado etimológico, y tomar algunos de ellos como objeto de estudio” (p. 2), pues
semejantes vocablos “son por lo general corrientes en Venezuela y a veces en otras repúblicas
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de la América española, pero se han introducido sin saber de dónde ni cómo en el lenguaje”
(p. 2). Así, seguidamente, en aquella nota remitida desde Guanare, el prominente médico,
etnólogo, lingüista e historiador tocuyano relacionó un poco más de setenta de esas voces a
las que hacía alusión en su reseña sobre el estudio de Montenegro y concluyó sus anotaciones
indicando: “Para apreciar las dificultades que ofrecen en su etimología estas voces, véanse
las Apuntaciones del señor Cuervo y el libro de don Julio Calcaño sobre el castellano en
Venezuela” (p. 3).
Si de su amplia trayectoria política se ha escrito poco, mucho menos de sus aportes al
lenguaje. De “Barbarismos que se usan en Venezuela. Obra inédita…” se conocen las
referidas valoraciones de don Lisandro Alvarado como “interesante estudio” y punto de
partida para investigaciones etimológicas. En tal sentido, en este trabajo nos ha parecido
oportuno mostrar un breve acercamiento a la vida política e intelectual de José Manuel
Montenegro, presentar unas modestas observaciones sobre las características lexicográficas
de Barbarismos que se usan en Venezuela y describir actitudes puristas en los comentarios
de las distintas entradas de la obra.
En este artículo se considera esta obra como un glosario. Según el Diccionario de la
lengua española (DLE; Real Academia Española, [RAE] 2023), un glosario es un catálogo,
lista o relación de voces pertenecientes a un mismo campo del saber o una misma obra, de
las cuales se ofrecen definiciones y comentarios. En este caso, es un catálogo, vocabulario o
lista de barbarismos usados en Venezuela, que se encuentran definidos y comentados.
Para el desarrollo del ideario político e intelectual de Montenegro, nos
fundamentamos en la revisión realizada por Brizuela (2016 y 2023). Las observaciones sobre
las características lexicográficas toman como referencia algunos de los elementos
macroestructurales y microestructurales, particularmente los tipos de definiciones, señalados
por Bosque (1982) y Porto Dapena (2002; 2015). Por último, las actitudes puristas de estilo,
esto es, los casos relacionados con las variaciones fonéticas se estudian con los
planteamientos de Obediente (2007) y las variaciones morfológicas con los aportes de
Bentivoglio y Sedano (1992), Sánchez Lobato (1994) y Sedano (2001); mientras que el
tratamiento del purismo frente a lo extraño o “purismo xenofóbico” se realiza con base en las
contribuciones de Thomas (1991, como se citó en Lescasse, 2018) y Ludwig (2000).
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En cuanto a la metodología, se trata de un estudio documental sustentado en las
contribuciones de la crítica lexicográfica de Haensch (1997), referente a los elementos
macroestructurales (partes, selección de las entradas, tipos de entradas y ordenación de las
entradas) y microestructurales (artículo lexicográfico y aspectos gráficos) constitutivos de
los diccionarios.
Breve acercamiento a una biografía política e intelectual: ¿Quién fue José Manuel
Montenegro?
Antes de valorar los aportes lexicográficos de José Manuel Montenegro, dados a
conocer a través de la prensa cojedeña entre 1903 y 1904, es conveniente hacer una
aproximación a la biografía política e intelectual de este personaje, lo que implica, al menos,
acercarnos a su actividad pública en las postrimerías del siglo XIX e inicios del XX, en cuyo
contexto desplegó su carrera periodística que le permitió descollar como hombre de
pensamiento. Esa actuación la alternó con su condición de abogado, dirigente liberal,
parlamentario y funcionario civil. José Manuel Montenegro, hijo de Manuel Montenegro, un
“rico propietario” cojedeño y de Trinidad González, nació en San Carlos, hoy capital del
estado Cojedes, entonces parte de la jurisdicción de la provincia de Carabobo, el 18 de
septiembre de 1837 y murió en Caracas el 23 de febrero de 1909.
José Manuel Montenegro se unió a la causa liberal al alistarse en julio de 1859, poco
antes de cumplir 22 años de edad, en las huestes federalistas que, en los llanos centro-
occidentales, se nutrieron con la incorporación de varios miembros de las reconocidas
familias Montenegro y Acuña, quienes, de acuerdo con Level de Goda (1976), se “pusieron
en armas, al frente de la revolución, y reunieron un grupo de infantería y mayor número de
hombres de caballería” a las órdenes del comandante José G. Monagas y de “los subalternos
Florencio Navarro, Magdaleno Barreto y Matías Salazar, quienes fueron más tarde jefes
importantes” (Level de Goda, p. 190) en aquellos tiempos turbulentos de la guerra federal.
Así, Montenegro inició su largo recorrido en la lucha política venezolana, extendido durante
casi cinco décadas contadas a partir de 1859.
Antes de hacerse militante liberal estudió en la Universidad de Caracas y,
previamente, lo hizo en el Colegio Sanojo, en la misma capital de la República, donde cursó
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parte del trienio filosófico. En este instituto fue examinado en el período septiembre-octubre
de 1854 por, entre otros, Cecilio Acosta, Luis Sanojo, Lino Revenga y Ezequiel M. González.
Esta experiencia educativa constituyó para el joven José Manuel Montenegro un provechoso
y temprano contacto con un notable círculo de letrados criollos del que, seguramente, abrevó
conocimientos en gramática, filosofía y lógica general, por ejemplo, así como doctrinas,
nociones e ideas de sustancial valía para su proceso de formación intelectual en ciernes.
Su identificación con el partido liberal lo llevó a apoyar el movimiento revolucionario
que tomó el poder en abril de 1870, acaudillado por el abogado y general Antonio Guzmán
Blanco, tras lo cual ejerció la Presidencia del estado Carabobo entre comienzos de julio y
mediados de septiembre de 1870; formó parte de las operaciones militares de 1871-1872
dirigidas por el nuevo gobernante con el fin de sofocar los brotes sediciosos esparcidos por
varios lugares del territorio nacional, asumió en tal escenario el puesto de secretario privado
del presidente en campaña, responsabilidad asignada generalmente a hombres cultos, y,
posteriormente, una vez asegurada la estabilidad del gobierno, actuó en calidad de
parlamentario en los períodos legislativos “de 1873, 1874, 1875 y 1876…[en los que]
representó al estado Cojedes en el Senado de la República” (Brizuela, 2016, p. 77) y respaldó,
entre otras medidas e iniciativas oficiales, la reforma constitucional impulsada, en 1874, por
el presidente Antonio Guzmán Blanco.
