Vol. 65 (106), 2025, pp.273-283 -Primer semestre / enero-junio
ISSN-L 0459-1283 e-ISSN - 2791-1179
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El número tres perfecto es
Homenaje a doña Minelia Villalba de Ledezma
Sexagésimo aniversario del IVILLAB (25/11/2024)
Sesión conjunta de la Academia Venezolana de la Lengua
y el Instituto Venezolano de Investigaciones
Lingüísticas y Literarias Andrés Bello
Luis Barrera Linares
barreralinares@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-5654-0394
Academia Venezolana de la Lengua
Universidad Simón Bolívar (Caracas)
Universidad Católica Silva Henríquez (Santiago de Chile)
En este acercamiento a la trayectoria de doña Minelia María Villalba Guillén de
Ledezma, deseo partir de la significación del número tres que, en cuanto que símbolo, alude
precisamente a una tríada léxica, luz, fuerza y unión, palabras muy cercanas a la personalidad
de la homenajeada. Su vida estuvo marcada casi siempre por un triplete de rasgos
sobresalientes y a ello quiero referirme.
Comienzo recordando, por ejemplo, que, metafóricamente, sus preocupaciones
temáticas constituyeron una trilogía: 1. Las ideas gramaticales de don Andrés Bello, 2. La
caracterización del español de Venezuela, 3. La enseñanza del español de Venezuela.
Para ello, fundamentó sus quehaceres a partir de los postulados y enseñanzas de un
triunvirato de grandes maestros venezolanos, todos académicos e integrantes de una escuela
de la que formó parte ella misma: 1. Don Andrés Bello, 2. Don Luis Beltrán Prieto Figueroa,
3. Don Luis Quiroga Torrealba.
En cuanto al primero, doña Minelia se preocupó por sus ideas gramaticales sobre el
uso del español americano y, muy importante, en las clases destacaba su condición de
adelantado respecto de las ideas lingüísticas que más adelante se desarrollarían tanto en
Europa como en América, principalmente con base en los preceptos estructuralistas
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(Ledezma y P. de Escalona, 1982). De Prieto Figueroa la sedujeron y siempre difundió sus
ideas educativas (v. Villalba de Ledezma, 2014), en tanto de la producción de Quiroga
Torrealba fue evidente el enfoque relativo a la enseñanza de la lengua materna y la
caracterización del español nacional (cf. Ledezma y Obregón, 1990; Ledezma y Barrera
Linares, 1985).
Si queremos relacionar aún más la conjunción académica de estos caballeros, habría
que recordar que don Andrés Bello fue miembro honorario de la Real Academia Española
(1851-1865) en tanto Quiroga y Prieto se desempeñaron como
Igualmente, Bello fue una de las pasiones investigativas de don Luis Quiroga
Torrealba y don Luis Beltrán Prieto Figueroa recibió con un discurso de contestación al
maestro Quiroga, cuando se incorporó a esta Academia el 2 de abril de 1987 (Quiroga
Torrealba y Prieto, 1987). En consecuencia, no resulta extraño que hayan sido personajes que
deambulan amistosamente por las páginas del discurso de incorporación de la homenajeada,
como numeraria, a la Academia Venezolana de la Lengua (AVL), hecho ocurrido el 18 de
marzo de 2013.
Adicionalmente, sus preocupaciones investigativas estuvieron relacionadas con un
proyecto trimorfo que marcó su trayectoria universitaria: 1. Las áreas dialectales de
Venezuela, 2. La constitución de una fonoteca del español de Venezuela en el Centro de
Investigaciones Lingüísticas y Literarias Andrés Bello (CILLAB, más tarde, IVILLAB), 3.
La creación de la asignatura Español de Venezuela (1985, única en el país, primero en el
Instituto Pedagógico de Caracas, IPC, luego extendida a toda la UPEL y, posteriormente, a
otras instituciones universitarias).
El proyecto sobre las áreas dialectales se desarrolentre 1974 y 1980 y Villalba de
Ledezma actuaba como coordinadora asistente del director principal, don Luis Quiroga
Torrealba. Con ella fuimos afortunados colaboradores, en compañía de don José Adames,
Hugo Obregón Muñoz, Sergio Serrón, Luis Flores Giraldo y doña Lucía Fraca. Dicha
investigación se relacionó con un recorrido investigativo por todo el país, en busca de la
identidad lingüística del venezolano. Con ella como guía, en dicho proceso aprendimos de la
gente y de sus particulares modos de expresión, actividad de la que no estuvieron ausentes
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las salidas jocosas de nuestros hablantes. Merece la pena un breve recordatorio de este
aspecto que siempre celebramos con doña Minelia. Por ejemplo, como parte de las
indagaciones fonéticas, buscábamos cerciorarnos de la pronunciación de la [ y ], en la palabra
[máyo]. Durante una de las indagatorias, aspirábamos a que uno de nuestros informantes
dijera una de las opciones siguientes: [máyo, máio, má ʎo]. En algún momento, buscando la
espontaneidad y el automatismo en la pronunciación, sin darle mucho tiempo a pensar, se nos
ocurrió preguntarle lo siguiente:
—Señor, ¿Qué sigue después de abril?
