Vol. 65 (106), 2025, pp.249-252 -Primer semestre / enero-junio
ISSN-L 0459-1283 e-ISSN - 2791-1179
Depósito legal: pp. 195202DF47
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Lasarte Valcárcel, F. J. (2020). Narrativa
venezolana del siglo XX: Identidad/fabulación
(Paisaje sin Gallegos). DELA(u)TOR - 1
(republicación), 57 págs.
Han transcurrido cuarenta años desde que Javier Lasarte Valcárcel comenzó a
preocuparse por la literatura y la cultura de nuestro país. Su participación en el mundo de la
crítica se extiende desde su primer artículo: “Las hogueras más altas y el proceso de la
narrativa venezolana”. A partir de ese momento, este reconocido docente y crítico literario,
ha profundizado en las obras de Rómulo Gallegos, Pedro Henríquez Ureña, Julio
Garmendia, Teresa de la Parra, Guillermo Meneses, entre otros para comprender la
construcción de nuestra modernidad.
De todas sus reflexiones nace Aires de cambio. Cultura y narrativa en la Venezuela
del gomecismo y postgomecismo (1908-1953) (2000), primera edición de un libro revisado
y diagramado por el mismo autor para su divulgación como PDF donde compila sus
presentaciones orales y escritas. A pesar de su heterogeneidad, todos los textos conforman
una unidad con una misma propuesta: acercarse a la difícil construcción de lo que ha sido la
cultura y la literatura nacional en la época gomecista y postgomecista.
Este libro está estructurado en tres capítulos. El primero de ellos, “Los aires del
cambio: literatura y cultura en Venezuela (1908-1935)”, apareció publicado como artículo
en el 2006 en Nación y literatura: itinerarios de la palabra escrita en la cultura
Vanessa Anaís Hidalgo
Universidad Pedagógica Experimental Libertador
Caracas, Venezuela
vanessa.hidalgo.ipc@gmail.com
https://orcid.org/0000-0001-5791-627X
Profesora de Castellano, Literatura y Latín y Magíster en
Literatura Latinoamericana egresada del Instituto
Pedagógico de Caracas. Profesora asistente en la misma
universidad.
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venezolana. Lasarte lo aprovecha en esta oportunidad para hacer la introducción a la
discusión del proceso de modernización y su influencia en la literatura y la cultura que se
produce durante el régimen gomecista. En este capítulo no solo revisa la narrativa de Julio
Garmendia, Rómulo Gallegos y Teresa de la Parra, también se aproxima a la poesía de José
Antonio Ramos Sucre, Antonio Arráiz, Fernando Paz Castillo o Pablo Rojas Guardia, entre
otros.
Para abordar el tema cultural y correlacionarlo con la literatura, este capítulo
describe la importancia de grupos como La Alborada, las publicaciones periódicas como El
Universal, revistas como Élite y el discurso político de los movimientos artísticos literarios
que se gestaban en el momento. De igual manera destaca la importancia de la creación de
las compañías teatrales y su desplazamiento en el ámbito cultural.
El segundo capítulo del libro, intitulado “Cuatro clásicos modernos: 1929-31” reúne
cuatro ensayos. En el primero de ellos, “Transfiguraciones: poética e historia en Arturo
Uslar Pietri”, Lasarte se ubica en el contexto filosófico, político e histórico que circunda la
obra de Pietri y se detiene a revisar la poética del autor desde la creación del manifiesto
“Somos” mientras formaba parte del grupo Válvula, hasta las neas claves que conforman
su narrativa.
Seguidamente, se encuentra el ensayo “Hacer cosas con el pueblo, la mujer y la
nación. A 80 años de Doña Bárbara”. Lasarte, distanciándose de las comparaciones
tradicionales que se le han dado a Doña Bárbara, establece una filiación con el pensamiento
populista en Latinoamérica, la figura dominante de Bolívar y otros registros literarios como
la obra de José Martí. En este ensayo, Lasarte ha llegado a la conclusión de que una novela
populista, cuyo límite es la escena patriarcal sin frutos, no se distancia mucho de la novela
de la tierra que tampoco logra resolver su problema de tenencia a pesar de que la naturaleza
le haya hecho el juego.