Su estrecha relación política con el presidente Guzmán Blanco, durante casi todo el
septenio (1870-1877), se patentiza en la confianza advertida en el intercambio epistolar entre
ambos dirigentes, recogida en la “Correspondencia José Manuel Montenegro”, conservada
en el Archivo Guzmán Blanco de la Fundación John Boulton, Caracas. No obstante, aquella
cercanía llea su fin cuando, en mayo de 1876, el senador José Manuel Montenegro se
opuso al proyecto guzmancista, introducido en el Parlamento, de independizar la Iglesia
venezolana de la Santa Sede y establecer, según propuso el propio Guzmán Blanco en su
mensaje a las Cámaras legislativas el 9 de mayo de 1876, “que los párrocos sean elegidos por
los fieles, los Obispos por los párrocos y por el Congreso el arzobispo” (González Guinán,
T. XI, p. 66).
Aquella oposición de José Manuel Montenegro a la propuesta de Guzmán Blanco,
cuyo verdadero propósito era presionar a la Curia Romana para lograr la renuncia del
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arzobispo de Caracas Silvestre Guevara y Lira, a la sazón antagonista del presidente, marcó
su definitivo distanciamiento del “Ilustre Americano” y lo condujo, en 1878, a confrontarlo
abiertamente al aupar la reacción de su sucesor, general Francisco Linares Alcántara, contra
su antiguo jefe Guzmán Blanco. En este marco, se estrenó en la actividad periodística en la
ciudad de Valencia donde fundó, en agosto de 1878, La Nueva Era y, meses más tarde, de
vuelta en Caracas, desempeñó la vicepresidencia de la Asamblea Nacional Constituyente,
instalada en diciembre de aquel año, con el objetivo de avanzar en la desestructuración del
andamiaje de poder guzmancista y revalidar la Constitución federal de 1864.
Desde La Nueva Era, su primer proyecto periodístico, establecido en la ciudad de
Valencia, propuso adelantar la necesaria “reorganización ordenada y legal del país”
(Montenegro, 1878a, p. 2) bajo la conducción política de Francisco Linares Alcántara,
ensalzado entonces con el título de “Gran Demócrata”, y el afianzamiento de la paz nacional,
estable y duradera, como único escenario “compatible con…los propósitos que nos animan
a darle vuelo a las industrias patrias” (Ídem); razón por la que sostuvo la urgencia de estimular
la “participación [ciudadana] en la cosa pública” (Montenegro, 1878b, p. 2) si se quería dar
curso a un genuino y paulatino proceso de edificación democrática, tal como se prometía, al
menos en el discurso, desde la cúspide del poder.
Cinco años más tarde, en 1883, fundó en Caracas, junto con su coterráneo Laureano
Villanueva, el diario El Deber. En esta tribuna periodística, de la que era asiduo columnista
y director-propietario, desarrolló una prolífica labor en lo concerniente a elaboración y
difusión de ideas relacionadas con doctrina política y fomento económico, con el propósito
de promover el debate alrededor del gradual proceso de democratización y modernización
que proponía impulsar sobre la base de instituir el sufragio universal, cercenado con las
reformas constitucionales ingeniadas por Guzmán Blanco en 1874 y 1881, de implementar
“la representación proporcional de las minorías en el parlamento” (Brizuela, 2023, p. 195) y
de formar diversos partidos políticos dotados de programas y órganos divulgativos que
brindaran espacio organizativo a la variedad de criterios y opiniones dentro y fuera de la
comunidad liberal.
Presentó, a la par, ideas sobre cómo vigorizar la economía nacional mediante el
estímulo de la inversión de capitales, para lo cual cre necesario garantizar seguridad
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jurídica y estabilidad política para hacer atractivo el país a los inversionistas, del fomento
de la institución bancaria, de la inmigración trabajadora, de la diversificación de los géneros
exportables en procura de alcanzar mayor equilibrio de la balanza comercial y del espíritu
industrial como fuerza generadora de riqueza pública basada, según afirmaba, en la actividad
agrícola y pecuaria, fundamentalmente.
Después de verificarse el debate parlamentario durante los meses de febrero, marzo y
abril de 1890 sobre la restitución de la autonomía a las secciones Zulia y Falcón, que, acorde
con el decreto del 14 de septiembre de 1881, quedaron fusionadas en el gran estado Falcón-
Zulia y en cuya discusión el diputado José Manuel Montenegro “jugó un papel preponderante
en la restitución de la autonomía a las mencionadas entidades federales, en virtud de la
solidez, fundamentación e insistencia de sus argumentos” (Brizuela, 2016, p. 84) en apoyo a
la propuesta autonomista presentada por sus pares Rafael López Baralt, Jacinto Regino
Pachano y Claudio Hermoso Tellería.
Tras representar al estado Zamora en la Asamblea Nacional Constituyente de 1893,
después de ocupar por segunda ocasión la Presidencia del estado Carabobo desde el 13 de
julio hasta el 21 de octubre de 1893 y mientras desempeñaba el cargo de Procurador General
de la Nación que comenzó a ejercer a principios de junio de 1894, su nombre fue incluido en
la lista de escritores venezolanos (Landaeta Rosales, 1895, p. CXXXVII), en la de destacados
oradores (Santos Ramos, 1895, p. XLI) y en la de periodistas reconocidos para 1894
(González, 1895, p. CXXII), insertas en el Primer libro venezolano de literatura, ciencias y
bellas artes, editado en 1895 por la Asociación Nacional de Literatura, Ciencias y Bellas
Artes como balance finisecular de la actividad intelectual del siglo XIX venezolano o, en
palabras de Miliani (1991, p. 148), como “el inventario cultural más completo de nuestro
siglo XIX” (p. 148), el cual constituye, a su juicio, “un amplio registro informativo y
antológico de nuestra inteligencia en respuesta contundente al mezquino panorama escrito
por el presidente de la Academia de la Lengua” (pp. 148-149).
