
https://doi.org/10.56219/letras.v65i107.4730
En el capítulo 13, “La tengo más grande”, además del sugerente título en sintonía
con el juego de palabras y el número del apartado, que podría no pasar desapercibido a
cualquier ilustrado statuquista o bienquedado, hace referencia a la competencia real entre las
lengua por ser uno de los idiomas más hablados del mundo. Ventila cuestiones como los
múltiples prejuicios asociados a la utilidad, o no, de aprender y hablar una lengua con pocos
hablantes y se ilustra con estudios de casos de la lengua uzbeka, bengalí, punyabí, junto al
inglés, chino, hindi, español, ruso, japonés, árabe, etc. Asimismo, se mencionan el caso del
inglés, que continúa siendo lengua oficial en Europa, a pesar del Brexit, y muchos otros temas
que incluyen hasta el kichwa y el quechua con todas sus variedades, entre otras lenguas del
mundo.
Llama la atención el título “Mesetarians”, del capítulo 14, en el que se toca el tema
de la actitud de superioridad de quienes desprecian lo regional por no considerarlo
prestigioso. Se usa el estudio del paisaje lingüístico para sustentar el caso de una queja de un
conductor porque en una carretera española decía “A Coruña” y no “La Coruña” y se muestra
cuán demagógico es considerar el promover las lenguas minoritarias como un acto
ideológico, mientras el promover el español sí se considera natural.
En el penúltimo capítulo, el 15, titulado “Muerte al gatito del Parlamento español”,
se incluye lo que podría percibirse como una travesura satírica que ironiza sobre la posición
de algunos parlamentarios que han asumido una posición cuando les ha tocado legislar en
torno a las lenguas de España. Habla de los partidos políticos españoles (PP, PSOE, VOX,
UPN, entre otros), dejando en evidencia la necesidad de visibilizar y crear consciencia en
torno a estos temas de discriminación lingüística que, al fin y al cabo, y de principio a fin,
son ocasionados por los, o generan, conflictos.
El capítulo 16, “Las lenguas las mata el Estado”, es elocuente al presentar casos de
glotofagia en México, Vietnam y el maltrato simbólico a las lenguas minoritarias en el Reino
Unido, Francia, China, Chile… y sostiene que, por ejemplo, sólo con el caso de los gitanos,
hay suficiente evidencia para incluso incluir a España en esta lista. La autora se lamenta de
que, como especie, los seres humanos no seamos capaces de mantener o estar orgullosos de
nuestras culturas, sino que, considera, existen individuos que discriminan por cualquier