Hasta el día de hoy, ignoramos si lo hizo con intención o no, pero, en efecto, la respuesta
fue automática. Con seguridad absoluta, aquel caballero respondió sin titubear:
-Bueno, después de abril viene cerral…
Quiero referirme también al establecimiento de una tríada de fechas relevantes durante la
carrera académica de doña Minelia:
1. 1995. Es elegida miembro correspondiente de nuestra AVL por el Distrito Federal, y,
para incorporarse, ofrece una aproximación al género flexivo en -a, con un importante
aporte que hoy es de total actualidad: la negación de la mujer profesional a
autodesignarse o a que se la designe en femenino cuando ejerce alguna determinada
profesión u ocupa algún cargo público. Para aquellos años, muy pocas damas se
resignaban a ser médicas, abogadas, psicólogas, ministras, concejalas e incluso
presidentas. Una de las razones para ello se relaciona con que, socialmente, se
consideraba dichas designaciones femeninas como despectivas o peyorativas
(Villalba de Ledezma, 1995). Algunas veces sus informantes aportaban incluso
motivos muy comprensibles, sea el caso emblemático del femenino poetisa, alusivo
a “las mujeres que hacían versos cursis” (p 205).
Sabemos que, todavía a estas alturas, persisten diversos prejuicios respecto de
esto, aun por encima de los avances en los estudios del lenguaje incluyente. Aparte
de algunos sintagmas marcados por el desprestigio (v.g., la jefa, la lideresa, la
choferesa), una de las posibles causas subliminales de esa situación es que, cuando
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consultamos algunos términos alusivos a ese campo semántico, e
independientemente de que actualmente se les marque lexicográficamente como
desusados o de poco uso, el Diccionario de la lengua española (cf. RAE y ASALE,
en línea) define algunos de estos conceptos sobre ocupaciones femeninas con la
coletilla “la mujer de…; por ejemplo, Médica, acepción 3, “mujer del médico”;
ministra, acepción 14, “mujer del ministro”; generala, acepción 3, “mujer del
general” (v. Barrera Linares, 2023). Otras veces, algunas de dichas palabras están
signadas por una tradición que las ha estigmatizado; tal es el caso de bachillera. Salvo
excepciones, son mucho más que escasas las instituciones hispanas de educación
media o preuniversitaria que en sus títulos denominen bachilleras a las damas que de
ellas egresan. Si dejamos aparte la referencia a la escolaridad, hay una tradición en la
que ese vocablo persiste aureolado por definiciones como las siguientes: Bachillera.
“Mujer habladora, amiga de cuentos y mentiras, importuna, que se tiene por
entendida, que en todo se mete (Domínguez, 1846-47), Bachillera. La mujer
entremetida, parlanchina y aun petulante. Úsase también como adjetivo en
terminación femenina para aplicarlo á la que habla mucho ó más de lo necesario. (De
Castro y Rossi, 1852); Bachillera. “la mujer que habla mucho o sin concierto ni
conformidad (DLE, 1869, cf. RAE, en nea, NTLLE); De allí que alguna vez nos
hayamos preguntado si, con tales antecedentes semánticos, alguna dama realmente
aceptaría ser designada como bachillera. (Barrera Linares, 2021).
2. 2005. La institución donde se inició como profesora universitaria, la Universidad
Pedagógica Experimental Libertador, (UPEL) le otorga la más alta distinción
académica, el doctorado honoris causa, con lo que se consolida su trayectoria dentro
de los espacios universitarios.
3. 2013: por iniciativa de un grupo de académicos del que me honró formar parte, y a
fin de celebrar su trabajo incansable, propusimos su candidatura para la elección
como numeraria de la AVL, a fin de que ocupara el sillón letra S, precisamente en
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sustitución de don Luis Quiroga Torrealba.
1
Era casi obvio que dedicara su discurso
a resaltar los aportes del maestro a quien sustituiría y así lo hizo, titulándolo Luis
Quiroga Torrealba: una vida al servicio de la educación venezolana (v. Villalba de
Ledezma, 2013). Sobre él decía lo siguiente:
[…] concebía como función esencial de la escuela, en todos sus niveles, la
formación de un ser humano culto, capaz de adaptar su manera de hablar a las
distintas situaciones comunicativas donde tuviera que actuar (Villalba de
Ledezma, 2013, p. 7).
Del número 2, podríamos extraer otro trinomio sobre referencias educativas
relevantes. La primera, su actuación como coordinadora del Centro de Investigaciones
Lingüísticas y Literarias Andrés Bello (CILLAB, 1979-1986, más adelante IVILLAB). Bajo
su dirección, se cerró el proyecto de las áreas dialectales de Venezuela que, durante el lapso
1974-1980 y en una conjunción de docentes y alumnos del seminario Ángel Rosenblat, en
alianza entre el CILLAB y el departamento de Castellano, Literatura y Lan del IPC, implicó
la realización de una serie de entrevistas con hablantes de diferentes regiones del país y la
aplicación de un cuestionario con el que se buscaba registrar 202 fenómenos fonéticos y 241
términos del léxico nacional (v. Cuestionario para delimitar las áreas dialectales de
Venezuela, 1979).