Metodología
El tipo de investigación es documental sustentada en los aportes de la crítica
lexicográfica de Haensch (1997), que refiere los elementos macroestructurales (partes,
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selección de las entradas, tipos de entradas y ordenación de las entradas) y
microestructurales (artículo lexicográfico y aspectos gráficos) constitutivos de los
diccionarios. La fuente documental son las catorce entregas de “Barbarismos que se usan en
Venezuela. Obra inédita por el Doctor José Manuel Montenegro”. El corpus está conformado
por los 223 artículos lexicográficos que componen la obra.
Para el análisis de los datos, se diseñó una matriz conformada por dos partes. La
primera parte, cuya confección resultó de la adaptación de la matriz propuesta por Rey
Castillo (2017), recoge datos sobre la macroestructura y la microestructura. Con respecto a
la microestructura, se considera la lematización, las entradas, el orden y la selección de los
temas. En cuanto a la microestructura, se toma en cuenta la definición, la información
paradigmática, las marcas de restricción y los ejemplos.
La segunda parte se construyó con base en los planteamientos de Obediente (2007)
acerca de las variaciones fonéticas y de Bentivoglio y Sedano (1992), Sánchez Lobato (1994)
y Sedano (2001) sobre las variaciones morfológicas.
Tabla 1.
Primera parte. Descripción macro y microestructural
Aspecto a
valorar
Indicador
Sí, no o
descripción
Caso o ejemplo
Macroestructura
Sustantivos
Señala género
masculino y
femenino
Adjetivos
En singular, en
masculino,
acompañado por
femenino (o
único)
Verbos
Se registran en
infinitivo
Tipos de
entradas
Distintos tipos de
entradas que
aparecen
Orden
semasiológico u
onomasiológico
Orden usado
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Tabla 2
Segunda parte. Tipos de purismo lingüístico
Elemento
Aspecto a
valorar
Indicador
Sí, no,
descripción
Caso o ejemplo
Purismo de
estilo
Variación fonética
asimilativa
Sonorización
Variación fonética
no asimilativa
Aféresis
Apócope
Epéntesis
Inversión o
metátesis
Variación
morfológica
Cambio de sufijo
Cambio de
interfijo
Cambio de género
gramatical en
palabras que no se
diferencian
genéricamente
Purismo frente
a lo extraño
Identificación de
las voces extrañas
Términos
empleados
Marcas de
purismo
lingüístico
Estrategias
lingüísticas
empleadas para
referirse a quienes
yerran o se
equivocan
Términos o
expresiones
empleadas
Criterios de
selección
Criterios de
selección usados
Extranjerismos
Se reporta el uso
Americanismos
Se reporta el uso
Barbarismos
Se reporta el uso
Corpus en que se
basa
Se indica la
procedencia
Microestructura
Tipos de
definición
Tipos de
definición usados
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Artículo
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Barbarismos que se usan en Venezuela: sus características lexicográficas
Entre el 23 de octubre de 1903 y el 7 de abril de 1904, en Los Ecos de Cojedes
1
, José
Manuel Montenegro publicó, en catorce entregas, “Barbarismos que se usan en Venezuela.
Obra inédita por el Doctor José Manuel Montenegro” (GBUV). Al momento de comenzar a
publicarse, tan solo tres meses después de haber sido derrotado el último reducto de la
llamada Revolución Libertadora en Ciudad Bolívar, Montenegro ejercía, en calidad de
encargado, la Presidencia constitucional del estado Cojedes, responsabilidad política y
administrativa que desempeñó entre el 24 de junio de 1903 y marzo-abril de 1904, una vez
que se instituyó el nuevo orden (Brizuela, 2016) surgido con la Constitución Nacional
sancionada el 27 de abril de 1904.
Observaciones de la macroestructura
El lemario o la nomenclatura del GBUV consta de 223 lemas o entradas escritas en
cursivas para orientar al usuario, ordenadas alfabéticamente según el criterio semasiológico,
desde la A hasta la P (recuérdese que solo fueron 14 entregas) y separadas del resto del
artículo lexicográfico por un punto (.) y una raya (). Por ejemplo: Carrasposo. Dentro de
este lemario coexisten sustantivos, adjetivos y verbos. Los sustantivos y adjetivos se
encuentran en singular, sin lugar a dudas, por su mayor neutralidad semántica, como rasgo
de la tradición lexicográfica de la época. Cuando los adjetivos tienen doble terminación de
género, aparece primero la masculina, seguida de la correspondiente forma femenina
separada por una coma (Aludo, da; Dentón, na) o un guion (Dentífrico ca). En el caso de
los sustantivos, estos aparecen en su forma masculina, salvo en Chivo ó Chiva, aquí el género
diferencia el sexo del referente. Los verbos se presentan, de manera canónica, en infinitivo
(forcejear, florecer).
En cuanto a la redacción, la lematización de las entradas se acoge a los siguientes casos:
a. Entrada con una forma: Derrengadura.
b. Entrada con variantes sinonímicas: Hozar ú hocicar.
1
Semanario político y de intereses generales del Estado fundado en julio de 1903, en la ciudad de San Carlos-
Cojedes, por, entre otros, Casto Lerzundy Iturriza, quien actuó como director-administrador del referido
periódico.
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c. Entrada con variantes fonéticas u ortográficas: Almario ó Armario, Baturrillo ó
Batiborrillo, Faltriguera ó Faltriquera.
d. Entrada con variantes morfológicas: Denuncia ó denunciación, Arrollar ó Enrrollar.
e. Entrada con términos equivalentes: Belén ó Nacimiento; Atajo, Trocha, vereda.
Al realizar la búsqueda en el glosario, los enunciados lexicográficos llevan al usuario
por un recorrido de la prescripción estructural y semántica de la palabra a la descripción de
sus usos considerados como incorrectos mediante el rechazo expreso, incluso con recursos
enfatizadores como manifiesto y grosero. Por ejemplo:
Cacarear. - Es gritar ó dar voces repetidos el gallo ó la gallina. El cacaraquear que
oímos por ahí es barbarismo manifiesto. (Resaltado incluido).