El tercer ensayo, ¿Nación transculturada? Cubagua desde Doña Bárbaraofrece
una nueva perspectiva en torno a la obra de Gallegos y la emparenta con Cubagua, de
Enrique Bernardo Núñez por cuanto representa la dicotomía letrada de la cultura moderna
latinoamericana: civilización/barbarie y la refundación de la utopía republicana, a la que
Nuñez le ha cambiado el paradigma de lo civilizatorio por una realidad distópica.
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Desde la interpretación del viaje físico (no con interés científico, turístico o político sino el
del letrado en búsqueda del contacto nacional) hasta el viaje psicológico, al fondo de
mismo, Lasarte entrelaza estas obras que de alguna manera han apostado por el proyecto de
transculturación narrativa.
Este capítulo cierra con el ensayo: “Políticas de lectura de la fábula y la nación en
Las memorias de Mamá Blanca”. En este, Javier Lasarte plantea cómo la obra de Teresa de
la Parra es uno de los modos de representación de la modernización en la literatura
venezolana. En el contexto de Las Lanzas Coloradas, Cubagua y Doña Bárbara, de La
Parra escapa de las representaciones alegóricas de la nación a través de Las memorias de
Mamá Blanca deconstruyendo los modos, los tonos y las formulaciones frecuentes en estas.
El crítico, en su análisis, hace un recorrido por las impresiones y tesis atribuidas a su obra
por los críticos para finalmente definirla como una fábula por la inserción de elementos
ficcionales e intertextualidad y no como se concibe la fábula desde su carácter didáctico.
El tercer y último capítulo, “Ensayo de crítica filológico-policial / Verdad e
identidad desmanteladas: escritura, autobiografía y política en El falso cuaderno de Narciso
Espejo” sostiene la idea que Lasarte ha venido trabajando frente a la obra de Meneses como
objeto de estudio que ofrece la construcción utópica de una nación y de hombres nuevos.
En esta lectura que el crítico hace de la obra, va en búsqueda de “elementos probatorios”
con los cuales defender su tesis. En la “pesquisa”, el autor halla dos maneras de leer la obra,
una como crítica de la Generación del 28 y otra como autocrítica de lo que fue su oficio
como escritor.
Valiéndose de su carácter tremendista y desafiante, Lasarte se aproxima a Meneses
con la mirada de Kafka, Dostoievky, Joyce, Faulkner y Borges para hallar en este el juego
de los espejos, tema recurrente también en la poesía venezolana de finales del s. XX. De
estos clásicos, el crítico intuye una jugada magistral e intenta hacer interpretaciones de la
obra sin temor a equivocarse.
Otro de los hallazgos de esta pesquisa es el elemento autobiográfico sabiamente
oculto entre las páginas de El falso cuaderno. Lasarte insiste en que hay una manera de
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velar o de decir soterradamente mucho de lo que Meneses experimentó en los sucesos de
1928 convirtiendo su novela en una proyección de su desencanto político.
Aún hoy, año 2020, muchos estudios literarios en Venezuela parecen despojados de toda
consideración externa, de sus circunstancias históricas o personales y se acercan a los textos
con la mirada inmanentista del siglo que precede. Otros se han limitado a diseñar un canon
particular y publicarlo sin pudor como una antología “crítica”. Algunos otros han
pretendido hacer del estudio crítico un poema engolado y tedioso de impresiones
particulares sin otro legitimador que sus amplios conocimientos y una bella prosa. No es
este el caso de Javier Lasarte Valcárcel quien, como ya hemos visto, ha procurado ver la
literatura como un documento sociocultural y una forma de leer el pasado y el presente.
Esta concepción se hace evidente en Aires de cambio. Cultura y narrativa en la Venezuela
del gomecismo y postgomecismo (1908-1953).
Con este libro, Lasarte nos invita a preguntarnos constantemente: ¿Quiénes somos?
¿Hacia dónde vamos? Es imperante para su estudio ubicar la literatura en un tiempo y en un
espacio, no se detiene en la mera palabra porque cada una tiene una historia y una
intencionalidad. Su premisa es revisar los referentes culturales, la situación política y
económica que gestaron la obra (aunque se oculte entre llanuras y espejos). Solo de esta
manera pudiéramos llegar al germen de una reflexión profunda no solo de nuestra literatura
sino de nuestra conciencia nacional.