La segunda, su participación como directora de la prestigiosa revista LETRAS (1979-
1985) que, debido a los aportes a la investigación en lengua, literatura y su enseñanza, ha
merecido un puesto importante entre las publicaciones periódicas más prestigiosas del ámbito
hispano y, gracias a quienes la han dirigido desde su fundación como Boletín del
departamento de Castellano, Literatura y Latín del IPC (1958), hoy supera el centenar de
números publicados y es reconocida por diversos índices internacionales (v. Barrera Linares
y Fraca de Barrera, 2022).
1
En consonancia con los requisitos planteados en el Estatuto de la AVL, la propuesta fue respaldada por cinco
académicos: Lucía Fraca de Barrera, Horacio Biord Castillo, Yraida Sánchez de Ramírez, Rafael Ángel Rivas,
y Luis Barrera Linares.
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En tercer lugar, la profesora Ledezma actuó además como consultora del Proyecto
de Reforma Educativa adelantado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes entre
1997 y 1999. En ese mismo campo, más adelante se desempeñaría como asesora del
Ministerio del Poder Popular para la Educación, actividad en la que fue motor principal para
la colección Bicentenario, constituida por un conjunto de libros de texto de lengua y literatura
para la educación media. Respecto de dicho proyecto, expresó lo siguiente en su discurso de
incorporación a la AVL:
Los libros de Lengua y Literatura se han concebido de acuerdo con el desarrollo
biosicológico y social de los jóvenes. De acuerdo con esta concepción, las actividades
se organizan siguiendo una progresión acumulativa de los contenidos de aprendizaje.
Por eso, se va de los más simple a lo más complejo. […] Esto permite un aprendizaje
más significativo y genera la discusión; permite, además, la integración de los grupos
y muchas veces es fuente de aprendizaje también para los docentes (p. 39-40).
Para continuar, podríamos referirnos a la triangulación de algunos productos tangibles
y vigentes de su producción académica:
1-Cuestionario para delimitar las áreas dialectales de Venezuela (1979, en
colaboración grupal).
2- Algunos fenómenos morfosintácticos del español de Venezuela (1985, con Luis
Barrera Linares).
3-Gramática del español de Venezuela (1990, con Hugo Obregón Muñoz).
A su vez, y entre otros aspectos, con base en estas publicaciones, podríamos
formalizar un tríptico principista:
1- Su foco de trabajo lingüístico de campo fue siempre el español venezolano
(relevante para la formación idiomática de la identidad nacional y sus
características).
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2- Por primera vez en el país se intentaba describir en todos sus aspectos (léxicos,
fonetológicos y morfosintácticos) la variedad estándar nacional, harto importante
para la enseñanza de la lengua materna en la escuela.
3- En buena parte de sus publicaciones, doña Minelia publicó en compañía de
alguien, lo cual habla de su mirar cauteloso a la inevitable egoteca propia que
todos, en mayor o menor medida, vamos construyendo y, en consecuencia, de la
necesidad de compartir con otras personas su metodología de trabajo y mostrar
resultados validados por alguien más.
Ya casi para cerrar, recordemos otra de las anécdotas que más la hacían reír cada vez
que hablábamos de los entretelones del ya referido proyecto de las áreas dialectales.
En busca de la conjunción articulatoria de dos consonantes nasales [mn], hacíamos malabares
para que una de nuestras informantes de la población de Caucagua nos dijera la palabra
columna. La describíamos sin nombrarla; señalábamos alguna de las que sostenían el techo
de la casa. Y la palabra no salía de los labios de aquella dama. Ante el supuesto temor de que
ella quedara mal con el grupo de profesores, mientras realizábamos la encuesta, su marido
no se apartó de ella ni un instante, Y en vista de que la señora tardaba en responder, se
interpuso para dar él la respuesta esperada, exclamando:
—¡Pero ¿cómo no vas a saber eso, mijita?, ¡si hasta hay una canción que dice
“columna que brilla en diciembre…”!
2
Concluyo diciendo que he querido poner en evidencia los motivos por los cuales
podría afirmarse que doña Minelia de Ledezma valía por un trío o un terceto. Para ello he
resaltado su paso trilateral por las instituciones, por la educación, por el país, siempre a favor
de la enseñanza, la investigación de nuestras formas de expresarnos y su difusión en la
2
Obvia confusión o “fusión” con el reconocido aguinaldo venezolano uno de cuyos versos de la letra dice “Oh
luna que brilla en diciembre, se oye el rumor de un cañonazo…”.
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escuela. Podríamos decir que, para describir trayectorias como la suya calza muy bien el
célebre dicho indicativo de que “el número tres perfecto es”.
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