Aclocarse ó enclocarse.- No encluecarse. Se ha aclocado ó enclocado, y no se ha
encluecado ó se ha enculecado; No hay enculecarse, que es grosero barbarismo.
(Resaltado incluido).
Cabe destacar que los criterios de selección de los lemas no se identifican, es decir, no
se precisa a qué obedece, exactamente, la inclusión de estos. No quedan claros los métodos
lexicográficos empleados, porque, como se refirió en el primer apartado, la formación de
Montenegro no es en el área de la lingüística. En la revisión documental no se encontró texto
alguno que pudiese explicar su interés por publicar el repertorio de barbarismos o su
preparación en materia lexicográfica. En todo caso, si su obra se relaciona con los paradigmas
que hoy dominan en el campo de la lexicografía, podría decirse que su formación se ubica en
una etapa de autoinstrucción o autoformación (Gates, 1989, como se citó en Pérez, 2005;
Camacho, 2019). En esta fase, el autor parte de la observación de estudios, diccionarios o del
uso por parte de los hablantes.
En el GBUV se encuentran extranjerismos que se identifican como no es voz
castellana, americanismos o barbarismos, como puede verse a continuación:
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Cintarazo ó Cumbranazo, Espaldarazo.- El golpe que se da de plan con la espada.
Planazo no es voz castellana.
Cuerno.- Prolongación osea por lo común corva, que tienen algunos animales en la
cabeza ó región frontal. Cacho es un americanismo. (Resaltado incluido).
Arrumazón.- Conjunto de nubes en el horizonte. El rumazón, pues, que oímos por ahí
es barbarismo manifiesto. (Resaltado incluido).
Los comentarios realizados, como se verá más adelante, indican que el rastreo de
barbarismos se efectuó en la observación de la práctica lingüística ya oral, ya escrita de la
comunidad, pero también en los diccionarios. En este sentido, el corpus en que se basa
Montenegro es oral y escrito.
El GBUV facilitado por Montenegro cumple, pues, con las funciones de notario y
legislador (Forgas Berdet, 2006). Como notario compila y atestigua la existencia social de
estas voces en el sistema lingüístico del español de Venezuela para las postrimerías del siglo
IXX y las vísperas del siglo XX. La labor coleccionista del autor se evidencia mediante las
siguientes precisiones: “como hemos visto escrito en varias ocasiones”, “como oímos decir”,
“por ahí”, “como he leído en algunos escritos”, “como he visto escrito en varias ocasiones”,
“como he oído decir en muchas ocasiones”, como he leído en varios escritos”, “que oímos
por ahí”, “como lo hemos visto en algunos diccionarios”, “como oímos decir á nuestras
verduleras”, “que frecuentemente oímos en los labios de la gente inculta”, “ he leído ú oído
decir en infinitas ocaciones” (sic).
Como legislador, prescribe la corrección o incorreción en el significado de las palabras
que deturpan la lengua y ratifica la aceptabilidad o inaceptabilidad en sus usos lingüísticos.
Ahora bien, a través de esta función se observan actitudes puristas, valores y prejuicios en
ciertos comentarios o anotaciones que delatan la discriminación y el trato injusto hacia las
personas y comunidades que manejan tales formas.
Observaciones de la microestructura
Los artículos lexicográficos del GBUV ofrecen definiciones y una serie de comentarios
o anotaciones. Las definiciones les aportan especificidad semántica a las palabras. De
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acuerdo con las tipologías de Bosque (1982) y Porto Dapena (2002, 2015), se encuentra una
heterogeneidad de definiciones:
a. Con precisiones contextuales como dícese de, se dice de(l), se llama, así se dice de(l),
que establecen las condiciones sintáctico-semánticas del contexto de aparición de los
vocablos (Bosque, 1982) e impiden, en ocasiones, la “ley de la sinonimia” (Escavy,
1982). Se trata de definiciones impropias o formuladas con metalenguaje de signo. Por
ejemplo:
Dentífrico ca. - Dícese de lo que es apropósito para limpiar y mantener sana la
dentadura. Debe desecharse pues como incorrecto ese dentrífrico que leemos en
varios avisos y en infinitas ocasiones. Polvos dentífricos y agua dentífrica y no de
otra manera.
Hocicudo. - Dícese del animal de mucho hocico. Se equivocan, pues, los que en vez
de decir así, dicen trompudo, que no es voz castellana. Un cerdo muy hocicudo y no
un cerdo muy trompudo.
b. Con la fórmula definicional acción y efecto de + verbo
2
o acción de + verbo:
Denuncia ó denunciación.- Es la acción o efecto de denunciar. No es pues denuncio
que suele usarse en nuestro lenguaje jurídico. Puso la denuncia y no puso el denuncio.
c. Definiciones inclusivas o hiperonímicas, cuyo fin es proporcionar información que
permite distinguir los elementos comprendidos por el hiperónimo:
Cañafistula.- Arbol de América y unas cañafistulas su fruto. No cañafístola.
Cebollino.- Plantas pequeñas de cebolla cuando están en estado de trasplantarlas. No
es pues cebollín como oímos decir á nuestras verduleras.
d. Definiciones mixtas:
Forcejear.- Hacer fuerza. Resistir, hacer oposición. No es forcejar, voz antigua.
Galardonar.- Premiar ó remunerar los servícios (sic) ó ritos de alguno. No se dice
galardonear como hemos leído en multitud de escritos.
2
Esta fórmula definicional se introdujo a la lexicografía hispánica, probablemente, por influencia del francés.
De hecho, pese a los problemas de índole teórica y práctica que supone, su empleo se ha hecho común en la
lexicografía del español (Porto Dapena, 2015).
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e. Definiciones seriales. Específicamente, se encuentra una definición serial por redes de
parentesco:
Padrastro.- Así se llama al casado con una mujer que tenía hijos ya, respecto a esos
hijos llevadas por ella al matrimonio. Pronuncian, pues, mal la palabra los que dicen
padrasto.
Esta definición también es pragmática, pues está introducida por “se llama”.
f. Definiciones enciclopédicas. Este tipo de definiciones tienen como propósito la
descripción de las realidades a las que aluden las palabras. En su mayoría, remiten a
unidades concernientes a la flora y la fauna (Boughaba, 2021). Por ejemplo:
Gallinaza.- Ave carnívora de color negro se cría en América, mayor que una gallina
y menor que un pavo. No es Zamuro su nombre
3
.
