Francisco superó en cantidad de usos a Villa Santa. Sin embargo, en las funciones:
negativa, descentralizadora y centralizadora, este contraste ocurrió a la inversa.
Es fundamental señalar que en Villa Santa predominó la función negativa y
descentralizadora en diferentes actos ilocucionarios, entre ellos el directivo, por ende, en la
función de cortesía también se detectaron menos casos que en San Francisco,
correlacionando ambas funciones en los actos directivos con las situaciones descorteses.
Por otra parte, con este estudio se puede afirmar que un mismo sufijo apreciativo
puede cumplir varias funciones pragmáticas; pero, en ciertos morfemas se presentaron más
que en otros. Para el caso de los diminutivos, en ambas zonas, esta característica es más
evidente en la terminación –ito/ita, ya que cumplió con las 8 funciones que propone la
investigadora Jeanett Reynoso Noverón, destacando funciones con las que normalmente no
se suelen relacionar como la función negativa, en la que se emplea como estrategia
discursiva en contextos de regaños y órdenes. Al igual que con la centralizadora, ya que en
este caso se utiliza para enfatizar o intensificar el significado base, atrayendo la atención
del receptor, por lo tanto, esto le añade mayor relevancia a la entidad en el discurso. Otros
diminutivos registrados como –illo/illa, –ín, –inga/–ingui/–ingo cumplieron con esta
característica, pero en término medio.
Seguidamente, en los aumentativos se registraron –ón/ona, –ote/ota, –azo/a, los
cuales cumplieron casi todas, excepto la función descentralizadora y la de cortesía, esta
última implica que estos morfemas se suelen utilizar en situaciones descorteses.
Incluso en los peyorativos con las terminaciones –ucha, –anga, –engue, –etes,
–orrios se presentó esta característica, pero con un grado de incidencia medio, reafirmando
que este tipo de morfema se relaciona frecuentemente con la función negativa.
Con respecto al nivel de solidaridad, las parejas fueron los interlocutores que más
utilizaron los sufijos apreciativos con una carga positiva, lo cual implica un alto grado de
afectividad y cercanía en este tipo de vínculo. Estos suelen estar acompañados de otras
funciones que intensifican su valor, reforzando así el componente emocional del discurso.
Después, se encuentra la función de atenuación, empleada en ambos sectores del estudio, lo
que sugiere una tendencia general a suavizar los enunciados para mantener la cortesía o
evitar conflictos. Además, se registró una notable regularidad estadística en los actos