Lagarto.- Reptil diez á doce pulgadas de largo muy comun (sic) entre nosotros. La
hembra del lagarto se llama lagarta.
Ardilla.- Animal cadrúpedo como de un pie de largo , muy inquieto, vivo y ligero y
que tiene la singularidad de llevarse á la boca el alimento con la mano. La gente
indocta dice ardita en lugar de ardilla.
Por otra parte, se ofrecen comentarios sobre incorrecciones relacionadas con confusión
de significados, cambios de género gramatical e incorporación, sustitución o supresión de
sonidos; uso de voces que no son propias del castellano, constituyen arcaísmos o
americanismos, prescripciones sobre los usos que transgreden las fronteras de los permitido
y aceptado; aclaraciones o ejemplificaciones mediante sinónimos; y valoraciones negativas
hacia las palabras propiamente tales o a las personas que las emplean.
En este sentido, al revisar las definiciones de barbarismo proporcionadas por el
Diccionario de uso del español (DUE, Moliner, 2000) y el Diccionario de la lengua española
(DLE, RAE, 2023), se observa que Montenegro asume esta noción en tres direcciones:
3
La distinción mayor que una gallina y menor que un pavo da cuenta de un rasgo de las definiciones
metonímicas, las referidas a unidades léxicas que se sitúan en una posición intermedia entre otras dos (Bosque,
1982).
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impropiedad lingüística oral o escrita, uso de voces no castellanas (extranjerismos) y falta
de cultura. Asimismo, esta consideración guarda correspondencia con la definición
suministrada por Calcaño (1897):
Llamo especialmente barbarismos las voces mal formadas, las de acepciones
impropias, y las extranjeras que no son necesarias ó no convienen con el carácter del
idioma castellano, y no obstante son de uso no sólo entre palurdos, sino aun entre
gente medianamente culta. Poco caso hago de las incorrecciones fonéticas del vulgo,
porque ni los que componen éste han de leer mi obra, ni se diferencian ellas de las
que comete el vulgo de todos los países en que se habla el castellano (p. 556).
De esta manera, se aprecian puntos en común entre los postulados de Calcaño,
reconocido como un autor preceptista (Pérez, 2002), y los argumentos que expone
Montenegro para rechazar los usos dados a determinados vocablos en el contexto venezolano
de principios del siglo XX.
Actitudes puristas en el glosario de barbarismos
El repertorio de barbarismos usados en Venezuela deja ver una actitud purista
representada por el interés de defender los usos canónicos de la lengua castellana, liberarla
de incorrecciones que cometen grupos sociales específicos y restaurar la pulcritud. El ideal
de pureza lingüística se entiende desde la unidad tripartita, la cual abarca aquello que es
homogéneo, íntegro y limpio, por tanto, ajena de faltas y vicios como los barbarismos
(Torres, 2021). En este sentido, se privilegian voces como Bazucar ó Bazuquear, en lugar
de batuquear, entre otros casos que se mencionan más adelante.
Igualmente, se reflejan los prejuicios de Montenegro, es decir, esta colección de datos
no es una tarea neutra; pues, tal como lo señala Forgas Berdet (2006), las definiciones y
comentarios formulados en los diccionarios (y por extensión, en los glosarios) pasan,
necesariamente, por un filtro ideológico que da cuenta de la visión de mundo de su autor por
cuanto los diccionarios implican elección, marcan una pauta en la construcción de los
significados y, a su vez, la selección que se efectúe implica una interpretación (Olza, 1994).
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Precisamente, el GBUV es la interpretación de Montenegro, esta es su mirada producto de
un momento histórico.
En este mismo tenor, con base en un análisis realizado a autores de los siglos XVI y
XVII, Lescasse (2018) afirma que los puristas no hacen más sino esbozar sobre la lengua
considerada como pura una serie de creencias y afectos congruentes con una mentalidad
característica y definitoria. Sin embargo, tal como lo expresa (Ludwig, 2000), el purismo
lingüístico es un fenómeno de dimensiones sociales, pues responde a amplios grupos más
que a las ideas de individuos aislados. En este sentido, podría decirse que es una construcción
sociocultural.
Habida cuenta de lo anterior, no atañe solamente a José Manuel Montenegro, sino
también a otros hombres de pensamiento del siglo XIX. Efectivamente, el glosario de
barbarismos exhibe algunos rasgos similares, en cuanto a prescripción purista se refiere, a la
propuesta que, entre 1858 y 1859, presentó Miguel Carmona, también publicada a través de
la prensa; en este caso, en El Monitor Industrial de Caracas. Según Pérez (2002), el
planteamiento lexicográfico gira alrededor de la idea de dos formas distintas de hablar: una
castiza caracterizada por la corrupción e impureza y otra correcta. Este mismo autor declara
que es una importante contribución, por ser un diccionario pionero en cuanto al contraste
entre las variedades español de Venezuela y el español peninsular; no obstante, critica la
limitación de Carmona para comprender estudios de esta naturaleza, puesto que, al presentar
listas de incorrecciones y correcciones, le restaba originalidad, autenticidad e idiosincrasia al
habla de Venezuela.
Las actitudes puristas implican la condena a los vocablos o expresiones provenientes
de otras lenguas y a las formas desprestigiadas de la propia lengua. Y así, las magníficas e
inéditas creaciones de nuestra gente sencilla compenetrada con su entorno natural, como
ugriura (de agrio) o aguachinoso (sumamente húmedo), son deslegitimadas. Lejos de la
fascinación que pudieran despertar voces como cañafístola, lambeplatos, hoyancudo,
chocozuela o chayota, en “Barbarismos que se usan en Venezuela. Obra inédita…” son
barbarismos que horrorizan, lo cual refleja una visión estática e irreal de la lengua.
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Sobre este particular, Ludwig (2000) identifica dos tipologías: el purismo frente a lo
extraño que supone el repudio hacia voces extranjeras y el purismo de estilo asociado al
desprecio o censura por las formas lingüísticas de los registros bajos.
Aun cuando hay rechazo a lo foráneo, particularmente, es en el segundo tipo en el cual
podemos ubicar los señalamientos de Montenegro, quien resalta su papel como censor de la
pureza del lenguaje y, por añadidura, de la identidad sociocultural de la nación, al dejar
establecido que el habla y la escritura correcta son patrimonio de la gente culta y estudiada,
por oposición a la generalidad, ínfimo vulgo, gente rústica, nuestros llaneros, labriegos,
gente absolutamente indocta, nuestras verduleras, sobrados ignorantes quienes yerran y se
equivocan, barbarismo manifiesto, grosero barbarismo, barbarismo calificado, barbarismo
del peor linaje, desatino manifiesto y grosero vulgarismo.
De manera tal que se trasluce la dicotomía vulgarismo/cultismo, léxico vulgar/léxico
culto. Los vulgarismos, como expresiones usadas por personas de poca cultura, normalmente
en la oralidad, se contraponen a aquellas empleadas en el lenguaje escrito y formal por parte
de gente que posee cierta cultura. Si bien el exceso de estas voces desestabilizaría la unidad
lingüística, ignorar su existencia, su respiración y transpiración en la realidad de los
hablantes, supondría ensombrecer el poder regenerativo y creativo del lenguaje. La
insensibilidad ante la efervescencia y dinamismo de la lengua, tan viva y palpitante como el
hombre, tan proclive al envejecimiento y la muerte como el hombre; así como la cautela ante
los peligros de la mancha, la arruga y la contaminación podrían conducirnos a correr el
“riesgo de fosilizar el lenguaje, de crear una grieta que progresivamente se convertiría en
abismo, entre la norma y la realidad de los hablantes” (Alvar, 2000, p. 536).
La perspectiva de Montenegro se vincula con los planteamientos de Ludwig (2000),
quien señala que el purismo pretende ser una alternativa de solución a los conflictos de
contacto lingüístico-cultural con miras a privar o restringir el uso de formas cuestionadas
socialmente. Esta mirada excluyente y sancionadora se aparta de las ideas de don Ángel
Rosenblat (1956)
4
quien, desde un prescriptivismo inteligente y sin reciedumbre alguna hacia
la novedad, reivindica la palabra, independientemente de su procedencia y ámbito. Para él
4
Para este trabajo se consultó una selección publicada por Monte Ávila Editores en el año 2004.
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todas están investidas de dignidad, todas tienen utilidad y beneficio tanto histórico como
humano.
Purismo de estilo
En el GBUV, Montenegro impugna una serie de términos en los cuales se aprecian
modificaciones en los sonidos en las palabras (variaciones fonéticas) o en sus terminaciones
mediante sufijos particulares (variaciones morfológicas), como se describe a continuación.
Para la descripción de aquellos casos relacionados con variaciones de los sonidos, se
considera la distinción de los procesos fonéticos que realiza Obediente (2007): asimilativos
y disimilativos o no asimilativos
5
. Son muestras de barbarismos originados por procesos
fonéticos asimilativos los siguientes casos de sonorización: jachar por hachear, jambroso
por hambrón, jenequén por henequén, jozar por hozar; o galafatear por calafatear. Por otra
parte, en la Tabla 3, se ilustran los barbarismos derivados de procesos fonéticos no
asimilativos.
Tabla 3.
Barbarismos originados por procesos fonéticos no asimilativos
Proceso fonético
Ejemplo
Aféresis (reducción de sonido al inicio de
palabra)
cequia por acequia, lacena por alacena, hoyar por ahoyar
Apócope (reducción de sonido al final de
palabra)
Papujada por papuja (sic)
Epéntesis (adición de sonido al interior de la
palabra)
ʻarcialʼ por acial, encluecarse por encoclarse, acreolito por
aerolito, aguachinoso por aguanoso, cacaraquear por
cacarear, lamber por lamer
Inversión o metátesis (cambio en el orden de
los sonidos)
aereostático por aerostático, chirriquitín por chiquirritín,
dentrífrico por dentífrico
5
Los asimilativos se caracterizan por la modificación de un sonido por otro contiguo, lo que otorga rasgos
articulatorios compartidos por ambos sonidos. Entre ellos se encuentran los siguientes: palatalización,
velarización, labialización, nasalización, sonorización, ensordecimiento y asimilación al punto de articulación.
Los no asimilativos indican modificaciones de sonidos que aumentan las diferencias articulatorias con los
sonidos adyacentes, tales como: haplología, metátesis, contracción de sonidos al inicio, medio y final (aféresis,
síncope, apócope) y aumento de sonidos también en distintas posiciones (prótesis, epéntesis).
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Asimismo, en el glosario de barbarismos, Montenegro incluye voces en las que se
aprecian variaciones referentes al empleo de operaciones morfológicas que conducen a la
formación de nuevas palabras (sufijación y prefijación) o al cambio de género en palabras
que no se diferencian genéricamente. Para la descripción de las variaciones morfológicas se
consideran los aportes de Bentivoglio y Sedano (1992), Sánchez Lobato (1994) y Sedano
(2001). Véanse los siguientes ejemplos en la Tabla 4.
Tabla 4.
Barbarismos por variación morfológica
De igual modo, en el glosario que nos ocupa, Montenegro subraya una serie de usos
inaceptables en cuanto al sentido atribuido a los vocablos. Entre ellos: bebedero por
abrevadero, pimpina por alcarraza, locero por ollero, trompada por hocicada, trompudo por
hocicudo; yerbazar, pajar o pajonal por herbazal.
Abrevadero.- Es el paraje donde se da de beber al ganado. Se equivocan, pues, los
que en vez de este término emplean el de bebedero, que es el lugar donde acuden á
beber las aves.
Alcarraza.- Vasíja de arcilla porosa y poco cocida, que tiene la propiedad de dejar
resudar parte del agua que contiene, cuya evaporación enfría el agua que queda
dentro. No es pues pimpina, como acostumbran decir aquí.
Variación morfológica
Ejemplos
Cambio de género gramatical
balaustrado por balaustrada, hiladilla por hiladillo, lagartijo
por lagartija
Cambio de sufijos
-ear: barajear por barajar, charolear por charolar,
galardonear por galardonar
-era: desrrengadera por derrengadura
-ón: cachetón por cachetudo
-ento: flacuchento por flacucho
-azo: palazo por palo
-al: chivital por chivitil o chivetero
Sufijo y prefijo simultáneos (parasíntesis): encarbonado por
carbonoso
Cambio de interfijo
-s-: cafesal por cafetal
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Ollero.- El que hace ollas y todos los demás objetos de barro que sirven para los
oficios comunes, ó el que vende ollas etc. No debe decir, pues locero, como lo he
oído en varios lugares del país.
Hocicada.- Golpe dado en el hocico. El puerco le dio una hocicada á la vasija y no el
puerco le dio una trompada á la vasija, como dirían los que llaman trompa la parte
de la cabeza del cerdo llamada ipropiamente (sic) hocico.
Herbazal.- Así es como se llama el sitio poblado de hierbas. No es yerbazal ni mucho
menos pajar, pajal ó pajonal como dicen incorrectamente muchos de nuestros
labriegos y campesinos.
Purismo frente a lo extraño
Montenegro demuestra el purismo frente a lo extraño o “purismo xenofóbico”
(Thomas, 1991, como se citó en Lescasse, 2018; Ludwig, 2000), cuando reiteradamente
insiste en que la palabra identificada como barbarismo no es voz castellana, lo que se observa
también en lo propuesto por Calcaño (1897) en su amplia obra sobre el castellano de
Venezuela. Obsérvense los siguientes ejemplos:
Apuñalar.- Dar de puñaladas. No es pues puñalear, que no es voz castellana. Apuñaló
á varios y no puñaleó á varios.
Búcaro.- La arcilla y vasija hecha con esta arcilla. No múcaro ó múcara que no son
voces castellanas:
Lío.- Porción de ropa ó de otras cosas atadas. Envoltorio, paquete. No hay bojote. El
lío grande se llama fardo. Hay que liar ó empaquetar ó envolver esos géneros o esos
papeles, y no embojotar, que no es voz castellana.
Látigo.- Azote largo, delgado y flexible de cuero, ballena etc, con que se aviva y
castiga á las caballerias (sic). No es fuete ni foete, que no son voces castellanas.
Hay, asimismo, repudio a los arcaísmos y americanismos:
Fístula.- Llaga en forma de conducto estrecho más ó menos hondo. No fístola. Que
es voz anticuada.
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Ahora bien, muchas de estas palabras calificadas como barbarismos en el pasado,
hoy tienen pleno uso y aceptación. De hecho, se registran en el Diccionario de la RAE, en el
Diccionario de americanismos, incluso en el Tesoro de los diccionarios históricos de la
lengua española. Sobre este particular, Álvarez de Miranda (2013) reflexiona en torno a las
quejas y afrentas de tantos pensadores del pasado que se molestaban por la incorporación de
usos lingüísticos novedosos y que, actualmente, son de empleo común. Esas lamentaciones
no tuvieron transcendencia, dado que la lengua siguió su curso a pesar de las críticas e
impedimentos de los puristas.
Por ejemplo, aunque para Montenegro la voz ʻbarrialʼ es “de esos barbarismos que
hieren y espeluznan” porque lo correcto es ʻbarrizalʼ, se consigna en distintos diccionarios,
como se anota en la Tabla 5.
Tabla 5.
Barbarismo barrial
Diccionario de la lengua
española
Diccionario de
americanismos
Tesoro de los diccionarios
históricos de la lengua española
barrial1
De barro1.
1. adj. Dicho de un terreno:
Gredoso o arcilloso. En Méx. y
Col., u. c. s. m.
2. m. barrizal. U. m. en Arg., Bol.,
Chile, Col., C. Rica, Cuba, Guat.,
Nic., Par., Perú y Ven.
Barrial.
I. (De barro).
1. m. CR, Co, Ve, Bo,
Ch, Ar, Ur; Gu, Ho, ES, Pe.
Rur. Lugar lleno de barro.
II. 1. Sust/adj.
Mx, Ho. Lugar de extracción
de arcilla roja. (barral).
sacadero; terrero.
Barrial. .2. m. ant. Barrizal. U. en
Amér. ~ «Barrial. Sitio o terreno
lleno de barro o lodo. Anticuado ya
en España, donde ha sido
reemplazado por barrizalo barrero.
Y aun por sus sínónimos ciénaga,
cenagal y lodazal (o lodachar y
lodazar), está en pleno vigor en todo
Chile, en Colombia y otras
repúblicas sud-americanas.>
Román. Dicc. Chil., e. v. Barrial.~
«Me parece sobrado motivo para
que se suprima aquella nota, dejando
que digamos con los antiguos
barrial, o que, para modernizarnos,
empleemos barrizal.» Monner Sanz,
Cast. En la Argentina, s.v., Barrial.
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En neas generales, en el glosario de barbarismos de Montenegro (1903), el
extrañamiento y las resistencias a la intrusión de cualquier forma arcaica, foránea, dialectal
o perteneciente al castellano más moderno dan cuenta de ideologías socioculturales. Es así,
como se advierten elementos diastráticos, diatópicos y lingüísticos que sitúan y separan a los
hablantes en dos grupos: los que usan la lengua correctamente y los otros que yerran o se
equivocan. Para aludir a este segundo grupo, se emplean diversas estrategias, tal como se
muestra en la Tabla 6.
Tabla 6.
Estrategias para identificar a quienes yerran
Estrategias para identificar a los otros que
yerran o se equivocan
Ejemplos
Formas impersonales, indefinidas, estructuras
relativas de antecedente callado o sujetos genéricos
algunos, los que dicen/hablan/llaman, acostumbran,
dicen/creen, se dice, la generalidad, muchas/algunas
personas, algunas gentes, muchos
Deícticos y términos valorativos matizados o no
para las referencias diatópicas específicas
Nuestros labriegos y campesinos, nuestros llaneros,
nuestra gente rústica, nuestras verduleras, nuestro
lenguaje jurídico, nuestros lugareños y campesinos,
nuestro lenguaje político
Deícticos para referencias diatópicas generales e
imprecisas
Oímos por ahí, decimos aquí, entre nosotros
Términos valorativos para las referencias
diastráticas
el vulgo, cualquier individuo del vulgo, como
vulgarmente dicen algunos, gente absolutamente
indocta, personas del ínfimo vulgo, en los labios de
la gente inculta, algunas personas sobradas
repugnantes, de los labios de algunas personas
rústicas, la gente rústica
Se reconoce, pues, en Montenegro ese talante altivo y dotado de superioridad para
defenestrar a quienes utilizan palabras que son consideradas barbarismos, lo cual es común
cuando se leen argumentaciones de otros puristas (Calcaño, 1897). Por lo tanto, desde una
perspectiva glotopolítica, el lexicógrafo ocupa una posición de poder en la comunidad
lingüística y desde allí activa los mecanismos de dominación ideológica que condicionan la
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visión de las realidades descritas en su diccionario. Serían inadmisibles para un purista como
Montenegro estas hermosas creaciones léxicas de Camilo José Cela: espigaruela, yuyarita o
zangazón.
La adopción de esta manera de interpelar a los lectores se convierte en un reclamo
que intenta detener el deterioro, corrupción y cambio de la lengua causada por la llegada de
voces extranjeras, pero también por el mal uso que hacen los hablantes al distanciarse de los
preceptos clásicos garantes del orden y la norma o, simplemente, alcanzar la anhelada pureza
para asegurar una tradicionalidad discursiva que se niega a los cambios (Frühbeck, 2015,
2017; Langer y Nesse, 2012; Silvestre, 2022, 2023). Por tanto, el purista muestra una alerta
permanente dados los funestos acontecimientos que pueden conducir a la desaparición de la
lengua, ello los sitúa dentro de la complaint tradition” (tradición de la queja) según lo
propuesto por los reconocidos lingüistas Lesley Milroy y James Milroy (Frühbeck, 2015).
Conclusiones
El breve acercamiento al ideario político e intelectual de José Manuel Montenegro
permitió dar cuenta de la variedad de funciones que como político e intelectual desempeñó
durante los primeros siglos de la naciente república venezolana, tal vez, en ello estriba su
interés por exponer sus ideas acerca de lo que debía ser una nación culta, de allí que los usos
apropiados del lenguaje, según la preceptiva de la época, se erigen en un ámbito al cual
consideró que podía aportar desde la tribuna periodística, cuyos alcances en términos de
destinatarios no se pueden estimar con precisión.
Las modestas observaciones realizadas al glosario de Barbarismos usados en
Venezuela indican que este es un valioso material de primera mano, pues fue recogido por
el mismo autor en la calle, en el mercado, en la prensa, en la cotidianidad, en boca de nuestros
labriegos y campesinos, nuestros llaneros, nuestra gente rústica, nuestras verduleras,
nuestros lugareños y campesinos, incluso entre nuestros políticos. Es lo que oímos por ahí
y decimos aquí, entre nosotros. La procedencia del corpus le da originalidad y valor al corpus
de datos.
Por otra parte, aun cuando no hemos hallado evidencias de la formación lingüística
de Montenegro ni específicamente de una preparación lexicográfica, hay una suerte de
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autoinstrucción, puesto que considera algunos elementos macro y microestructurales
propios de la confección de los diccionarios, sobre todo los referentes a la macroestructura
como la presentación de los sustantivos, los adjetivos, los verbos, y el ordenamiento
semasiológico. En el nivel microestructural, utiliza variedad de definiciones y realiza
comentarios detallados, incluso hasta los menos esperados, como decir que “el cacareo del
gallo desagrada más que el de la gallina”. Con todo, es un material inédito que ofrece grandes
posibilidades exploratorias.
En el GBUV, el carácter didáctico de los diccionarios y glosarios como instrumentos
que, entre otras bondades, permiten reconocer los barbarismos de una lengua, se
complementa sabiamente -y le da notabilidad a la obra-con la divulgación de estas voces
mediante la prensa, para llegar a un público mayor y a un contexto mucho más amplio en
donde circula Ecos de Cojedes, con lo cual se despertaría la conciencia lingüística en
situaciones de contacto, sea desde la apertura ante la novedad, sea desde el hermetismo de
la tradición. Este importante papel de la prensa como medio para despertar la conciencia
lingüística ha sido resaltado por Silvestre (2022, 2023).
Sin embargo, de la revisión del listado de voces del GBUV se puede colegir que hay
una marcada actitud purista hacia los usos que se apartan de lo correcto. Salirse de la norma
implica un acto deleznable, las expresiones populares atentan contra la usanza propia de la
lengua castellana y, en todas las entregas publicadas en el diario, se insiste en el modo
indebido en que se emplean. Tales errores ocurren bien por sustituciones léxicas mediante
sinónimos, variaciones morfológicas o por la presencia de procesos fonéticos asimilativos o
no asimilativos que se dan en el habla coloquial.
El sentir de Montenegro se inserta en una forma de pensamiento que estaba en boga
en ese momento y que a luz la del tiempo transcurrido nos ofrece una idea de las
preocupaciones fundamentales de estos hombres de pensamiento por preservar la lengua
desde la prescripción y la normativa, hombres preocupados por mantener, lo que llamaría
Lescasse (2018), la “ciudadanía lingüística”, para que no se vuelvan seres “ostracizados”
que yerran fuera del “espacio político e identitario de la lengua compartida” (p. 110).
En otras palabras, Montenegro ofrece muestras de las variaciones de la lengua en el
marco de las transformaciones sociohistóricas de una época, pero también capta y refleja la
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visión y sentimientos del pueblo hacia la lengua como elemento identitario. En efecto, se ha
manifestado que los diccionarios se comportan como “objetos culturales” herederos de una
época, no solo en cuanto a su diseño o función, sino por las ideologías que se vehiculan a
través de ellos (Ávila, 2011). Esto se debe, de acuerdo con Moreno (2022), a que la lengua
se imbrica con la historia cultural de los pueblos y se contextualiza en marcos temporales y
espaciales específicos.
Estudios posteriores pudiesen profundizar en la obra de Montenegro desde la
etnolingüística, además de precisar los ámbitos de acción de la vida cotidiana en los cuales
se insertan las palabras denominadas como barbarismos, en virtud de que son una muestra
de los usos de la lengua dentro de las coordenadas sociales y culturales de la Venezuela de
inicios de la centuria decimonónica.
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